Amina Malú se apeó del tren. Era su primer viaje a la ciudad, su
primer viaje sola, su primer viaje…Parada en medio de aquellos interminables
pasillos se sintió como una hormiguita bruna e insignificante. Movió su cabeza a
un lado y a otro sin saber hacia dónde dirigirse. Sin más compañía que su propio miedo comenzó a
caminar.
Todos se dirigían hacia un mismo lugar, se preguntó por qué. Observadora como era, había contado cinco puertas
de acceso situadas de forma que si las
unías por una línea formaban una estrella. Cerró sus ojos, respiró
profundamente y se pensó dentro de ese pentágono símbolo de protección para su
pueblo. Escapar, resonó en sus oídos. No lo hizo.
Evocó las palabras de su madre “hazte una entre las gentes. No más, no
menos…”, así que les siguió.
Una marabunta humana, fue lo que se le aparecía. Olas de espuma doradas en un movimiento
incesante. Grises, blancas y amarillas, altas y bajas. Todo era nuevo para
ella, un caos multicolor reflejado en sus ojos negros.
Al reanudar sus pasos una
blanca incertidumbre se apoderó de
ella. No dejó que la paseara. Atrás
quedó esa vida llena de indigencia. Ese zigzaguear de serpientes sin veneno.
Alguien le susurró: Bella.
Sirena de ébano en medio de un mar en calma. Ella sonrió, enfrentando aquellos ojos
verdes que tanto había añorado.
Nadie la había llamado nunca así, solo él y ahora estaba aquí.
Le había prometido una nueva vida fuera de pobrezas y miserias y así había
sido. Pero todo tiene un precio, este fue el más vil. Atender una agenda repleta de
números y nombres. El teléfono vibró, ella contestó.
-
Si mi
amor, en seguida llego; sí, yo te daré lo que nunca nadie te dio…
Una realidad que abruma.
ResponderEliminarCuantos sueños rotos tan vilmente.
Salir de ese pozo, algunas lo logran.
Cariños
¡Ufff San, que final!, por más que suene real y cotidiano no deja de poner la piel de gallina. Desgraciadamente no hay dia que las noticias no lo comenten. Ayer mismo escuché la desarticulación de una mafia de trata de mujeres nigerianas obligadas a prostituirse. Tremendo, que mundo mas cruel.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues , sí: hay hombres dispuestos siempre a aprovecharse de la inocencia, de la ignorancia, de la belleza, de la pobreza...los hay que sacan partido a todo.
ResponderEliminarDesgarrador como solo la realidad puede serlo y el deseo de que esas palabras algún día tengan significado.
ResponderEliminarUffffff! me has puesto el vello de punta San, por décimas de segundo me he quedado desconcertada sin entender, he releído el último párrafo y los escalofríos me han entrado.
ResponderEliminarSinceramente, y no tengo porqué decirlo si no fuera así, uno de los mejores relatos que he leído desde que estoy de blog en blog.
De vez en cuando me guardo alguna perla en mis carpetas personales, para tenerlo para mí, me vas a permitir que lo haga, y ahora me voy a releerlo otra vez.
Muchos besos
Una multitud apabulla cualquier agenda, habrá que seleccionar bella sirena.
ResponderEliminarBesito dominguero.
La explotación de mujeres extranjeras y nativas o nacionales para el único fin que ellos desean: satisfacer sus necesidades y deseos insatisfechos. Lástima que este espléndido relato sea una realidad cierta y desagradable.
ResponderEliminarTambién me gustó mucho esta historia, San.
Un abrazo
Siempre me causaron tristeza estas personas. Me invade una sentido de protección, y sería
ResponderEliminarincapaz de hacer nada más charlar . Tengo un gran respeto por estas personas
La realidad cruda. Es una pena que esos caminos se tracen sin dejarle salida a quienes los andan... o tal vez la haya, pero también el precio pueda ser caro.
ResponderEliminarBesitos San!
Gaby*
Real como la vida misma, la obligación, la explotación, la necesidad o el capricho lleva a muchas y a muchos a venderse al mejor postor.
ResponderEliminarHay otras que practican todo tipo de gimnasia, por decirlo bonito, a cambio de un puesto de trabajo o de una plaza de profesor/a en la universidad ¡La de casos que os contaría, amigos! Lo hacen con descaro, sin pudor, robando plaza a investigadores que cumplen más que los requisitos, se venden a sus tutores o tutoras, cierran despachos mientras aúllan, hacen manitas en los consejos de departamento por debajo de las mesas ¡Y consiguen lo que se proponen? ¿Por qué? ¿Por ellas/os? NO, por los desvergonzados que aprovechan su calentura en aquellas o aquellos que se ofrecen. Siempre los y las hay dispuestos.
Pero esa es otra historia...
Un beso y enhorabuena por esta crudeza, no es fácil de redactar.
Cuanta verdad encierra este relato. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Lamentable historia de muchas jóvenes (muy jóvenes) que han emigrado (desde estas tierras también) en busca de futuro y se han dado de cara con la tragedia...
ResponderEliminarMuy bien contado. Eriza la piel.
Besos
les venden el paraiso, les prometen la luna pero no les dicen que hay en ella y lo que les cobraran...
ResponderEliminarTriste!!!
Besos
Lo que tengo claro es que además de las mafias (que por ahí he leído que son de hombres, y ni de coña, porque también hay mujeres metidas en el ajo), es que habría que castigar a los clientes de alguna manera. Hay algo que nunca llegaré a comprender, y es la capacidad de aprovecharse de la situación de otra persona que en otras circunstancias NUNCA actuaría de esta manera.
ResponderEliminarUn beso.
Una manera poco o nada sutil de conseguir las cosas pero mientras haya carnada y tiburones que la coman seguiran existiendo tales injusticias.
ResponderEliminarBesos de gofio.
Una realidad que sacude a muchas incautas... para ver como su sueño se desmorona ante sus ojos. Someter la voluntad de otra persona con o sin engaños me parece cruel.
ResponderEliminarSan, muy bueno :)
Besos
Real como la vida misma, la pobreza, la necesidad de sobre vivir... tantas y tantas cosas son las las hacen que estas situaciones se conviertan en realidad.
ResponderEliminarHas sabido plasmar con mucha belleza una situación tan dura.
Qué triste, San. Y por desgracia, así es. Terrible realidad.
ResponderEliminarCuantas personas sufren -tal vez en la puerta de al lado-, y no nos percatamos.
La vida puede ser tan preciosa... y la hacemos de barro oscuro.
Un gran abrazo, amiga.