Hace
unos años, así como veinte.
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
Hoy llega al fondo de mi alma el sol;
Hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!
Rima
XVII- G. A. Bécquer
Solo
hacía cuatro días y medio que le conocía, cuando decidió invitarle a tomar un
café. Mientras le estaba contando y explicando lo que sentía, pasó entre las
copas la mano vuelta hacia arriba. Se quedó mirando su mano clara con
desconcierto, con ese gesto entendió que le llamaba, y le acercó la suya.
Le
agarró con decisión, como queriendo retener el tiempo, como queriendo retenerle
el corazón, como queriendo… La mantuvo unos momentos, no supo cuántos, pero
seguro que fueron muchos, o no, hoy no lo puede precisar. Una emoción indefinida
se le agarró al cuello y un deseo de llorar casi imposible de frenar, se le
acumuló en los ojos. Se quedó inmóvil, sin poder hablar, solo sintiendo y
deseando prolongar ese instante, viviéndolo como un regalo inesperado.
Sus
ojos se quedaron fijados sobre los de ella intentando adivinar, pero la
sensación tan fuerte que tenía, no le dejaba actuar con normalidad.
Cuando
le soltó, sin poder evitarlo, revivió una y otra vez ese momento, no quería
hablar ni pensar, necesitaba estar solo consigo, en una intimidad recurrente…
podía sentir su mano aferrada a la suya, y esa sensación desconocida para él,
se repetía en su mente y en su cuerpo una y otra vez sin descanso.
Quien
iba a imaginar que veinte años después le llevaría al mismo lugar, y volvería a
tener las mismas sensaciones…, aunque para sus familias serán siempre dos
amigos.
En
esto andaba, perdido entre la tinieblas de un pasado que por fin se hizo
presente, y es que el tiempo gira de una forma que los humanos no entendemos,
el ayer se hace hoy, el mañana… , ¿quién conoce el mañana?
Para conocer otros tiempos hay que hacerle una visita a Matices, vamos no dudeis.
Hay momentos tan especiales que logran marcar una vida, es cierto. No todos tienen la dicha de llegar a sentirlos. Los que sí lo han logrado, lo atesoran infinitamente...
ResponderEliminarun abrazo
Hola SAN
ResponderEliminarMe haz hecho recordar una de mis rimas favorita de Gustavo Adolfo Becquer, la del amor platónico de adolescente donde basta una sola mirada para sentirte en las nubes.
Linda y romántica historia donde el ayer se hace hoy es verdad y el mañana nunca llega porque siempre vivimos en el hoy.
Un beso
El tiempo prendido en un momento, esa mano tendida en el recuerdo, no importa cuanto tiempo pase, pervive el instante mágico,único, y se apodera del tiempo y es más fuerte que el tiempo, lo mide a su antojo y lo acerca hoy, nadie conoce el mañana.
ResponderEliminarSan existen esas sensaciones únicas, tú la has expresado intensísima, emocionante.
Besitos muchos.
El tiempo es relativo, porque pasa, pero se queda.
ResponderEliminarPreciosa esa rima de Bequer. Eternizar los momentos felices, que maravilla; pero no puede ser, ¿que haremos? Esos momentos los hemos de disfrutar aunque sean pocos minutos; pero disfrutarlos.
ResponderEliminarHermoso relato
Un abrazo
Un instante que marcó sus vidas aunque entiendo que no los unió físicamente para siempre, veinte años después, presentes, las mismas sensaciones. Me has traido a la memoria San otro poema de Becquer que refleja también un instante mágico y una separación no deseada. La primera estrofa dice:
ResponderEliminarAsomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Un fuerte abrazo.
Qué hermoso poema!!
EliminarHoy voy por un camino,ella por otro
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún: ¿por qué callé aquel día?
y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?
Pepe, gracias por traerlo a mi memoria en este instante
parar el tiempo. Es una quimera que ni alquimistas, ni el mismo Diablo con el pacto de Fausto consiguió . No me cambio por el ayer por muy hermoso que fuere , por que mi mañana será espléndido, Bonito detalle revivir situaciones en contra de lo que aqui digo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con María Jesús. El tiempo pasa, pero los recuerdos quedan, permanecen, continúan vivos en nuestra memoria, y más si son tan bonitos como estos que nos cuentas en tu relato. Lo de querer detener el tiempo en ciertos momentos, aunque suene a tópico, también es otra gran verdad. Un beso. ¡Nos vemos pronto! :)
ResponderEliminarEsas historias que no pudieron ser pero que nos dejan recuerdos tan bonitos a los que agarrarnos, estaría bien poder parar el tiempo a nuestra voluntad, claro, solo cuando nos interese jejeje
ResponderEliminarmuy bonito, San
Besos
Los instantes intensos son sólo eso, instantes, pero cuántas veces podemos invocarlos y volver a sentirlos!. Los recuerdos son tan maravillosos como los momentos vividos.
ResponderEliminarUn beso.
historias que pudieron ser y que quedan inmóviles, intactas con el tiempo y que sin saber cuanto tiempo transcurre por algunos segundos vuelven a suceder... que bello y nostalgico
ResponderEliminarTratar de para el tiempo es una utopia en la realidad y una realidad en los sueños
ResponderEliminarUn abrazo
mmm, que tu historia me hizo acordar a algo, más bien a alguien pero bueno que no sé que decir, me voy melancólico a otro relato de este Jueves, pero lo disfruté tu aporte de una forma muy especial. Saludos
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la mayoría de los comentarios: hay momentos únicos e inolvidables, que se reviven de tiempo en tiempo. ¿Qué lo provoca? no lo sé, tal vez un gesto, una señal o una estrella fugaz :))
ResponderEliminarBonita historia de amor.
Un abrazo
Que preciosidad, San... me encantan estas historias, con eso finales que te dejan sin aliento... y ¡qué recuerdos de cuando leíamos esas poesias de Becquer! :)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Becquer... que palabras más bonitas para iniciar una historia que seguro lo merece. Tendemos a engancharnos de los momentos mas emotivos, se aferran al corazón y a veces intentamos revivirlos de nuevo para llenar ese espacio vacío que una vez estuvo pleno...
ResponderEliminarUn entrañable homenaje, San...
Gracias por estar siempre...
Besos
¿Sabes? es una de mis rimas preferidas, de adolescente adoraba a Bécquer, yo cero que a todas las chicas románticas, nos gustó. Que conste que me sigue gustando, adoro la poesía y el libro chiquito de mis quince años, lo conservo y lo releo.
ResponderEliminarTu historia es hermosa y real, porque todos en algún momento, al volver a visitar un lugar donde ocurrió algo inolvidable, los recuerdos son tan nítidos, que a veces perdemos un poco la noción del tiempo. Besitos.
Retener en la memoria esos instantes inigualables, capturando cada detalle, dejándolo vivir constante cada movimiento (hasta el más imperceptible), es la única manera en que le podemos hacer esa loca jugarreta al tiempo de detenerlo, de permitirle retroceder...avanzar... y vuelta a retroceder... El tiempo siempre nos habrá ganado con su transcurso irrefrenable y nosotros nos quedaremos con la impresión de haberle robado una partecita para hacerla eterna.
ResponderEliminarUn beso San, siempre un gusto leerte!
Gaby*
Hay sentimientos y momentos que se quedan grabados a fuego en el tiempo y que logran hacerse un hueco pasando a ser un eterno presente.
ResponderEliminar¿20 años?, eso no es tiempo
Un beso
que profundo texto, muy bonito tu blog,
ResponderEliminarte sigo. gracias por la visita.
Un relato precioso y muy emotivo.
ResponderEliminarUn beso
Exactamente quién conoce el mañana? Muy buen relato para pensar en cada momento de la vida que nos hace sentir tan vivos. Besos
ResponderEliminarMiles de veces quise detener el tiempo, quedarme para siempre en ese instante que no iba a volver, pero no se puede. En este relato que me llenó de emoción el tiempo les dio una oportunidad, es que cuando las cosas tienen que ser, siempre les llega el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Qué sabemos de nada? Tal vez en eso radica la gracia
ResponderEliminarCuando ya lo sabemos, seguro que nos vamos a otro lado, a dar clases...
Besos y abrazos mil, mi querida Chelito.
Porque el tiempo de la felicidad se mide de otra manera...Hagamos trizas el reloj.
ResponderEliminarUn beso
El tiempo sazona los argumentos para luego decidir el final.
ResponderEliminarSaludines!
Que lindo jueves de relato.
ResponderEliminarEvocando un momento tan especial, tan intimo y tan atesorado.
Me gusto San, y mucho.
Un abrazo grande.
La inexorabilidad del tiempo nos hace pensar que tal vez no sea lineal sino que fluya circular , como eterno anillo que ciñe nuestras vidas.Un fuerte abrazo.
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