Pages - Menu

viernes, 4 de noviembre de 2011

Este jueves una convocatoria: PEQUEÑA MUERTE

"Por  cuestiones viajeras adelantamos día y hora, 12 de Noviembre encuentro valenciano."


Muerte lenta

Hay días en los que al pasear por el parque
decides no montar en el columpio verde que alegre te llama.
No quieres tocar las nubes blancas de algodón,
no deseas mirar el azul del cielo limpio de estrellas,
la luna no ilumina tus sueños.
Y esa  bóveda celeste
adornada por un redondo sol amarillo limón te deslumbra
haciendo entornar los postigos de tu cara.
Entonces ves allí, al fondo del círculo de tierra árida y seca,
un interminable tobogán,
suave línea aterciopelada
que te invita al descenso en una caída  sin fin.
Subes despacito las barras de  hierro forradas de escarcha helada.
Escaleras que te acercan hasta el mismo borde del precipicio.
Y cerrando el alma y el corazón a la voz amiga,
al amor sincero, te dejas caer.
Y la vida se te escurre
y bajas, bajas, bajas
Y desciendes al abismo tenebroso,
bruma espesa de lo que está por venir
No luchas, te dejas
y bajas, bajas, bajas
Y te dejas.
El embriagador canto de sirenas no retumba en tus oídos
¡qué más da! tampoco las quieres escuchar.
Y Bajas, bajas, bajas
tocas fondo, te embarras.
Lodo húmedo de lágrimas saladas.
Barco de papel es tu cuerpo que el viento arrastra,
Lenta muerte desgarrando el silencio que de tu boca estalla.
Y te dejas y bajas
hasta pisar  tierra firme,
losa que aplasta y a su vez te para
te enfrenta, te encara.
Es entonces, cuando menos lo esperas
que brotan en tu espalda transparentes alas.
Ave Fénix que renace de las cenizas de un infierno dibujado en tus entrañas.
Y esa muerte lenta se deshace hasta un nuevo mañana.
Algunas muertes más en casa de Gus

34 comentarios:

  1. Oye, que ha dado gusto morirse un poquito leyendo los versos, y me he dejado caer, sí. Todo un poema.

    Me ha encantado.

    Un besazo, guapa.

    ResponderEliminar
  2. Una maravilla de poema, y te dejas, te dejas, y salen preciosidades como esta, opino como la compi Encarni, leyendo esto sería una buena forma de morir.

    BESICOS, GUAPETONA.

    ResponderEliminar
  3. Has dibujado en palabras un bello ciclo,cuando parece todo morir, llega ese glorioso nuevo día.

    Un beso San!

    ResponderEliminar
  4. Y, al final la esperanza.
    Menos mal, porque ese abismo lo hemos vivido todos algún día. Cuando llegas al suelo ya estás bien: lo malo es la caída interminable.

    ResponderEliminar
  5. Deberíamos llevar esas alas transparentes de serie, porque vivimos en caída libre desde que nacemos.
    Me llegó tu poema.
    Un abrazo y feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  6. A mi me nacen las alas SIEMPRE a la orilla del mar de invierno. Renazco, tras graves dificultades, en una décima de segundo. Se hace un clik y fin. A empezar de nuevo, renaciendo como un polluelo de las cenizas.

    Besito.

    ResponderEliminar
  7. Morir despacio y dejándose llevar, así debiera de ser siempre...

    Me quedo con todo ha sido toda una experiencia, San
    Nos vemos pronto.

    Besos

    ResponderEliminar
  8. Genial esa petite mort. Así da gusto...

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. es la esencia plutoniana, muerte y resurrección. Transformación. Ave Fenix como bien mencionaste.
    Me encantó tu texto. No le sobra una letra.

    ResponderEliminar
  10. San, que no sé porque razón he entrado pocas veces en tu blog y lo siento porque tienes cosas maravillosas.
    Este post Muerte lenta, me ha gustado mucho, es como la vida misma y mañana otra vez a comenzar.
    Seguiré por aquí.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. No hay vida sin muerte o viceversa, un saludo desde Tomara que tu viera...

    ResponderEliminar
  12. Me has hecho sentir esa petit mort, San, un texto logrado.
    Un cariño.
    HD

    ResponderEliminar
  13. Hola SAN
    Hermoso poema que pinta la realidad de muchas personas. Ojalá esas alas brotaran pronto para salir de esa caída que así no sería interminable y pudiera convertirse en el ave fénix renaciendo cada vez con mayor fuerza.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Sí que deberíamos traer, de serie, unas alas dispuestas a desplegarse para evitarnos la caída libre y sin protección en esos momentos de tobogán insufrible e interminable...

    ¿sabes? siempre me dieron miedo los toboganes, tal vez porque en mi infancia no había y no pude practicar la dulce temeridad de cuando somos niños

    Me encantó San :)

    dos abrazos

    ResponderEliminar
  15. Hola San.

    Impresiona la lectura de tus letras. Sobre todo a quien, alguna vez, ha subido despacio unas barras de hierro forradas de escarcha helada...

    ¡Genial, San!

    Un abrazo.

    Maat

    ResponderEliminar
  16. Columpio, tobogán, vértigo...un viaje sutilísimo a las sensaciones, una evocación indirecta a la "pequeña muerte" en los sentidos.
    Luego ese renacer en la esperanza, vivificada.

    Muy bello, exquisito.
    Hasta pronto dulce San, eso espero, besitos.

    ResponderEliminar
  17. No se puede negar que es un gran poema y muy trabajado.
    ¿Oye que es eso del encuentro valenciano del día 12?

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  18. me he sentido hoja de otoño cayendo suave hasta mezclarme con las demás. Original poema, y muy atrapador

    ResponderEliminar
  19. así suele ser pero ¿porqué esperar a caer del todo para luego remontar? me pregunto yo, será condición humana.
    besos
    marian

    ResponderEliminar
  20. EL CHICO DE LA COLUMNA: Me dejo caer, pero los cabos que me atan son tan fuertes que no llego a subir la escalera de nuestro tobogan.

    ResponderEliminar
  21. Tenía entendido que esta convocatoria pasaba para el próximo jueves, pero veo que te has adelantado.
    El punto de vista con el que lo has encarado apunta a la hondura que puede alcanzar una depresión, al grado de casi aplastar la esperanza. Por suerte, al final -como en las películas de resolución clásica- ganan "los buenos"...y la voluntad de vivir logra remontar vuelo ante el pesimismo de la desesperación.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  22. San querida!, que alegría venir a verte nuevamente!

    El texto es clarito como el agua, se va una en él como en ese tobogán en esas tardes de lentas muertes, también tan necesarias para la vida. Aceptar la muerte lenta que es la vida, siento, es indispensable para vivir. Doña Muerte enseña y nada hay que temer... como en tu texto... vivir esas tardes y dejarse llevar...
    Todo mi cariño para ti!

    ResponderEliminar
  23. Veo esos deliciosos momentos en que todo es dejarte llevar. Para mi es la sensación cuando conduces y entre tu inercia y el trazado de la carretera te permiten seguir sin acelerar, a veces hasta sin usar el volante.
    Me ha gustado la fuerza del verso "Subes despacito las barras de hierro forradas de escarcha helada.", tiene ese juego de RR's que daría un magnífico efecto en una lectura.
    Muy bueno, un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Bellísimo y delicado. Una muerte que se acerca despacio pero segura. Y una vida que se agarra a la vida. Y así seguimos renaciendo cada vez que nos sentimos acabados. Un beso.

    ResponderEliminar
  25. el tema es ¿por qué dejamos de ir hacia el columpio y las nubes? ¿tanto nos atrapa bajar? besos! relato perfecto!

    ResponderEliminar
  26. Eh, que soy de Valencia, ¿por qué no te descubrí antes?

    ResponderEliminar
  27. Cuando uno llega al fondo del pozo, lo único que nos queda por hacer es subir. Lo mismo pasa con esas pequeñas muertes, siempre sirven para renacer. Hermoso poema!!!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  28. Días y momentos en los que no nos importa nada que todo se acabe, que incluso deseamos que así sea y sin embargo, al final de los mismos, siempre surge el hálito de vida, de energía necesario para ponernos de nuevo en disposición de vivir, con la esperanza de hacerlo. Has reflejado de una forma hermosa esos días, esos momentos y el subsiguiente resurgir.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  29. Has escrito inquietante San, a medida que vas leyendo nos dejas en un paisaje intrigante.
    que tengas una bonita semana.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  30. Si bien es cierto que hay días que son toboganes descendentes me gusta pensar que la vida es más un subi baja, con sus más y sus menos. :)

    Un beso.

    ResponderEliminar
  31. Me ha enccantado tu definición de muerte, ese tobogán por donde desciende, y el nacimiento de esas maravillosas alas.brazo
    Un abrazo
    Carmen Andújar

    ResponderEliminar
  32. Y la vida se te escurre. Y cuando te das cuenta ya es tarde para ponerle remedio, no hay fregona que chupe todo lo perdido.

    Muá

    ResponderEliminar
  33. Bella y trabajada metáfora, me han encantado especialmente esas alas inesperadas al final de la bajada.

    ResponderEliminar