Pages - Menu

miércoles, 19 de octubre de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO. Mitos y Leyendas


Voy a situaros queridos amigos,
 “Estamos en la ciudad del Santo Reino, Jaén, este reino mantiene su identidad desde Abderramán IV en 1018, continuando con Fernando III.
Ciudad de la Atlántida neolítica y calcolítica , la mayor y más antigua de la vieja Europa prerromana. Estamos en la Orongis ibera; en la Auringis íbero-cartaginesa; en la Aurgis y Flavia romana; en la Giyen y Geen árabe y judía, capital de la Cora de YayYán; en la cristiana Iaén. Hoy, el espíritu de todas ellas confluye en esta histórica ciudad. (Matías D. Ráez Ruiz”

Ya situados y tomando asiento os contaré lo que desde pequeña escuche narrar, relato que aún se escucha y yo misma detalle a amigos y familiares a los que acompañe para que conocieran donde vivía la bestia, hace tan solo unos días.
Esta historia como otras muchas nos las narraba la madre de mi amiga Ana. Por aquel entonces Ana, Lola y yo éramos inseparables. Ana era hija de los panaderos del barrio, vivía en una enorme y maravillosa casa, con un patio central, este estaba rodeado por corredores acristalados, cristales de colores formando mil imágenes a cual más bella. En la parte baja, en semisótano estaba la panadería.
Ana era la unica hija, hija buscada con mucho esmero, tanto, que antes de ella nacieron nueve hermanos varones, pero no importaba, su madre deseaba una hija y ella llegó.
 Lola y yo nos perdíamos en aquella casa día sí y día también, no solo por la grandeza del lugar sino por Rosario la madre de Ana.
Rosario contaba unas historias mágicas, historias, de princesas, hadas y duendes, que nos mantenía durante horas sumergidas en el mundo de los cuentos y sueños.
Una tarde después de recoger nuestras tortas y chocolates regalo de papa panadero, Rosario se dispuso a narrarnos un cuento, mejor dijo una leyenda. Se sentó junto al fogón y colocó tres sillitas formando una media luna a su alrededor y con su tierna voz nos dijo: Este cuento es distinto, es una leyenda, la leyenda del LAGARTO DE LA MALENA:
La voz se torno suave al igual que la luz que nos envolvía, embelesadas la mirábamos y con gestos parsimoniosos contó que frente a la iglesia de la Magdalena, cada noche salía un lagarto gigante que hambriento se comía todo lo que por allí pasaba, se paseaba por calles y huertas del barrio buscando con que saciar su voraz apetito, no importaba que fuera animal o humano todo servía para calmar el rugir de las tripas del gigantón lagarto.
Al caer la noche ningún vecino quería salir de su casa y si habían de hacerlo eran cautelosos y jamás lo hacían solos.
En la cárcel un preso que había sido condenado a muerte escucho estos hechos y pidió al Alcalde de la prisión su libertad a cambio de matar al lagarto. Tan desesperados estaban que accedieron.
El encarcelado pidió un caballo, un saco repleto de panes calientes, una piel de cordero y un saco de pólvora.
En la noche de luna llena, colocó frente a la cueva donde vivía el lagarto un pan calentito, humeante y se escondió. El lagarto al olor de aquel apetitoso pan, despacito salió. En esto andaba el lagarto cuando escucho un ruido, era el preso y rápido el reptil lo quiso embestir. Este montó a caballo y a medida que huía iba echándole pan tras pan, panes que el lagarto devoraba con ansias desmesuradas, así continuo hasta llegar a San Ildefonso, donde arrojo el saco de pólvora con la mecha encendida. Este saco lo había envuelto en la piel del cordero, el lagarto glotón lo comió entero y cuando llego el mortífero alimento a su estomago el monstruo reventó.
¡BOOOMMM!  Las tres niñas con el corazón en la misma garganta, gritamos ¡ AAAAHHH!, ¡Mamá! ¡Rosario, siempre haces igual! Reíamos nerviosas y asustadas.
Y esto les pasa, continuo sonriendo, a todos los glotones que tanto comen. Desde entonces se quedó el dicho: Si sigues comiendo así reventarás como el LAGARTO DE LA MALENA



Visitad y disfrutad de muchas leyendas más en casa de nuestra anfitriona CECI

25 comentarios:

  1. Es la historia de nuestra ciudad, una leyenda que se va contando a través de los años, pero yo no me la creo. De todas formas las leyendas dan a las ciudades y pueblos un toque de morbo y de misterio, no está mal, que no se acabe la fantasía.

    besicos.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado tu relato^^ Saludos

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado esta leyenda Sam, en todas las ciudades hay muchas de estas y las relatamos a los que vienen cuando les enseñamos esos sitios, es cierto, asi que espero que algun dia me acompañes enseñandome tu ciudad y disfrutando de tus historias.
    besitos

    ResponderEliminar
  4. Mientras te leía era poseida por un encantamiento, es lo que ocurre cuando alguien tiene tan buena redacción. Es una leyenda con moraleja muy didática y misteriosa.
    Ana me parece una mujer excepcional, con tantos hijos y trabajo, todavía tenía ánimos de contar historias a los niños.
    Me acordaré del Lagarto de la Malena cuando me ataque el hambre.
    Feliz día.

    ResponderEliminar
  5. La gula mató al lagarto comilón.
    Me suena este cuento, se parece al gigante tragaldabas o al Cíclope Polifemo.

    Me alegra que su voracidad salvara la vida de aquel hombre valiente, lo que vale el ingenio.
    Colorín colorado, me ha gustado este cuento de Aurgis Flavia !salve! amiga San, pronto veré tu dulce sonrisa.

    ResponderEliminar
  6. Soy de un pueblo de Jaén y estudíe allí tres años, habia oído la leyenda pero se me había olvidado. Gracias por contarla. Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Hey!!!!!!!, que bueno, leyenda con moraleja incluida, todo un dos-en-uno, fantástica elección. En todas la ciudades sobre todo en las de caracter histórico hay leyendas de ese tipo. Muy bien traída a este jueves, San, y muy significativa la foto del lagarto comilón.
    Un beso

    ResponderEliminar
  8. Curiosa leyenda, que valió la redención a un preso.
    Bonita imagen de las tres niñas en torno de la madre con cautivadora capacidad de narrar.
    Un abrazo, San.

    ResponderEliminar
  9. Más de una moraleja veo en la leyenda, por un lado destaca que los malos siempre acaban mal y por otro que la glotonería trae sus consecuencias. Esta noche pasaré del chocolate. Un beso

    ResponderEliminar
  10. Pero qué historia DEVORADORA. Nos atrae la atención de principio a fin. Eres una gran contadora (y escribidora) de cuentos. Trasmites el suficiente interés en la historia que nosotros también terminamos como esas tres niñas.

    Enhorabuena y gracias por el disfrute.
    Besos, San!!!

    ResponderEliminar
  11. Bonita y divertida historia y sobre todo bien contada. No me estraña que os quedárais con la boca abierta escuchando.
    Un abrazo
    Carmen Andújar

    ResponderEliminar
  12. en ese ruedo de media luna habia una quinta silla: la mia. Te he leido con la misma atención que vosotras mantençiais. Precioso

    ResponderEliminar
  13. Ohhhhh que buena historia! Es de ese tipo de cuentos que uno escucha encantado cuando es niño y luego conserva para siempre en su memoria. Sobre todo si tiene un dicho tan aplicable como "si sigues comiendo asi reventarás como el lagarto de la Malena!" . Pobrecito lagarto, cruel método para desaparecerlo, me da pena.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Oye... que me ha encantado tu lagarto. Yo también me quedé con la boca abierta.
    Un beso amiga,
    Celia

    ResponderEliminar
  15. Bonita leyenda ha sido inquietante pasar a leerte.
    que tengas un feliz fin de semana.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  16. Bonita historia...y bonitas fotos....un beso desde Murcia....

    ResponderEliminar
  17. ¡Que alcurnia de ciudad tienes San!, me fascinan las ciudades con tanto bagaje e historia, con todo lo que ello implica desde el aspecto cultural, de la diversidad y su riqueza.
    A todos estos glotones les pasa siempre igual, también en otros cuentos, por suerte son predecibles no? El lagarto de la Malena, ese de piedra es su referencia?
    ¡Que placer debe haber sido el tuyo, cuand eras chica, de sentarte frente al fuego a gozar de estas historias!
    Te mando un gran beso

    ResponderEliminar
  18. alguien me decía ayer que tenía un su tío..alguien me decía ayer que en siendo pequeñita...un su tío le contaba historias parecidas a esta tuya, vamos, de miedo...yo la decía que sólo faltaba el lugar correcto, es decir, estas historias se deberían de contar al calor de una lumbre baja, al calor de un fuego a media luz y en semipenumbra. eso mismo te digo a ti, chelo-san...
    nunca tuve una persona mayor que me contara historias de estas, al menos no me lo recuerdo...así que este tu relato de mieditisssss, así que esas tres niñas escuchando a la madre de una de ellas, en mí, se hace envidia...
    medio beso, san-chelo.

    ResponderEliminar
  19. Lagarto ilustre, pues tiene una escultura y todo, supongo que sería antes de comerse el cordero-bomba.
    Después, aún estarán recogiendo los trozos.

    Divertido ahora que somos adultos, de niños el "canguelo" tiene que ser morrocotonudo.

    Besos

    ResponderEliminar
  20. Me encantan las leyendas, que bonitas y más cuando se siguen contando de padres a hijos.
    Aunque estoy pasando poco, no les olvido. Besitos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  21. Menos mal que nunca he sido glotona, jejje. ¡Qué miedo ese lagarto¡

    Un beso

    ResponderEliminar
  22. Precioso, san , ya tengo gana de patear un poco de Jaén.
    Soy la reyes,besos.

    ResponderEliminar
  23. Conocía la leyenda, aunque la conocía como la leyenda del lagarto de Jaén. Son muchas las ciudades que tienen su lagarto, dragón, caimán u ofidio gigante, pero ninguna leyenda tan famosa como la del lagarto de esa preciosa ciudad andaluza. Has ambientado tu narración de forma que he vivido la misma casi en primera persona en tensión y envuelto en olor a pan caliente.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Qué bonita historia, y sobre todo qué bonito tener a alguien ingenioso y paciente que te la relate de viva voz.

    ResponderEliminar
  25. Yo también me hubiera apuntado a esas tardes, merienda y relato.

    Que agradable lectura la de tu relato San.

    Besos glotones

    ResponderEliminar