(ISTVÁN SÁNDORFI) |
Espero el día,
en el que las palabras
dejen de ser cometas asidas a su cuerda
y por su propio peso
caigan en picado
a ras de tierra.
Espero que la torre de
Babel
construida a base de
visibles caricaturas
pierda su esperpéntica
identidad
dando paso al verde
creciente de la pradera
donde esparcir el amor contenido
en frascos saturados de
formol.
Espero que la áspera piel
que cubre mi cuerpo
con el vaivén de la olas
se torne suave
como los parpados de un niño impúber
en su búsqueda particular del arca perdida.
Espero trabar un día en la noche
y vivir los instantes
que completan su ciclo,
Evocadora respuesta a un acertijo
intacto de imágenes.
Aglutinar lo disperso, lo distante.
Me lo advertiste, lo sé
Los pétalos de rosas que ayer tendiste bajo mis pies
eran minas a punto de reventar
No lo creí,
juro que no lo creí.
Y ahora entre nuestros cimientos
crecen raíces profundas
amarrando tu alma a la mía.
Una maravillosa poesía que enlaza almas enamoradas.
ResponderEliminarPreciosa inspiración evidencia de un amor indestructible. ;-)
ResponderEliminarMuy inspirados versos.
ResponderEliminar=)
Increíble como le das belleza al texto con tus palabras.
ResponderEliminarGracias por pasarte, me pasaré más veces por aquí, un beso :)
raices profundas... de esas que nada puede arrasar.
ResponderEliminarbesos amigucha
He percibido un amor eterno pero no fecundo; un amor inmortal pero siempre huidizo donde uno no puede vivir sin el otro pero tampoco fusionados. No se trataría de un amor prohibido sino tal vez, de un amor romántico, inalcanzable... (quizá no entendí bien jaja). Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Es un hermoso lienzo, lleno de magia y amor.
ResponderEliminarSaludos