Rota
la noche
trenzamos
las horas,
devoramos
los silencios
desciframos
el pentagrama de los miedos.
Frente
a frente
nos
mostrarnos sin máscaras
tal
como somos.
Porque
el día menos pensado
el
futuro llega
y
se instala y es,
dejando
atrás el tal vez o el será,
solo
es.
Por
ello nos asombramos
ante
la cálida voz que abraza y protege,
ante
el tacto amable de la entrega sin factura.
Nos
descubrimos
antes
y después del temblor.
Un
murmullo de versos susurrados
desmadeja
los nudos de la costumbre.
Dejamos
exhaustas las palabras,
el
universo se estremece.
En
este crepitar
donde
se despiertan los sentidos acallados
la
piel arde.
Los
impulsos sin pudor se vierten,
desbocados
en la tierra virgen.
Un
instante
donde
el suspiro se escapa
y
lo envuelve todo.
Donde
eres tú, más tú que nunca,
más
tú que siempre.