Pages - Menu

lunes, 10 de septiembre de 2012

Secretos y mentiras





Es preciosa esa foto, pensé la primera vez que la vi.
Había decidido poner un poco de orden  en el caos de ese baúl abandonado en el desván. Las fotografías de toda una vida descansaban unas sobre otras. Las habían dejado caer despreocupados de fechas, colores, tamaños… o tantos otros motivos que pudieran encajarlas dentro de los archivadores de los días y de las horas.
Todo tiene una cronología y es bueno mantenerla, así podrán seguir nuestras huellas los que llegan detrás.
¡Qué tonterías se te ocurren! Me dijo.
 No conteste, sus comentarios siempre llegaban así, cargados de ironía y claro desinterés, nada de lo que yo dijera merecía su atención. Nada mío era importante para él. Su prioridad en la vida era el trabajo y claro está, sus distracciones pueriles…  Así era mi padre  y así se había mostrado siempre ante mí. ¿Cómo iba a pretender que comprendiera el valor  de unas simples fotografías?
Tome el baúl donde habían permanecido casi una década y me dirigí al ala opuesta de la casa.
Sobre la madera cálida del suelo las fui extendiendo y ordenando. Algunas tenían anotaciones en la parte de atrás. Fechas, nombres, una dedicatoria: “A mi prima Loli para que no se olvide de mi.”
 Aún se podía leer a pesar de que la tinta por el paso de los años o tal vez por una lágrima perdida sobre ella, dejara emborronada la preciosa caligrafía con la que había sido escrita.
Cuando ya casi tocaba el fondo ,  apareció  un pequeño retrato, me llamo la atención la sobriedad de la imagen. ¿Era la tía Esther? No, no podía serlo, los abuelos contaron que había desaparecido en un accidente cuando aún no había cumplido los dieciséis. Pero era ella estaba segura, esa mirada retadora era la suya, Esa mirada la delataba. Junto a ella un  hombre de pelo blanco y grandes barbas la sostenía por la cintura mientras besaba su rostro. Qué imagen tan perturbadora, nada tenia y todo se intuía.
Con la fotografía en las manos busque a papa. Estaba en su despacho, la deje caer sobre el escritorio,
¿No es esta tía Esther? pregunté.Los abuelos y mamá dijeron que había muerto.
El la miro, no hablo, solo acaricio la cara de mi tía con la yema de sus dedos mientras las lágrimas ahogaron sus palabras.
En el reverso, más tarde, pude leer: Javier jamás te olvide, pero hoy soy feliz.

( Texto para el Grupo Café de palabras)

17 comentarios:

  1. Esas fotografías, color sepia, guardan secretos inconfesables que, a veces, ni el paso del tiempo es capaz de asimilar.
    Besos de gofio.

    ResponderEliminar
  2. Memoria congelada, eso dicen de las fotos. Pero mira, me encanta mirar y remirar esos retazos de memoria impresa, de alguna manera, nuestras pequeñas historias personales adquieren la solemnidad de la historia.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Me encantan las fotos antiguas. No por los secretos que guardan sino por los que, a partir de ellas, podemos inventar.

    ResponderEliminar
  4. Siempre me gusto ver los albumes de fotos que estan en lo de mis abuelos. AHora que me acuerdo, hay una foto de una senyora de la decada de 1910 mas o menos, y nadie sabe quien es! Encerrara algun misterio? :)

    ResponderEliminar
  5. A mí también me encantan las fotos antiguas, y siempre les invento historias y vidas a la gente que en ellas veo...
    Me gustó tu texto

    ResponderEliminar
  6. Ahora que leo el comentario de Ma Jesús, creo que a mí también me gustan por el mismo motivo!
    =)

    ResponderEliminar
  7. hummmm! San, que bonito texto, esos secretos familiares como molan, y cuanto daño hacen a veces.
    A mí como a los demás también me encantan las fotos antiguas, siempre me da por pensar en como serían las vidas de esas personas, si serían felices, cómo vivirían...no sé, detrás de cada imagen hay una vida completa.
    Muchos besos

    ResponderEliminar
  8. Entrañable historia, como esas fotografías que disfruto viendo y si llegan a mis manos, las conservo con mucho cariño. Con el tiempo se ven diferentes, a veces me parecen que tienen vida propia...

    Buen martes amiga Chelo!

    ResponderEliminar
  9. Esas fotos encierran historias, las vidas que desconocemos y de las que apenas tenemos más que pinceladas de recuerdos de los que están alrededor nuestra. Y qué bonito es escuchar esas historias y darle vida a un instante captado ¿a qué si?...

    Besos

    ResponderEliminar
  10. Yo creo que en todas las familias hay una tía, un hermano, un padre o madre, que tuvieron una historia que no sabemos, una historia un tanto peculiar guardada en un baúl o en un cajón. Tu historia es magnífica cargada de emoción. Mi foto bonita la tengo aquí, y algún día escribiré sobre ella.

    Un besazo.

    ResponderEliminar
  11. Final abierto para que vuele la imaginación del lector. Muy pícara tú.
    Besos
    Lupa

    ResponderEliminar
  12. Oh guau que intriga! Cual será la historia de la tía Esther? Yo lo hubiera acosado a preguntas.
    Me encantan las fotos viejas, las recolecto, tengo fotos viejísimas de gente que no sé quienes son incluso. Las imágenes cuentan historias si uno las analiza bien, son apasionantes.
    Un beso

    ResponderEliminar
  13. Siempre es grato que una historia quede sin resolver, da pie a más fotografías antiguas, a buscar porqués, a intentar hallar una posible explicación al ahora. Tal vez el padre de ella tenía presente a su hermana Esther cada vez que veía a su hija, de ahí el desinterés que mostraba hacia su hija... :)) podría ser una posible explicación jaja.

    Me gustó mucho.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Excelente relato!
    En todas las partes cuecen habas...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. A través de las fotografías al mirarlas la imaginación se pone a volar, como serian sus vidas, algunas veces llegamos a saber que encierran viejos secretos de familia que permanecían ocultos…. Quizás por ser inconfesables.

    Me ha gustado tu excelente relato.

    Un cálido abrazo

    ResponderEliminar
  16. es por ello que uno no de debería de urgar entre los cajones viejos, y muchos menos entre las fotografías viejas, puedes develar secretos que fueron disolviendose con el tiempo, y que todos desean que sigan ocultos para no tener escuchar preguntas de las cuales nadie quiere contestar, que a pesar de los años siguen doliendo como si la tormenta se hubiese ocultado en el pecho, espero que las hayas guardado en el mismo lugar, en donde las imágenes poco a poco se disolverán y la muerte se llevará toda esa historia junto a los personajes que sólo ansían olvidar

    ResponderEliminar
  17. Me encantan las fotos antiguas, por eso no pude pasar de largo y dejar sin leer tu relato. Las fotos esconden muchos secretos, a veces una simple forma de mirar nos dice mucho. Yo tengo un par de cajas de mi familia, las cuales siempre pienso en ordenar, pero no encuentro tiempo, eso sí en las que no tienen fecha o nombre, quiero dejarlo escrito, al menos los que yo recuerdo, o escuché a mi familia.
    Bonito relato. Un beso fuerte.

    ResponderEliminar