Mientras duró el viaje, los recuerdos de los años
vividos y disfrutados día a día junto a él, se hicieron dueños del reloj del
tiempo. La voz de la azafata la tomó de la mano regresándola al presente, el
avión alcanzaba tierra. A medida que se acercaba a la puerta de desembarque, se
desbordaron en cascada las emociones contenidas. Cuando le vio entre la
multitud de gentes, la cohorte de mariposas que habitaban en su pecho, alzaron
el vuelo llenando todos los espacios vacíos entre ellos. No hubo espera, fundidos
en el calor del abrazo se llenó del olor de su cuerpo. Percibió su fuerza, la
tersura de su piel, el brillo de esos ojos verdes tan llenos de vida. Unas
lágrimas de pura felicidad rodaron por su rostro, como en aquel primer instante
en el que la matrona lo posó entre sus manos.
Otras felicidades para llorar en el blog de Alfredo
(Os leo a mi vuelta)
Que momento emotivo.
ResponderEliminarUn reencuentro lleno de recuerdos y sensaciones. Emocionante.
ResponderEliminarUn texto bello y sorpresivo pues al final se desvela el objeto del amor y añoranza de la protagonista, dando al traste con lo supuesto al principio.
ResponderEliminarSaludos.
Emociones que nos hacen llorar lágrimas de felicidad. Un abrazo
ResponderEliminarNada más emotivo que el abrazo del hijo que ha estado ausente. Esa felicidad, no es comparable con ninguna.
ResponderEliminarMuy bien relatado.
Un abrazo.
Un hijo pródigo.
ResponderEliminarPreciosa esa sensación de amor contenido, sobre todo si se trata de un hijo.
ResponderEliminarUn abrazo
San, hago mío tu post, amiga...Cada vez que viajo a Múnich o a Australia vivo la historia que has contado...Esa emoción no cesa, permanece en el tiempo, porque el sentimiento es eterno.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
M.Jesús
Que lo mime cada instante
ResponderEliminarCariños
La vuelta de un hijo, siempre despierta sentimientos, más con la edad.
ResponderEliminarUn beso.
Ningún encuentro como ese.
ResponderEliminarVuelve pronto.
Esos reencuentros son inolvidables y tu lo has contado de una manera que llega incluso al alma más dura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recuerdo las lágrimas de emoción que no pude contener cuándo mi hijo nació por fin después de un parto muy difícil y me lo pusieron en el pecho por un brevísimo instante antes de llevárselo rápidamente! No recuerdo emoción más intensa que esa! Tu relato me lo ha hecho recordar...
ResponderEliminarEntendo a pleno esta emoción amiga San!! ¡gracias!
ResponderEliminarLa felicidad del reencuentro. Debe haber mucha necesidad de abrazo y cercanía, cuando un hijo está lejos de su madre. Lo has descrito estupendamente, y sellas el relato con ese retroceder en el tiempo, que ubica el encuentro, a ese primer punto de emoción inmensa.
ResponderEliminarMucha ternura guarda tu historia, bella!
Besos!
Gaby*
¡Cómo no llorar de felicidad ante el reencuentro con su hijo!!!
ResponderEliminar=)
Es lo mas emocionante que he visto en mi vida
ResponderEliminarTierno y emocionante como el anuncio de los turrones de Navidad. Entre el recuerdo, no muy lejano del anuncio y tu texto una lagrimita sí que se me ha caido.
ResponderEliminarBesos Y gracias por participar.
Preciosa historia que rememora un primer instante y un anhelado encuentro. Dos instantes, dos, sin duda merecedores de una emoción desbordada en lágrimas de felicidad. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
...pues pronto tendré que vivir esas emociones en carne propia. Por ahota toca despedir con generosidad, ayudando a levantar vuelo, Pero claro, luego tocará correr a su encuentro y llorar de alegría como en tu hermoso y tierno relato.
ResponderEliminarbesos querida San
El esperado reencuentro con un hijo, hace que todo nuestro cuerpo sienta la emoción del momento.
ResponderEliminarPrecioso y muy bien escrito.
Besos amiga .
Ay, esos hijos que se van y nos preocupamos y luego vuelven y nos hacen tan felices ... Muy bien contado, como es habitual.
ResponderEliminarBesos y aquí esperaremos de nuevo tus letras. Que todo vaya genial. .
SAN, que sentimientos tan hermosos se desencadenan en la protagonista y como siempre con un final que sorprende, el amor era por el hijo. Que bien contado y en tan pocas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.