Queridos amigos bienvenidos a esta reunión, como ya sabéis todos mi nombre es Ana.
Hoy seré solo la guía en este lugar de encuentro. Si habéis llegado hasta aquí podéis sentiros ya satisfechos, habéis conseguido vencer el primer obstáculo, el primer miedo.
El tema que trataremos es el siguiente ¿Puedo vivir sin…? ¿Hay vida después de….? Y aquí cada uno de vosotros terminará la pregunta.
Comenzaremos presentándonos y poniendo nombre a nuestra de pendencia, porque de eso tratamos de dependencias.
Cuando queráis.
Siguiendo a este ofrecimiento una chica rubia de ojos color miel se levantó de su silla y comenzó:
Mi nombre es María y no puedo vivir sin mi música, para mí no hay vida sin mi música, no hay nada después de ella.
Todos corearon bienvenida María.
Mi nombre es Juan y no puedo vivir sin comer, para mí no hay vida sin poder disfrutar del placer de una buena comida. Antes reventar que parar.
Todos corearon bienvenido Juan.
Mi nombre es Antonio y no puedo vivir sin amor, para mí no hay vida sin amor, no concibo vivir sin sentir esa emoción que recorre cada rincón de mi cuerpo y atraviesa mi alma. Si el amor se apaga antes de que exhale el último suspiro ya estoy de nuevo enamorado de ¿Quién? No importa, siempre hay de quien enamorarse.
Todos corearon bienvenido Antonio.
Mi nombre es Pilar y no puedo vivir sin internet, para mí no hay vida después de mi blog .
Todos corearon bienvenida Pilar.
Mi nombre es Rosa y no puedo vivir sin mi trabajo, para mí no hay vida después de mi trabajo.
Todos corearon bienvenida Rosa.
El grupo se cerraba con otra asistente, pero esta no se levantó, no se presentó. Todos la conocían, ya hacia treinta días que acudía sin falta a la cita de cada tarde, pero jamás hablo, solo se limitaba a observar y a escuchar.
Tras la presentación cada uno de los participantes fue explicando el porqué de ese no poder vivir sin esa pasión hecha obsesión. Las reglas eran no juzgar, cada uno de los que allí se hallaban sufrían de una tremenda dependencia, cada uno a su manera había llegado a sentirse así por ¡tan distintos motivos!
Por ejemplo Rosa procedía de una familia muy humilde tanto que desde muy joven lucho por conseguir levantar una gran empresa, su mundo era solo ese, no se permitió jamás un descanso. No sabía lo que era tener amigos, lo que era amar a otra persona, lo que era sentirse amada.
La siguiente en explicar sus porqués fue Pilar, una mujer entrada en años ¿Cuántos años tendría Pilar? ¿ setenta, setenta y cinco? Había descubierto un mundo nuevo internet, había creado un blog y había hecho amigos, virtuales sí, pero amigos. Su casa, su blog, llevaba tres años funcionando, tenía 3.500 seguidores, desde que comenzó su andadura no se sintió ni un solo segundo sola. Sufrió un ataque de pánico cuando al intentar acceder un día a su blog y al de sus amigos, le fue imposible, pensó que todo su mundo se venía abajo. Esta dependencia, tenía que superarla, aun podía llenar su vida con mucho más que una pantalla y un teclado.
Así uno a uno fueron exponiendo los motivos por lo cuales habian llegado a ese extremo, creían realmente no poder vivir sin lo que para ellos era todo su mundo y juntos intentaron buscar otras vías que le sirvieran de motivación para alcanzar su meta: conseguir ser felices, poder sentirse libres.
Cuando la sesión estaba a punto de llegar a su fin, Ana se dirigió de nuevo a la mujer que solo escuchaba y le dijo:
-Y tu San ¿no puedes vivir sin….?
Ella se levantó miró a cada uno de los asistentes, les sonrió y por fin el sonido de su voz llegó hasta ellos: No puedo vivir sin….. Dejadme unos días que lo piense.
Tomo su abrigo y salió. Hacia frío en esas calles heladas del mes de enero, introdujo sus manos en los bolsillos, en uno de ellos encontró el mp3 que recibió como regalo de cumpleaños, pulsó on y una canción comenzó …..
Más vidas muchas más en casa de
Gus