–Lorito bonito ¿Quién es la que más te quiere? Cada
mañana, la misma historia desde que llegue a esta casa. Una cara apergaminada
me despierta, mientras canturrea la misma pregunta cansina, una y otra vez,
¡con lo bien que vivía con el señor Rogelio, el dueño de la tienda de animales!
–Buenos días mi pajarito, veamos si la mañana es generosa, me decía, mientras
pasaba su dedo por entre los barrotes de la jaula y acariciaba mis alas. Aciago
día aquel en el que llego la señora Hermenegilda y me compró. Quería una
mascota que la acompañara en su soledad, y aquí estoy, con ella y sus
preguntas, preguntas que jamás responderé. ¿Se dará cuenta alguna vez de que
soy un canario?
Cuando la necesidad de compañía es grande, cualquier cosa que se mueva, sirve para conversar y espantar la soledad...
ResponderEliminarUn abrazo, San
Mascotas y humor. Una mezcla original.
ResponderEliminarUn beso.
Muy bueno.
ResponderEliminarLa Sra. Hermenegilda presentará una queja a la tienda de animales por venderle un loro que no es un pelota. Y además, un borde que no habla. Seguro estoy.
ResponderEliminarDivertido, amiga. Besos.
Pobre canario, serio conflicto de identidad debe tener, tendrás que llevarlo al pájaroterapeuta je je! y a la señora a psiquiatría! . Muy divertido tu relato (aunque triste a su vez). ¡Saludos San!!
ResponderEliminarJajajajaja, ¡qué bueno!
ResponderEliminarjajaja muy buen relato!
ResponderEliminar=)
Tal vez debería demostrar cuán bien canta... tal vez llegue a sospechar que ese plumífero no tiene canto de lorito. aunque creo que poco le importaría descubrir su confusión, el hecho de que le acompañe día tras día, es lo único que necesita. Preciosa historia, con un lindo toque de humor!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
jajajajajaja qué bueno! me partí de risa!
ResponderEliminarGracias por participar. Un beso
Es verdad que las mascotas acompañan mucho a las personas mayores; pero por lo menos que la sepa distinguir. Pobre canario.
ResponderEliminarRelato divertido
Señor vendedor, ¿cómo se llama ese pájaro tan bonito?
ResponderEliminar- Lo ignoro.
Ay!!, que loignorito más bonito!!..
No me riñas que ya sé que es un chiste muy malo, pero venía cuento, o al menos eso creo.
Creo que el canario debería de lanzar sus melodiosos trinos al viento, tal vez así la sacaría de su error y dejaría de repetirle la cantinela.
Un abrazo.
jajajajjaja Pobre canario soportando los arrumacos de doña Hermenegilda.
ResponderEliminarAl final acabará hablando para que lo deje en paz.
Besosssss
jajajajajajajajja
ResponderEliminarMuy bueno!!!!
Me gusta mucho, porque a veces creo que ellos piensan esas cosas.
Abrazote San :)
Jajaja! Rogelio debió de haberle dicho a Hermenegilda: - Disfrute de su canario.
ResponderEliminarY asunto arreglado!
Muy gracioso tu relato,
Un beso!
Es que los canarios y los espejos son objetivo ineludible de muchas de nuestras curiosidades, especialmente las físicas. Yo prefiero los espejos... me identifico más con el que tengo delante, que normalmente suele más benévolo e incondicional. El canario, en cambio te puede salir un poco contestón, y si es un loro, ya ni te cuento.
ResponderEliminarbesos
Jajajaja. Me da que el canario no le va a contestar a su pregunta... Muy bueno, Chelo. Un beso.
ResponderEliminarme dio mucha gracia... ¡jajaja! y bueno, el fin era que le sirviera de compañía, creo que ese cometido está cumplido, ahora el hecho de que le hable ya será otro tema, me temo que doña Hermenegilda no tendrá esa suerte. :p
ResponderEliminar¡saludos San!
Original y gracioso San.
ResponderEliminarMe gusta
Un beso
Vaya con la confusión de la pobre señora. De todas formas parece que el canario cumplía con su cometido de confesor. Me da que la señora será muy feliz con su 'loro' particular ;-)
ResponderEliminarUn besazo.
Alberto