365 Noches
Dos hombres
con el rostro oculto, tras una especie de mascara amorfa, se aproximaban hacia
el lugar donde Ruth se hallaba. Ella expectante, sin comprender muy bien el
porqué de su presencia, los observaba en
ese lento y extraño caminar que arrastraban, violando su mundo. Uno de ellos
movía exageradamente los brazos como queriendo abrazar el viento. El otro más
bajito y rechoncho, daba unos saltos dramáticos pasando el peso de su cuerpo,
de un pie a otro. A medida que ellos avanzaban, Ruth retrocedía, desandando sus
pasos, pero ellos avanzaban mucho más aprisa que ella. La ansiedad se le agarro
en la boca del estomago. Esperpénticos, pensó.
Cuando
faltaban solo cuatro o cinco pasos para enfrentase a esos tipos de traje oscuro
y rostro velado, una explosión lleno todo el espacio de humo. Ruth manoteo en
el aire para despejar la espesa bruma. Asustada, sentía la presencia de ellos,
podía escuchar su ronco respirar. El
aire que emanaban tenía un amargo sabor. Forcejeó hasta poder vislumbrar la
luz. Los hombres ya no estaban.
Se encogió
de hombros, no comprendía nada. Salió de aquel lugar sin darle vueltas a lo
vivido.
Entró en una gran sala, luego en otra y otra más. Perdida, quiso salir de aquel insólito lugar, pero allí no había puertas, solo un ventanuco desvencijado. La idea de no poder atravesarlo la perturbo, aun así, decidida , dio un salto queriendo alcanzar el quicio. Se aferro a él, como quien se aferra a los últimos segundos de una vida que agoniza. En ese dejarse hacer, cayó, deslizándose hasta llegar a un frondoso valle. Alucinante visión. Verde todo verde, solo salpicaba esa mullida alfombra de hierba fresca, una multitud de florecitas de vivos colores. Descalzó sus pies y caminó hundiéndolos en esa lisura, luego se detuvo.
El cielo poco a poco se fue cubriendo de nubes. Nubes blancas que en solo un instante se tornaron grises, negras. Colisionaban unas con otras, engulléndose en una lucha sin piedad. Enfadadas escupían luminosos rayos que se clavaban en la tierra. Pensó que las fuerzas errantes de la vida querían castigarla por algo que dijo, por algo que hizo, por algo que tal vez solo deseo. El miedo la estremeció. Corrió buscando cobijo sin encontrar donde guarecerse, esta indefensión la paralizó. Cerró los ojos, como en un intento de hacer desaparecer todo o desaparecer ella.
Entró en una gran sala, luego en otra y otra más. Perdida, quiso salir de aquel insólito lugar, pero allí no había puertas, solo un ventanuco desvencijado. La idea de no poder atravesarlo la perturbo, aun así, decidida , dio un salto queriendo alcanzar el quicio. Se aferro a él, como quien se aferra a los últimos segundos de una vida que agoniza. En ese dejarse hacer, cayó, deslizándose hasta llegar a un frondoso valle. Alucinante visión. Verde todo verde, solo salpicaba esa mullida alfombra de hierba fresca, una multitud de florecitas de vivos colores. Descalzó sus pies y caminó hundiéndolos en esa lisura, luego se detuvo.
El cielo poco a poco se fue cubriendo de nubes. Nubes blancas que en solo un instante se tornaron grises, negras. Colisionaban unas con otras, engulléndose en una lucha sin piedad. Enfadadas escupían luminosos rayos que se clavaban en la tierra. Pensó que las fuerzas errantes de la vida querían castigarla por algo que dijo, por algo que hizo, por algo que tal vez solo deseo. El miedo la estremeció. Corrió buscando cobijo sin encontrar donde guarecerse, esta indefensión la paralizó. Cerró los ojos, como en un intento de hacer desaparecer todo o desaparecer ella.
Dos, tres…,
segundos, minutos, horas, no supo precisar. Apretaba con tanta fuerza sus ojos
que sintió dolor en ellos. De repente.
Un sonido ensordecedor Rig, Rig, Rig.
Ruth
sobresaltada gritó. Estaba empapada en sudor. El corazón golpeaba su pecho y toda ella temblaba.
Martín se conmovió.
- ¿Otra
vez los mismos sueños ?... Tranquila,
tranquila.
Inspiró
recobrando la calma. Se levantó dirigiéndose a la cocina, se preparo un vaso de
leche. Mientras lo bebía, recordó la voz de su madre:
_Nada mejor para alejar los malos sueños, que un buen vaso de leche calentita.
_Nada mejor para alejar los malos sueños, que un buen vaso de leche calentita.
Muchos sueños, recuerdos, pensamientos, pesadillas, en casa de Mª José.
Uffff! San.
ResponderEliminarAcabo de vivir la pesadilla con Ruth.
He pasado su miedo, he caminado descalza sobre las lindas flores.
Y lo malo es que yo no puedo beber leche, ni tengo a Martín.
Cómo me tranquilizo yo?.
Un beso y buenas noches.
Tan bien escrito que pase por los distintos lugares de la pesadilla
ResponderEliminarEntonces tomare leche
Un abrazo
Se logra sentir la angustia de la pobre Ruth!...los sueños pueden llegara ser pasadizos intrincados en los que la mente se las ingenia para ir tendiéndonos trampas que pongan al descubierto miedos y angustias, culpas y complejos.
ResponderEliminarTerreno apto para psicólogos que saben escrutar nuestras fobias y conflictos!
Un abrazo juevero!
la leche caliente, hace milagros...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Esos malos sueños que nos persiguen y no hay forma de escapar solo dejándonos caer, como Alicia, y el vértigo que sentimos también en esa caída...
ResponderEliminarMenos mal que el despertador acabó con la pesadilla, por lo menos hace algo bueno jejeje,y esa leche caliente que todo lo cura.
Un beso.
Los malos sueños no nos merecen.
ResponderEliminarMe parece muy interesante como has escrito esta pesadilla, con esas precisiones milimétricas en algunos detalles y ese tono difuminado en el ambiente, como pasa en los sueños.
ResponderEliminarAbrazos, amiga.
Y tú sí sabes alejar los malos sueños.
ResponderEliminarBuena entrada llena de emoción, sobresaltos y por fin, resolución :))
Un abrazo San.
Uno de esos sueños horribles que a veces se repiten. Habrá que buscar el origen.
ResponderEliminarAntes que tomar leche caliente (puajjj) prefiero tener pesadillas jajajaj!
un beso
Ruth o Alícia...? Me he deslizado por este sueño lo mismo que en el país de las maravillas y las pesadillas.
ResponderEliminarLa voz que rescata y ofrece leche tíbia, me salva, pero sigo maravillada.
Besito saladito.
Afortunadamente no recuerdo los sueños :)
ResponderEliminarmuy buen relato
un abrazo
Madre mía, que ideas se te ocurren, amiga narradora! Muy bueno.
ResponderEliminarMi peor pesadilla sería beberme ese vaso de leche caliente...
Un beso y un café, compi.
Como en un laberinto, Ruth viajaba por sus pasadizos. Tremendo sueño, que la despierta envuelta en sudor.
ResponderEliminarBuen consejo el de su mama, para ser recordado y puesto en acción para aliviar ese sueño repetitivo.
Me mantuvo en tensión.
Un abrazo San.
Si habrán sueños donde enroscarnos, transpirar y querer escapar a toda costa porque su realidad no parece tener nada de sueño (menos de ensoñación)... personas indefinidas, intenciones que no se comprenden... puffff! Despertar es un respiro que se traga el aire todo!
ResponderEliminarEn cuanto a la leche calentita, tiene ese toque maternal! Ay! Mamis, vaya que nos salvan hasta de los malos sueños!
Mil besitos al vuelo!
Gaby*
Ma que un sueño parece una pesadilla. Asi se forman nuestros sueños de imagenes inconexas que al contarlos vamos dando forma, en este caso de la forma de narrarlo es impecable, como tus escritos y el final tierno, seguro, evocador de aquella imagen que siempre nos ha protegido: mama.
ResponderEliminarGracias por estar y un beso
Mi madre también de niña me decía lo del vaso de leche calentita.
ResponderEliminarUn sueño poco placentero, y muy bien contado,menos mal que los sueño sueños son y no debemos de ver más allá; aunque a veces nos hace una mala pasada el subconsciente.
Un abrazo
Una pesadilla extraña, de esas que no entendemos y que están ahí... menos mal que siempre había quien nos sacara de ellas con ternura y mimos...
ResponderEliminarBesos
No sé si alguna noche no tengo un mal sueño, no sé bine por qué es así, pero tu texto me hizo reflexionar sobre eso.
ResponderEliminarAndo visitando a cada relatora, lo están haciendo muy bien.
Besos.
HD
los sueños de la razón, produce monstruos, el viejo y sordo gruñón sabía de sueños y cómo plasmarlos. Vivir con nuestros demonios y pesadillas es parte de la naturaleza humana. Muy buena entrada San
ResponderEliminarUn sueño tormentoso convertido en pesadilla... porque en ellos a veces proyectamos nuestros miedos, nuestra angustia y ansiedad, nuestras preocupaciones.
ResponderEliminarMe parece interesante vuestra participación "juevera".
Recibe mis saludos.
Anna J.R.
Querida San: me encantó como nos metiste en esa tormenta,sentí que los rayos me iluminaba y me atemorizaban, casi como a Ruth...
ResponderEliminarEn estos días volví a ver Belle de Jour. Recordás haberla visto? Tu relato me la trajo de vuelta a la cabeza y me quedo rondando la habitación tratando de comprender el sueño...
Besos y abrazos mil.
Me metiste de lleno en tu mezcla de sueño y pesadilla, me agobiaste en la habitación sin puertas, sentí el frescor de la hierba bajo mis pies, y me asusté con los rayos, temiendo que alguno me alcanzara, menos mal que el despertador nos salva de muchas desgracias, y además están las mamás para darnos el vaso de leche calentita.
ResponderEliminarDisfruté con tu sueño San. Besitos.
Ay San! Qué susto, qué miedo... ¡Qué asfixia! Menos mal que se acabó en algún momento, menos mal que había leche... y el recuerdo de mamá, esa balsa para ponernos a salvo.
ResponderEliminarMuy bien conseguido el clima, el ritmo agotador de pesadilla asfixiante. Querida San, muy bien que la salvaras y nos salvaras a todos.
Un abrazo guapa!
Un sueño que se convierte en pesadilla, lo relataste de tal forma que se transforma en algo muy vívido.
ResponderEliminarMenos mal que despertó!!!
Un abrazo.
wow!!!!.... me encanta!!!!! el mundo de los sueños es siempre encantador, sea cual sea, a mí en especial me gustan las pesadillas, porque es pura adrenalina, mientras corres y sientes que no puedes avanzar, haciéndose lento el tiempo, los monstruos, los mundos disparejos, es como vivir otra vida, es como estar metido en el infierno, muchas veces gracias a ellos he podido construir mis letras, es que son una delicia para la imaginación, donde sientes que tu cerebro explota...
ResponderEliminareste texto tuyo es muy bueno, estuve fascinado recorriendo cada línea, hasta sentí que era mi pesadilla, mis felicitaciones Sam....
ahora con respecto a lo último que me has escrito, te diré... para qué conservarlos? si ya nadie los lee, tan sólo yo, acaso has leído alguna vieja entrada de las mías, pues no, porque si lo hubieses hecho me habrías escrito un comentario, es que por aquí todo el mundo lee sólo la última entrada, nadie las extrañará, ni siquiera se darán cuenta de que existió.... te dejo una vieja entrada que adoro: Hoy que no estás a ver si te animas a leerme :) besos!!!!!