El espejo de tus
ojos
Desde hacía unas semanas andaba absorta, con
un run run cansino y constante en su cabeza. Un temor irracional de pérdida, se
le había instalado en el mismo centro del corazón. Con objetividad intentó
desahuciarlo, pero cualquier argumentación se le venía abajo. Tonterías, le
dijo Lucas, cuando le expuso sus recelos. Él que se desvivía por ella, que no
había aniversario sin regalos, ni noche que no le arropara con sus besos, ni
mañana que no la despertara el sonido de su nombre entre su boca, no alcanzaba
a entender que dudara un solo segundo de su amor y de su entrega incondicional.
Pero la semilla de la sospecha estaba allí, germinando, creciendo, haciéndose
dueña de su intimidad. Loca, se decía, me estoy volviendo loca. Hasta aquella
noche, en la que en un descuido, mientras hacían el amor, sus ojos se posaron
sobre los de Lucas y la imagen que estos le devolvieron, no fue la de ella.
Otras imágenes disparadoras de historias en el blog de Mónica - Neogeminis
Enfrentarse a la verdad tan temida suele doler, lastima mucho, pero debemos enfrentarla, peor es la negación.
ResponderEliminarUn abrazo San, te agradezco mucho por participar.
Cuando hay una verdad es inútil adormecerla, la verdad suele flotar, Una historia muy bien construida. Abrazos
ResponderEliminarMuy buena historia y dolorosa pq la verdad duele pero es mejor afrontarla que vivir en una mentira ..
ResponderEliminarAbrazos feliz finde
Tarde o temprano la verdad sale a la luz. Aunque muchas veces las dudas generan en nuestra mente imágenes distorsionadas de la realidad.
ResponderEliminarEs un relato inquietante y me encantó haberlo leído.
Un abrazo enorme.
No es fácil escribir como tu lo haces. Sonrio mientras te elo
ResponderEliminarte mando luz dorada para tu alme enamorada de la vida
EliminarEs precioso el relato... Qué tristeza tuvo que sentir... o intuir...
ResponderEliminarMuchos besos.
Tu relato en el fondo duro lo relatas con una sensibilidad unica, es duro reconocer la verdad, pero es mucho peor vivir en la mentira, besos.
ResponderEliminarMoli, describe perfectamente lo que yo habría escrito
ResponderEliminarCuanto más leemos más nos fijamos en la forma de narrar. En lo que se dice y cómo se dice, y sobre todo en todo lo que se es capaz de callar. Tu narrativa es excelente y en pocas palabras has desarrollado toda la historia.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Es que intuitivamente SABEMOS, aunque exteriormente
ResponderEliminarnos quieran engañar.
Muy buen relato.
Besos, San
Una piacevole scoperta il tuo blog, arrivo qui tramite degli amici, i miei complimenti per i tuoi testi sarà un piacere poterti seguire.
ResponderEliminarSi hubiera sido un hombre no sólo no hubiera visto esa iamgen en la pupila de ella sino que hubiera sido el último en enterarse. Es lo que hay. Tonto, que eres mu tonto.
ResponderEliminarBesos.
Ay!!! con la semilla de los celos y la deconfianza. Convine procurar que no germinen. Porque estas sospechas nos pueden jugar una mala pasada. Un abrazo, querida SAN.
ResponderEliminarPero... ¿quién le menda a mirar allí habiendo tantas otras cosas en las que pensar en ese momento?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Que inquietud! como es que el cuerpo avisa? eso siempre me ha sorprendido y tambien nos pone falsamente en guardia...
ResponderEliminarMe ha encantado la contundencia de tu relato, te arroja una emoción de agobio asi a la cara, que claro, no es agradable pero celebro el efecto que logras con las palabras
Abrazo grande
Interesante microrrelato, las mujeres somos muy perceptivas, me gustó tu blog.
ResponderEliminarTe mando un beso desde mi planetas de cristal, desde ya te sigo.
Paula.
Uf, qué triste el final... y qué dolor debió de sentir la protagonista, ¡no puedo ni imaginarlo!
ResponderEliminarUn besazo, San
Pues qué pena tan grande.Más desilusión y eso duele!
ResponderEliminarTu relato nos lleva a vivirlo como si fuera real
Muy bien descrito!
Besucos Sam
Gó
Esa lucecita parpadeante nos avisa que algo pasa.... intuicion?????
ResponderEliminarGrato visitarte
Cariños