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jueves, 27 de noviembre de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO...CUMPLEAÑOS



Desde que se jubiló a Teresa le gustaba remolonear bajo las sábanas, mientras el despertador le anunciaba que la noche había tocado a su fin. Le era tan placentero permanecer en esa quietud y escuchar las noticias en su pequeña radio color rosa chicle; que ni el olor del café recién hecho, conseguía sacarla fuera de este su particular espacio, hasta bien entrada la mañana. En alguna ocasión le preguntaron por esa radio, de color tan diferente a lo esperado en una señora de esa edad. Ella respondía frunciendo el ceño, que era un regalo de sus nietas y dando por zanjado el tema, cambiaba de conversación.
Hoy sin romper aún el alba, aceleró el momento de levantarse. – He de darme prisa, aún queda mucho por hacer, se dijo, mientras peinaba tirante su pelo gris y lo ajustaba en un retorcido moñito sobre su nuca. Pronto estarán aquí. Tengo tantas ganas de verlos, de sentir sus abrazos, de oír sus voces, sus risas…
Un pellizco, se le agarro en la boca del estómago al pensar en sus siete hijos, cerrando el paso de las mariposas que revoloteaban en él. Era consciente de las ausencias de ellos, porque en su memoria ya hacía tiempo que fueron desdibujándose sus rostros adultos, no así las caritas infantiles que ella tanto acarició. En su amor infinito todo lo disculpaba, ¡estaban tan ocupados! Pero hoy cumplía noventa años, seguro que no faltarían a la fiesta. –No es tiempo de lloros, se riñó, secando las lágrimas que se asomaron a sus ojos, con el pañuelo de batista, que siempre llevaba entre el brazo y el jersey. Con esmero, vistió la mesa de gala, luego se sentó a esperar.
La enfermera de guardia, durante su ronda, la encontró recostada en el viejo sillón de orejeras, sola, como siempre estuvo desde que ingresara en el centro. Al llamarla no despertó.
Tras cumplimentar la documentación para cerrar el expediente, la secretaria preguntó, ¿algún familiar al que avisar?


Celebremos otros cumpleaños en casa de Alfredo.

jueves, 13 de noviembre de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO...Supersticiones


El día llegaba tarde, pero yo le estaba esperando. Alerta con el dedo sobre el botón del despertador y los ojos bien abiertos, no dejé que sonara. De haber podido, habría detenido el tiempo. ¡Viernes y trece! ¿Cómo iba a poder luchar contra todo el mal que se me venía encima? Pésimos augurios, lagarto, lagarto, —recité, dibujando una cruz en el aire como último intento de alejar las energías negativas. Desde luego no me vestí de amarillo, ni tan siquiera saqué el espejito para dar una última ojeada al trazo de lápiz sobre los ojos, porque estaba segura de que se me caería, en un descuido, haciéndose añicos.
Al salir de casa lo primero que adelanté fue mi pie derecho, luego me anduve lista de no pisar las rayitas de las baldosas, que eso atrae  malas vibraciones. De camino a la parada del autobús, procuré tocar mucha madera. Menos mal que no se me cruzó ningún gato negro, porque de haberlo visto, salgo corriendo de nuevo a casa. A pesar de tomar todas estas precauciones, algo dentro de mí se revolvía. Un despido, –me digo- va a ver un despido y será el mío, ayer lo vi en la cara del presidente. Toco con desesperación la pata de conejo que cuelga del llavero.
Subo al autobús, como era de esperar ni un solo asiento vacío. Nerviosa y de pie, repaso la presentación.  Tartamudearé y se reirán. ¡Cuánto desánimo! Intento relajarme, el conductor enciende la radio. Para distraerme, sigo atenta la conversación de los locutores… “Nos remontamos a un viernes trece de octubre de mil trescientos siete. La orden de los Caballeros Templarios, fue perseguida por la Santa Inquisición. De ahí que esta fecha se considere de mala suerte, en la mayoría de las culturas occidentales, no así en España, donde la mala suerte se asocia a los martes y trece…”

Suspiré aliviada, mi respiración comenzó a relajarse y el instante  quedó suspendido. Luego tras unos anuncios publicitarios, notificaron el número premiado del sorteo de la lotería, el setenta mil trece. Atónita abrí mi cartera y un boleto con esas cifras, allí estaba.


Muchas y muchos supersticiones en casa de Mª José.


viernes, 7 de noviembre de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO...La dimensión desconocida

Imagen de Elena Vizerskaya


La sentencia
 

La observan desde la otra dimensión, la  que ella jamás quiso traspasar. Y todos hablan, pero ya nadie le pregunta. Demasiados fantasmas para cargar sobre mi conciencia, –pensó cuando le propusieron dar el paso–. Ellos, seres superiores de una ciudad de viento y marea, no asumieron tal desprecio. Una turista perdida entre los laberintos de esa jungla de espejos, se siente ella, mientras atraviesa el corredor acristalado y se deja acariciar por los rayos tibios de un sol de invierno. Estas son las únicas caricias que su cuerpo siente desde la reclusión.
Tantos silencios la delataban –comentan para acallar conciencias–. Ella escucha el eco de esas palabras, que caen en el cráter de su alma, pero ya no duele semejante liturgia. Ahora por fin vive en paz,  aunque sea encerrada en la capsula de aislamiento. Alcanzó su deseo, seguir siendo humana, mientras ellos, ellos…son otra cosa.


Otras dimensiones en casa de Yessy