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miércoles, 31 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: Vamos a describir



Camino despacio por los rincones secretos de la ciudad. Una ciudad que esconde callejuelas que antaño fueron recorridas en un incesante ir y venir. Hoy olvidadas, desahuciadas, sin vida aparente. Al pasar junto a ella me llama, me habla, me entretiene y la miro y la veo.
Estrecha, empedrada, empinada, cuesta arriba dibujada.
Amarilla, su pared amarilla como los rayos del sol, me invita con deseo apasionado a entrar. Me despojo de todo prejuicio y me adentro con autentica devoción. Mis pasos descifran huellas entre añoranzas súbitas. Se materializa la vida pasada antes de caer la impalpable penumbra de la negra noche. Hipnotizada la siento y la observo.
Adorna esta calle, entre cristal transparente y negro forjado una farola que en las madrugadas oscuras y frías, regala su luz suave, tenue, silenciosa, delicada y discreta. Envolvente aleja las sombras de los cuerpos que la andan enfilados, en horizontal imposible caminarla.
Ventanas y balcones  solo por centímetros separados, acercan las manos de los vecinos despejando soledades y entrelazando complicidad. Las palabras sin espacios perdidos se entremezclan, se abrazan, se encuentran, tropiezan y se escurren en el pasar de las horas muertas.
Si la curiosidad te acompaña y tus pasos continúan en un avance seguro, al final de esta  calle un vergel escondido te espera. Un jardín prohibido, velado, secreto, abierto siempre para aquellos que hambrientos de aventura  culminan el final de este callejeo deambular.
                                    Algunas descripciones más en casa de Gus.

lunes, 29 de agosto de 2011


Hay momentos, instantes,
en los que las palabras se me esconden,
yacen enmarañadas en los rincones de la memoria de mi alma.


Tintero seco y vacio
sin la dulce caricia de la suave pluma que lo acompaña,
buscando la  liquida miel negra que se derrama.


Entonces  vienes y las descubres,
y las aireas a los cuatro vientos.


Alzan el vuelo

restregándose en el cuenco abovedado de tus pensamientos.

Recorriendo el remanso tranquilo del camino trazado.


Sinuosas, pausadas, dulces, embriagadoras.

Risueñas, alegres, juguetonas,
tiernas, amorosas, desgarradoras.

viernes, 26 de agosto de 2011

Visitas.

Queridos amig@s perdonad no poder pasear por vuestras palabras todo lo que quisiera, esta semana llegaron mis sobrinos ,cuñado y hermana, es la pequeña . Viven a demasiados kilómetros de mi corazón, luego todas las horas que el día nos permite las disfrutamos juntos.
El domingo volvemos a la normalidad, entre tanto os envio un gran abrazo.


miércoles, 24 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: Los ciegos también escriben


No tengas miedo ¿crees en mí?
Me tomó las manos y yo la seguí.
Perdido entre las tinieblas de la noche no alcanzo a recordar lo vivos colores del arcoíris de la vida. No alcanzo a recordar el color de las miradas. Con las yemas de mis dedos recorro tu rostro y descubro la fina línea que dibuja tu boca y me sorprendo al tropezar en tu sonrisa.
No hay luz que alumbre los rincones secretos de las grises aceras y entre tinieblas mis pasos van pisando sobre tus huellas, hasta llegar al sendero llano donde me siento seguro, donde cada instante está donde ha de estar, donde cada momento es lo que debe ser.
Tus ojos son mis ojos, a través de ellos descubro todo lo que al nacer la diosa fortuna me negó. Tú me has enseñado a mirar de frente este mundo que cada día descubro a pesar de mi ceguera. Has sido mi lazarillo, mi bastón, mi guía, mi compañera.
He saltado barreras, murallas, escalado montañas hasta alcanzar la cima. He aprendido el significado de quiero y de puedo. He aprendido a disfrutar de todo lo que pueda parecer insignificante para aquellos que mirando no ven.
Oigo, palpo, saboreo, camino, corro y con mis ojos cerrados veo.
No tengas miedo ¿crees en mí?
Me tomó las manos y yo la seguí.


Otros ojos que miran en casa del amigo Gus

domingo, 21 de agosto de 2011

Esclavos.


Se marchó
como se alejan las hojas caídas del árbol muerto
arrastrando silencios,
sacudido por el peso de una brizna de extraños remordimientos.

No hubo despedidas
que ahogaran palabras que nunca pronunció.
Solo quedó el aroma de su cuerpo,
devorando la quietud de la noche.

Se perdió tras la esquina dibujada de los sueños,
acompañado por el  eco de su voz.

No penetraré en los recodos de tu mente, le había dicho,
para intentar comprender tus porqués,
son solo tuyos.
Ellos alimentan tus días y tus noches,
enfilando los abismos a los que tus pies se acercan.

No tomaré tus manos para saltar al vacío.
Me quedaré al borde del precipicio
y rozaré la luna con la yema de mis dedos.

Yo soy alegría pura y viva,
no quiero volverme amargura.


sábado, 20 de agosto de 2011

Cosas que pasan.


Llevo días de salud perjudicada, tanto que al final decidí gustosamente (es un decir) visitar a nuestro médico de familia, éste gentilmente (también es un decir) me recomendó pasar por radiología y que sacaran una radiografía a mi espalda y a mi cadera, yo incrédula total pienso que no servirá de nada, pero obediente accedí.
Cuatro semanas más tarde (las listas de espera son largas) me hallaba sentada en el fría sala de espera, como el tiempo se me hace eterno lo amenizo con la lectura de mi última adquisición, “Los enamoramientos” de Javier Marías, entre paso de página y página advertí que una señora me miraba, mejor, no apartaba su mirada de mi cara. Algo violenta me comencé a sentir, para relajar tensión sonreí, un recurso sencillo que siempre da buenos resultados. Ya, ya…
Rosario del Rosal que así me dijo que se llamaba, cambio de asiento y en el que había libre junto al mío se vino a sentar.
-Perdone que le moleste, pero ¿a usted le importo yo?
La mire asombrada, ¡Qué pregunta! ¿Qué respondo?
-Verá no la conozco, no sé muy bien que decir, me importa en tanto en cuanto está usted aquí sentada junto a mi haciéndome una extraña pregunta.
-Veras guapa te cuento, resulta que yo cuando le importo a una persona, termino sufriendo, y como estoy viviendo un momento infernal, he decidido contárselo más que nada por desahogarme, a la primera persona que me sonría, signo de amabilidad y cortesía, pero que no le importe un carajo.
La miraba estupefacta, no me podía estar pasando esto, yo solo había sonreído… Cierto que en las salas de espera de un hospital, es preferible mirar siempre al suelo, si no quieres ser el confesor de aquel que padece la extraña enfermedad de vomitar palabras. Sienten una necesidad imperiosa de compartir cada nimio detalle del calvario de pruebas médicas, diagnósticos acertados o no, medicamentos administrados etc, etc, y tu paciente receptor de tanto trajín asientes percibiendo cada síntoma en tu mismo cuerpo, ¡Dios quiero salir de aquí!! Pero no, no te escucha, Dios se encuentra resolviendo asuntos mucho más importantes. Tú estás ahí para escucharles a ellos.
Y comienzan a hablar y hablar, usan términos médicos, que una se pregunta ¿cómo pueden recordar tanto nombre raro?, porque si era eso lo que buscaban en sus vidas ¿por qué no estudiaron medicina? Así, sin más presentación, confraternizan con una servidora y le cuentan media vida, pero con pelos y señales, nada de escatimar detalles, y algunos bastante grotescos.
De tanto en tanto y entre frase  y frase un fracasado intento de meter una cuñita como:
-perdone pero tengo que llamar por teléfono,
- ¿no puede esperar a que termine? Es que luego no me acuerdo por donde iba.
 ¡Anda queeeee! Miro de reojo el reloj, y rezo para que la enfermera en su próxima salida grite mi nombre ¡San, pasa a la sala 1!.
Siento remordimientos, esta educación forjada a fuego….. ya me vale, ya, La pobre señora me mira con ojos cuajaditos de gotitas de lluvia, y yo que soy muy sentía, le acerco un clínex
-Vamos, mujer verá que no va a ser nada. Lo que le pasó a su vecina Juana no tiene porque pasarle a usted, ande no se asuste, que sí, que yo entro con usted para que no se sienta sola.
Sale la enfermera: Rosario del Rosal sala 5.
Se agarra de mi  brazo, ¡como tira la condená!.
-¿Es usted familiar? Con cara de malas pulgas me pregunta una enorme enfermera.
- Si señorita es mi hermana la Luisa, contesta rápida y certera Rosario del Rosal.
¡ Ya me da la risa! y las dos pasamos a consulta.
Terminado todo el proceso, Rosario quiere invitarme a desayunar,
-Rosario te lo gradezco, pero ahora me llamarán a mí. Anda vete tranquila que otra vez será. Con dos besos en la mejilla se despide y un gracias guapa.
La veo alejarse entre las gentes y pienso: que solos viven los que viven solos. Y esas gotas de lluvia contenidas en los ojos de Rosario del Rosal, se vienen a  desbordar en los míos.

miércoles, 17 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: La escoba y lo que esconden las palabras.


Sus ojos le hablaron palabras de amor, pero sus labios solo pronunciaban silencios. Sonrisas heladas, caricias repletas de dolor.
Hoy amaneció un cielo cuajado de nubes grises, un tono tan parecido a ese bicho que aparecía en su casa de tarde en tarde. No  lo pensó, no hubo tiempo.Agarró la escoba con rabia,  un sentimiento demasiado tiempo contenido. Llena de furia comenzó a barrer el polvo que dejaba a su paso esa rata inmunda, gris, peluda y sucia.Solo alcanzaba ya a emitir chillidos de huecas palabras. Vacio espacio recorrido ¿Cómo pudo entrar en su vida?
Escobazo a escobazo la arrinconó en un recodo del quicio de la puerta. Abrió   y de un certero golpe la lanzo calle abajo gritando: ¡Rata asquerosa vete de aquí!
La rata voló tras el escobazo, en su caída se perdió en el abismo rocoso de odio y desprecio.
Cerró la puerta tras de sí, dejándose caer entre sollozos. Se vació entera.
Un, dos, tres…con energías renovadas colocó la última pieza en el rompecabezas de su vida.
Decidió que había llegado por fin el día, en el que estrenaría el vestido color felicidad y calzaría sus pies de seguridad.      
Maquilló su mal herido rostro, rojo pasión en sus labios, rubor de libertad, y para completar un lunar en la mejilla, como punto de picardía. En su pelo una estrella prendida para alumbrar la vereda de su nuevo camino.

-Dicen que la rata aún deambula por las alcantarillas.


Más palabras  que leer y escobas para barrer  en casa de Juan Carlos

lunes, 15 de agosto de 2011

Una escritora llamada Mª JOSÉ MORENO

 Os recomiendo esta novela anema y divertida escrita por una amiga encantadora, una artista en todos los terrenos que sus manos tocan, en esta ocasión encontrareis una novela con la que borrar el estrés de estos días de locos que vivimos y la sonrisa se dibujará en vuestros rostros. Todo esto tan fácil como pinchar y descargar. No lo dudéis y tomad el regalo que nos hace.



  (Texto copiado  de su blog Lugar de encuentro)
“Vida y milagros de un ex” es una novela corta muy divertida escrita por Mª José Moreno, ha quedado finalista en algún que otro certamen de escritura pero no ha conseguido alzarse con el primer premio. Ha intentado publicarlo en varias ocasiones y viendo que no lo ha conseguido ha decidido sacarlo del cajón donde las editoriales la tienen abandonada y difundirla por la red para todos aquellos que quieran pasar un buen rato leyéndola lo hagan.

La novela narra la historia de Baldomero un hombre que en vez de nacer con estrella nació estrellado, y cuenta las cosas que le ocurren en un solo día.
Es una historia cortita, muy amena y divertida, si queréis pasar un buen rato con ella os sugiero que os la descarguéis.

Os dejo el link del blog de “Vida y milagros de un ex”, a la derecha tenéis la novela para descargar en tres formatos diferentes para que cada uno elija el que quiera, además, os pediría que si os gusta se la paséis a vuestros amigos y familiares para así poder ayudar a mi amiga.

http://vidaymilagrosdeunex.blogspot.com/

Como el viento

Este grupo lo descubrí a través del blog maravilloso que ha creado Firenze os recomiendo su visita, para mi siempre agradable.
Hoy dejo esta canción, por que me viene que ni pintada.



No hay compás en el tiempo que marque las distancias, los silencios.
El AMOR y la AMISTAD se siguen escribiendo en mayúscula.

miércoles, 10 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: En la playa


Despertó tras un largo letargo. Cuerpo estático, entumecido, dolorido. Entreabrió sus ojos, un sol abrasador le impedía despertar a la vida, fuego que su llama cierra el paso a la luz clara, tras negras ráfagas de trémulos pensamientos. Fugaces imágenes  se le presentaban, queriendo abrirse camino sin encontrar  salida y ese sol como muro, inquebrantable, imperturbable.
Sintió la humedad bajo su cuerpo calando su mal herida carne, abrió sus manos y rozo la fría y espesa arena. Duro barro para saciar el descanso del guerrero.
¿Dónde estaba? Se preguntó aterrado. ¿Cómo había llegado hasta allí? Recorrió cada rincón de su memoria y no hallo rastro alguno. Las huellas de sus pasos le desaparecieron, no sabía en qué momento de esa extraña noche de incógnitas llena, perdieron el rumbo olvidando el camino de vuelta a casa.
Y ese sol que no da tregua, quemando su rostro y sus mismas entrañas.
Tengo que abrir los ojos, pensó, despacio, despacio, muy despacio.
Negro, todo era negro, un borrón que el destino marcó, una mancha extendida en ese cielo azul que ahora se le aparecía.
¿Qué fue lo último que vi, lo que escuche?
 En ese instante una inabarcable tristeza lo abrazó. No, lo sacudió, lo zarandeó y  un trueno estalló:
- Nene te has “achicharrao”, una gamba cocida pareces. Es que no se te puede dejar solo, mira que te lo advertí, no te duermas al sol, que está muy malo, que dice la televisión que los rayos ultravioleta se cuelan hasta por los mismos “sentios”. Anda, “pa” casa anda “pa” casa que no se te puede traer a la playa.
Dejado caer en el viejo cuatro latas, suspiró: No le dejan a uno ni inventar historias jejejeje…
-¿Y ahora porque sonríes? Desde luego estás “pa “los loqueros, hasta las neuronas se te han “chumascao”. ¡Dichosa edad! Tú conmigo no vuelves a la playa palabrita, por estas (y se beso dos dedos formando una cruz).






Si os gusta la playa os invito a descubrir muchas más en casa de Juan Carlos nuestro gentil anfitrión.

miércoles, 3 de agosto de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: La banalidad del Mal.





De pié frente al espejo miró su cara, estaba pálida. Pasó su mano sobre el rostro que se reflejaba en el cristal y lo acarició, la dura barba no terminaba de aparecer, solo algo parecido a una suave pelusilla dorada, a pesar de ello cada mañana la eliminaba, era un hombre, dijese esa pelusa lo que dijese.
Peinó su alborotado cabello,  para sus amigos demasiado largo, le insistían en que la moda era cortarlo al estilo militar, todos lo hacían, pero él… no, no podía, era su marca.
En ese instante sin previo aviso llegaron a su memoria las palabras que desde pequeño oía recitar una y otra vez a su padre. “Los putos extranjeros nos invaden, se están haciendo dueños de nuestra tierra, se casan incluso con nuestras mujeres, mezclan sangre, nada es ya puro. Se pasean inmunes por nuestras calles, Terminaran echándonos de nuestro país si no se acaba con ello…”
Todos sus amigos, su círculo, pensaban igual. “Julio decídete, ha llegado la hora de actuar, no seas nenaza tío”, le decían.
Julio se educó entre dragones, la princesa del cuento la que a veces le rescataba de tanto fuego cruzado, era su madre, solo ella. “No Julio, el que todos digan o hagan no significa que ello esté bien, no escuches, no te dejes arrastrar”
No, hoy no hay lugar para las dudas, si todos lo creen es lo correcto, lo que se debe hacer.
Yo soy uno de ellos, uno más.
A las dos de la madrugada salió de casa, el sonido de la puerta tras de sí, inquietó a la madre.
Un suspiro y el alma encogida serían sus compañeros de sueños esta noche para ella.
Larga noche, sangrienta, brutal, extremadamente brutal.
Amaneció tarde para Julio. Su iniciación se había materializado, exhausto habia caido sobre las inmaculadas sábanas.
Abrió sus azules ojos a un nuevo y grandioso día, se relamió los labios cual vampiro tras su último banquete. Había estado bien, aunque en su interior se revolvía una leve brizna de extraños remordimientos, los acalló sin más de un manotazo al viento.
Desayunó tranquilo. Su madre desde la sala le llamó. “Julio por favor puedes subir la caja del sótano, la que está en el último estante.”
El canturreando obedeció, al intentar tomarla, un viejo y polvoriento álbum repleto de fotografías se le vino encima. Curioso lo hojeo, no conocía a las personas que en el aparecían.
Subió junto a su madre. -Oye mama ¿Quién son estos?
Ella tomó asiento, “te pareces a él ¿verdad? Eres igual a él cuando tenía tu misma edad. Es tu abuelo Juan junto a Amina.”
Un escalofrío recorrió la espalda de Julio, su cuerpo rompió a sudar, tapo su boca para acallar un grito, una arcada se adueño de su estremecido estómago. Todo su mundo se desmoronó. Sus piernas cedieron a tanta pesadumbre, su cuerpo inconsciente se precipitó en  el frio mármol, en su mano la fotografía de un hombre rubio de ojos azules y tez blanca como la nieve agarraba por la cintura a Amina, una hermosísima mujer de piel negra como la negra noche que cubrió a Julio.
Fina, finísima la línea que separa el bien y el mal. Lo blanco de lo negro. Lo puro de lo impuro. La mentira de la verdad.


La banalidad del Mal vista por otros ojos en  casa de Juan Carlos

Quiero ese bombón. (Compartiendo Agosto en Paradela)

Un bombón relleno de licor le pareció, la primera vez que le vio. Siempre perfecto. Sus trajes confeccionados a medida, camisas almidonadas y a su cuello la suave corbata anudada. Rasurado su rostro, perfumado su cuerpo, engominado el cabello y el sombrero en la mano.
Se miraron a los ojos, una mirada de soslayo, que él no se dé cuenta, que ella no se sienta incomodada por mi atrevida ojeada.
Y fue en ese instante cuando ella percibió el licor embriagador oculto entre sus rasgos, escondido tras el brillo de su mirada.
Educado y cortes, parco en palabras, pero a su vez tremendamente seguro de la atracción que ejercía entre las jóvenes de su ciudad. A veces se sentía como príncipe azul ante el cual las chicas casaderas se rendían a sus piés.

 

 









Ella, educada en las más estrictas reglas puritanas supervisadas por su  mamá , no pudo sujetar el volcán que  en su corazón se desbordó, más su sonrisa la delataba.

En el verano de aquel año y siempre en la distancia, la deseó.Subida sobre las rocas cual sirena a punto de lanzar su cuerpo sobre el inmenso mar, supo que no había marcha atrás, su alma quedó atrapada para siempre, era la mujer más bella que jamás imaginó.


Esa tarde guardó sus miedos en los bolsillos de su impecable traje, se acercó hasta ella, le tomó las manos y entre vuelos y bailes de mariposas susurro un te quiero.

Solo dos meses tardaron en sonar campanas de boda,  y tan solo nueve meses más
llegó la culminación de su amor.

Fueron felices, comieron perdices  y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Fotografías del álbum particular de Mª Jesús : Paradela de Cóles

lunes, 1 de agosto de 2011

Raices.


Enredada en tu recuerdo adormecido
mi silueta se pierde
entre la bruma de una noche de caricias  retadoras
y suspiros  engendrados en tu aliento,
que se vierten a borbotones sobre este aire arrebolado.
Mascullas palabras sin sentido,
se materializan entre la nada
perdiéndose en la niebla gris del alba.

Despierta de esa peculiar cruzada en la que te hallas,
exorcita ese insomnio inmerecido,
que el miedo no se instale en tu mirada mal herida
royéndote el corazón y el  alma entera.

Refuerza tu vida con puntales de amor sincero,
aleja los anhelos solitarios
que por el monte de tus dudas se pasean
insúflate del aire que el despertar de la aurora te regala
viste el arcoíris que tras la tormenta se te dibuja.
Abraza y disfruta  de esta euforia
que mi vida te ofrece sin precio y sin reservas.
Déjate amar y ama.