miércoles, 9 de enero de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: Mayores



La Loli me llaman, cuando pasan frente a mí. Aunque mi nombre es Dolores Valdemarín de Vargas Solís. Sí señores, un nombre y apellidos de abolengo. Mis padres eran los duques de Valdemarín y yo como pueden suponer viendo esta fotografía, fui la hija díscola, como hoy soy una díscola anciana.
Lo de anciana que sepan ustedes que lo digo por este cuerpo acartonado por los años, roto por tanto camino andado, seco y arrugado por los vientos que lo sacudieron, nada más. Porque mis deseos,  mis ganas de vivir, de amar, de sentir, siguen intactos, igual que a los quince años, cuando me escape con Manuel el hijo del molinero, el joven más bello que jamás había visto.
Luego hubo otros, tantos como el destino tenía  dispuestos para mí. Jamás me importó murmuración alguna. Viví la vida, mi vida, como quise hacerlo: libre. 
¿Qué pensaría hoy Manuel si pudiera verme? Él, el que me enseñó a ver el mundo con otros ojos, el que cambio el señorita de... por la Loli.
Nada tengo, nada tuve, excepto amor y felicidad. Sí, soy feliz aun viendo mi desdentada boca cada mañana, cuando entre risas me coloco estos claveles rojos, como  roja es la sangre que me corre por las venas, como roja es la pasión que me arrebata.
Mis ojos que todo lo miraron con la sorpresa de la primera vez, siguen descubriendo la fugaz belleza de los instantes, ahora aumentada por estos lentes que no puedo dejar de llevar, porque todo entonces se me emborrona.
No hay rincones oscuros en mi casa, solo los recuerdos la habitan sirviéndome de compañía. Murieron mis amigos, mis amantes, mi familia. Sin raices.

No me siento sola, me siento viva.


Para leer más historias de mayores  en casa de GUS

domingo, 6 de enero de 2013

!Chsss!

Tatiana Koshutina


Adentro 

H

a

c

i

a

Adentro 

Que solo me arrulle el soplo de tu aliento.

miércoles, 2 de enero de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: Romances futuristas, fantásticos o metahumanos.



Por fin lo había logrado tras muchos ensayos fallidos. Sabía que nadie iba a entenderlo, siempre fue tan envidiado... Su seguridad abrumadora; ese saber estar; esa presencia que anulaba todo a su alrededor; ese ser el centro de la reunión. Se había sentido sorteado, como si de un premio se tratara, demasiado tiempo. Aún así, y a pesar de todo, lo había decidido.

Con energía pulsó el interruptor. Pi-14 abrió los ojos, pestañeó varias veces, en un intento por adaptarse a la brillante luz que penetraba por los ventanales, y luego quedó fija sobre  Jones.
   –Buenos días, dijo ¿Qué deseas de mí?    

(La miró de arriba a abajo, era perfecta, tanto que todo el trabajo y el empeño puesto, hoy  se veían recompensados.
Se le acercó, suavemente pasó sus dedos por la blanca piel. Escondió su rostro entre su pelo, buscando reconocer su olor; una embriagante mezcla a maderas de oriente y a jazmín lo inundó. Lo había elegido especialmente para ella y ella destilaba sus cálidas notas. Cerró los ojos y la respiró).

   –Todo, dijo Jones, mientras se le escapaba una pícara sonrisita.
Ahora tendría quien escuchase su voz más oculta. Tendría con quien compartir sus días, su noches. Los silencios dejarían paso a las risas cómplices y la soledad dejaría de oprimir su alma.
Ella le daría todo lo que ninguna otra mujer supo ofrecerle jamás y él se cobijaría en sus brazos, sintiéndose protegido, amado y sería por fin feliz.

Todo lo feliz que se puede ser junto a una mujer con un corazón de acero inoxidable.






Otras historias y otros mundos en casa de El demiurgo

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