miércoles, 28 de noviembre de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO: "A la luz de una vela".



No era extraño que la luz se fuera. El edificio era antiguo, así como la instalación eléctrica. Toni conocía mi fobia a la oscuridad y supo anticiparse. Comenzó a hablar para ahuyentar mis temores.
-¿Qué te cuento? dijo mientras encendía una vela. ¿Te he hablado de Mayca? Preguntó atusándose su espeso bigote. ¡Sí mujer, esa misma en la que piensas! La oronda morena de la primera planta, la “chochona” de la que todo el edificio murmura. Yo negué con la cabeza, mientras le respondía: -No, no me has hablado
-Pues, verás. Al poco de entrar en la empresa, trabajé en la misma sección con ella. Por entonces no estaba así. Era una morenaza entradita en carnes, pero prieta, muy prieta.
Le gustaba usar pantalones ajustados y de talle corto. Nos traía locos a todos los chicos de la sección. Yo  ya estaba casado con  Lola pero había momentos en los que no podía sacarla de mi pensamiento.
Llegado este punto, me sentía más que interesada en la historia.- Sigue, sigue, le increpé. El continuó.
– El motivo de esta obsesión, era una tira de fino encaje que le asomaba por encima del pantalón. ¡Dios!, se agachaba y aquella cinta, roja, negra, verde…asomaba y mis ojos como mi corazón la tocaban desde la distancia. Sus carnes le rebosaban esparramándose todas. Aquello me tenía tan trastornado que una noche la soñé.
 -Sí, no te rías. Tuve un sueño erótico con Mayca, la gorda Mayca. La veía agachada recogiendo aceituna, con unos refajos apretando sus carnes, mostrando su enorme culo de luna llena. Mis manos en sus caderas… ¡Uf! no sigo, no puedo seguir contando.
Yo a estas alturas, viendo la expresión de su cara y sus ojos rompí a reír.
-No me lo puedo creer, tu un hombre tan, tan…delicado…
-No te rías, que sí que Mayca es un  poquito espesa. Bueno, muy espesa. Pero es que tiene un culo…
-¿Le contaste esto a tu Lola?
- Quita, quita. Si es que mi Lola de tangas nada. Y como siempre le digo que me encanta esa especie de tienda de campaña que usa…

Otras luces encencidas en casa de Encarni.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Números en la agenda.




Amina Malú se apeó del tren. Era su primer viaje a la ciudad, su primer viaje sola, su primer viaje…Parada en medio de aquellos interminables pasillos se sintió como una hormiguita bruna e insignificante. Movió su cabeza a un lado y a otro sin saber hacia dónde dirigirse. Sin más compañía que su propio miedo comenzó a caminar.
Todos se dirigían hacia un mismo lugar, se preguntó por qué. Observadora como era, había contado cinco puertas de acceso situadas  de forma que si las unías por una línea formaban una estrella. Cerró sus ojos, respiró profundamente y se pensó dentro de ese pentágono símbolo de protección para su pueblo. Escapar, resonó en sus oídos. No lo hizo.
Evocó las palabras de su madre “hazte una entre las gentes. No más, no menos…”, así que les siguió.
Una marabunta humana, fue lo que se le aparecía. Olas de espuma doradas en un movimiento incesante. Grises, blancas y amarillas, altas y bajas. Todo era nuevo para ella, un caos multicolor reflejado en sus ojos negros.
Al reanudar sus pasos  una blanca incertidumbre se apoderó de ella. No dejó que la paseara. Atrás quedó esa vida llena de indigencia. Ese zigzaguear de serpientes sin veneno.
Alguien le susurró: Bella. Sirena de ébano en medio de un mar en calma. Ella sonrió, enfrentando aquellos ojos verdes que tanto había añorado. Nadie la había llamado nunca así, solo él y ahora estaba aquí.
Le había prometido una nueva vida fuera de pobrezas y miserias y así había sido. Pero todo tiene un precio, este fue  el más vil. Atender una agenda repleta de números y nombres. El teléfono vibró, ella contestó.
-         Si mi amor, en seguida llego; sí, yo te daré lo que nunca nadie te dio…

lunes, 19 de noviembre de 2012

jueves, 15 de noviembre de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO: Uno de tres

Imagen tomada del Blog de Marisol


Humo detrás del cristal

Pienso que echaré de menos, mañana, cada mañana, el  resto de mis mañanas, el sonido de tus pasos junto a los míos…
Hasta ayer, aceleraba mis horas para encontrar la mirada de unos ojos que se anunciaban desbordando ternura.
Así amanecían mis días, con la esperanza del encuentro. Sabiéndote, todo tenía otro color.
Ahora esa sonrisa que abraza, no me acompañará a traspasar la línea que separa este mundo y el que tú ceñías a mi cintura. Lo haré sola, como me enseñaste.
–No temas nada –me decías– cierra tus ojos y siente. Adelanta un paso y adéntrate.  Estarás a salvo; allí te encontraré.
Te hubiese hablado de esta ausencia y del deseo de que no cambiasen nuestras vidas, pero entonces en tu rostro se hubiese reflejado la tristeza. No teníamos tiempo para eso.
Llueve. El paraguas solo cubre mi cuerpo y el aroma de una evocación… Ahora no sé precisar cuando la costumbre se hizo deseo.
Hoy solo me duele dejar atrás tu compañía. Los toques fortuitos, esas risas cómplices, la voz que narra, que cuenta, que desvela… la respiración entrecortada.
¡Qué fácil es acostumbrarse a lo bueno y qué triste regresar a la realidad!
Mis lágrimas apenas me dejan ver cómo te vuelves humo tras el cristal…


Encontrareis más uno de tres en casa de Neogéminis


sábado, 10 de noviembre de 2012

Igualito, casi igualito


En tus ojos, su mirada
En tus labios, sus sonrisas
En tus manos, sus abrazos
Eres la semilla germinada,
El deseo consumado,
La aventura de la vida,
El amor sin preaviso,
Nuestro ayer y tu mañana.

Caminas sobre las huellas de sus pasos,
Entre senderos de escarcha fundida,
En las mañanas que despiertan
Anunciando un nuevo día.

No hallarás silencios que rompan tu alma
No domeñarán tu vida
No habrá destierros, ni desgarros
Solo la paz y el calor de este regazo,
Que te cuida, que te mima.

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