Dos son una multitud
La seño me dijo mientras me abotonaba
el abrigo, que cuando llegara a casa estaría mamá con el bebe. La verdad, que después de muchos días
escuchando que mamá había ido a por un hermanito, sentí en mi tripa, como ese
peso que se me ponía, cuando comía muchas chuches. Al salir, papá me estaba
esperando. Durante el camino, cogido de su mano, me contaba cosas que no
alcanzaba a entender, yo solo pensaba que mamá por fin, había vuelto.
Entré sin hacer ruido, para
darle una sorpresa y la vi allí, sentada, sonriendo como solo ella sabía
hacerlo.
_ Ven cariño, me dijo, no te
quedes ahí parado. Quise correr y saltar a sus brazos, pero ella sostenía una
cosa y esa cosa, se estaba comiendo a mi mamá.
_Ven, no tengas miedo, es el bebe ¿ves? Y lo separó de su pecho, mostrándomelo. Parado frente a mi mamá, no sabía qué hacer.
Ella me miró dulce, mientras acariciaba mis manos. Yo comencé a llorar
despacito.
_ ¿Qué te pasa amor? No llores.
¿Por qué lloras?
_ No sé, alcance por fin a
decir. Entonces mi mamá, dejo al bebe en un cestito y me tomo en sus brazos. Acurrucado en ella,
supe que mamá aún me quería, a pesar de ese feo bebe, que se la quería comer
toda.
Otros CELOSOS en el blog de Pepe,
que es quien convoca este jueves: Desgranando Momentos,
El sentido de la posesión está superdesarrollado en los niños pequeños. Es nuestra responsabilidad transformar ese lógico egoismo en algo más hermoso como es el cariño fraternal.
ResponderEliminarGracias por acudir a mi propuesta, San.
Un abrazo.
Qué tierno, qué bonito y a la vez que real.
ResponderEliminarLa primera vez que el hombre siente celos (yo no tuve esa suerte), brillantemente relatada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Incrediblе poіnts. Outstanding justifiсations.
ResponderEliminarContinue the great spirit.
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Y el marido que dice en todo esto? porque el tambien ha dejado de comersela para que lo haga solo el bebe
ResponderEliminarGrandísima verdad de los primeros celos.
ResponderEliminarTe entiendo!!!, pues no me pasé con mi hermano, tres años menor que yo. Ya los otros dos que llegaron me pillaron con más conocimiento. Y también te digo que, según los que entienden de estas cosas, si un hermanito no tiene celos en absoluto del pequeño, mala señal.
ResponderEliminarUn beso
El miedo a perder la protección maternal deriva en esa cosa que llamamos celos.
ResponderEliminarUn saludo
El momento de llegar a casa y enseñar al hermano mayor, el bebe recién nacido es uno de esos recuerdos que se graban en la piel del alma.
ResponderEliminarBellamente contado.
Besos
Que dulce, cuanta ternura! i que verdad tan grande . Una entrada estupenda amiga. Me ha encantado.
ResponderEliminarTe mando, un abrazo del oso .
Muy buena forma de mitigar los celos del hermano mayor.
ResponderEliminarSon unos celos tiernos...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso grande.
Muy tierno San, despertaste mis sonrisas con la dulzura del texto, con una madre así, el pequeño pronto amará a su hermanito, y si todo va bien será su protector y guardián. Los celos son naturales al principio, está en los padres ir haciéndole sentir que ese sentimiento no tiene razón de ser.
ResponderEliminarSaludos cordiales. .
Es un gran relato, tierno y bien llevado San!!!!!
ResponderEliminares que las mamás tienen muchos brazos para abrazar y multitud de besos para repartir; aun así, no llega para algunos que siempre les parece que tienen menos que el otro...
ResponderEliminarUn besito que todavía me quedan un montón. Cafelito.
¡Ay que ternura! Todos hemos vivido una experiencia parecida pero la capacidad de amor de las madres es infinito.
ResponderEliminarUn beso
Con una mamá como esta, posiblemente, los celos no prosperarán.
ResponderEliminarUn beso San.
Qué real y qué difícil de gestionar ese tipo de celos! Besos castos y puros.
ResponderEliminar¡Qué gracioso relato! Se está comiendo a mamá, y es verdad un poco si se la come. Supongo que muchos niños deben sentir eso cuando son destronados.
ResponderEliminarUn abrazo
Y lo mal que lo pueden llegar a pasar, son los principitos destronados, pero para eso estamos las mamás rebosando amor y paciencia :)
ResponderEliminarBesos!!
creo no poder entender esta entrada, quizás porque yo fui el primero y ví llegar a mi casa a mis cuatro hermanos, sin sentir que me arrebataban nada, sólo entendiendo que al fin tendría con quien pelear, y que mis primitas dejarían de abusar de mi confianza porque tendría nuevos complices para mis futuras venganzas, que estar sólo era estar indefenso, porque ellas eran muchas y yo, no tenía como repeler todos sus insultos y sus macabros juegos, que dar las quejas no era de hombres y mucho menos llorar si me daban un golpe, hasta el día de hoy, confío mucho en mis hermanos como cómplices para alguna pelea, algo que mi madre no me lo explicó, pero que me hice de la idea....
ResponderEliminarLa inocencia de los niños!... lo has contado de un modo que me desbordó la ternura. Ciertamente, la llegada de un hermanito, suele provocar una alteración importante en quien llevaba siendo la atracción y el mimado de la familia. No siempre es algo fácil de asimilar, a veces, es solo cuestión de tiempo y adaptación, también están las veces, en que los celos fraternales no se extinguen nunca. Espero que este no haya sido el caso, y ambos terminen siendo grandes compinches!
ResponderEliminarBesos:
Gaby*
Hola, saludos cordiales y feliz Viernes, un gusto pasar por tu gran blog, te invito de forma cordial a que visites el Blog de Boris Estebitan y leas un poema mio titulado “Espera por mi”, seguimos en contacto, estupendo fin de semana. Muy original esto de Jueves de relato de celos, felicidades :)
ResponderEliminarMe gusto el relato, el pensamiento del niño me pareció dulce, el temor a que lo dejasen de querer y tener que aceptar que de aquí en más tendría que compartir a su mamá con su hermanito.
ResponderEliminarUn beso:
Jime
Que difícil es para los hermanos mayores abandonar su soledad y compartir a su mamá, pero cuando superar ese momento no hay nada mejor que la compañía y los juegos entre hermanos. Muy bien descritos esos sentimientos. Un besote
ResponderEliminarPobre peque... los celos a esas edades son normales porque sus pilares se dividen y eso no les llega al entendimiento. Que bien lo has relatado, como esos pequeñines... dulce, dulce...
ResponderEliminarBesos!!
Muy dulce y tierno el relato. Has mostrado los celos como un sentimiento natural que es en los niños donde más se nota y son los padres los que deben encauzarlo bien. Me recuerda a una historia que cuenta mi madre de mi hermano el mediano que cuándo vio a mi madre darle el pecho a la pequeña dijo: "ay mamá, lo qué te come".
ResponderEliminarUn beso
¡Qué bueno! Gloria, mi hija mayor, al ver mamar a su hermana dijo lo mismo ¡que se come a mamá! Me ha gustado lo que cuentas y como lo haces.
ResponderEliminarUn abrazote.
Ayyyyyyyy!!! Lo he leído y he pensado en mi hija mediana, que sentía pelusilla por su tato pequeño.
ResponderEliminarMe ha encantado esa manera tan especial en que lo has contado. Entrañable.
Besos, San.
Que tierno este relato, me encantó la visión desde ese pequeño, el mundo visto desde sus ojos, y esos pensamientos inocentes que hacen del relato algo mágico.
ResponderEliminarUn gusto leerte San, besos.
Dan ganas de ponerle música... una suave, con un estribillo tipo nana y una cadencia relajante, y ponerlos a los dos a comerse a la mamá.
ResponderEliminarSeguramente educando esos celos se pueden evitar celos colaterales más peligrosos. Si se me acepta "bonito" te diré que es un relato muy bonito.
Besos
La ternura y la inocencia nunca pasan de moda. Muy acertado, San
ResponderEliminarJM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Estos celos infantiles son de los sentimientos que duelen pero son buenos a largo plazo: nos enseñan que no somos el centro del mundo de nuestros padres y nos preparan para la vida fuera del mundo familiar.
ResponderEliminarYo quería mucho a mi hermanito tres años menor que yo pero todas las noches preguntaba porqué su madre no venía a llevárselo a su casa. Vamos, me gustaba la idea de tener un hermanito pero quería a mi madre para mí sola.
Despierta ternura tu texto :)
la cosa no es tan sencilla, los príncipes destronados sufren El tiempo pone las cosas en su sitio, sólo evitar traumas
ResponderEliminarOhhh! Pobrecito. Se siente como un rey destronado... A buen seguro que sabrá adaptarse a la nueva situación; pero mientas ese momento llega, algo desorientado andará.
ResponderEliminarBss.
Son los mejores celos que he leído y los más dolorosos, sobre todo porque ocurren desde una edad muy temprana. Muy buena idea y como siempre, detallado a la perfección :))
ResponderEliminarun abrazo
Me ha encantado tu historia. Aunque sea de celos, le has sabido ver el lado tierno.
ResponderEliminarUn beso.