miércoles, 25 de septiembre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO...Desde la visceras, con cinco verbos.




Una noche cuajada de Estrellas

Tu vientre está seco, le dijo la Engracia, mientras sus manos heladas le revolvían las entrañas. Por un instante sus miradas se cruzaron, Estrella se aferró a los hierros del sillón con tanta fuerza, que de haberlo querido, de cuajo los hubiese arrancado. Pero la pena pudo más que la ira y solo acertó  a dejarse llevar por un tibio llanto. Él, arqueó las cejas en un gesto de contrariedad, el  desprecio acumulado, se fue adueñando de la estancia. Vístete y vete a casa, le ordenó. Luego volviéndose hacia la curandera, le tendió dos billetes de veinte.
Enfiló Estrella, la última curva camino de la casa grande. Los silencios cuajaban de crisantemos las esquinas de su corazón, sola en medio de la nada, se dejó caer a la orilla del arroyo. Cerró los ojos, rogándole a sus miedos que la dejaran soñar. Emboscada al otro lado de la vida, se vio bailar, mientras unos ojos de mirada lasciva la perseguían. Te he de amar mientras viva, le susurró con avaricia de enamorado, un joven en el que quiso ver, al hombre de su vida. El sueño se enturbió, despertando en un lugar donde nada sucede más que el tedio y el desafío. Huir o morir, no cabían más caminos.
El aire arrastraba la humedad de un otoño recién parido, las voces gritaban el nombre de Estrella. En el cristal de la que fuera su habitación, se halló escrito: Soy más de lo que crees, José jamás lo borró.

 Otros relatos salidos desde lo más profundo, en casa de Alfredo, <La plaza del diamante

martes, 24 de septiembre de 2013

Un regalo de una amiga en la distancia.



Los premios que llegan envueltos en el cariño de los amigos, son regalos. Este me llega de lejos, de muy lejos, aunque sienta aquí cerquita a Miralunas.  Me pregunto que hace posible que dos personas que no han cruzado una palabra (buenos algunas escritas, sí), ni una mirada, puedan sentirse unidas, supongo que serán los afectos, que  algo han de tener que ver. Sea como fuere, hoy le doy las gracias por tenerme presente. GRACIAS MIRALUNAS.

El premio conlleva unas normas la primera ya la cumplí. La segunda es contaros siete cosas mías, para que me conozcáis mejor. Voy a ello. 
     

1.     Con los pies en la tierra y con el corazón en las nubes, soy lo que se ve.
2.    Me gustan las gentes, tan distintas tan iguales.
3.    Pienso que una sonrisa puede alegrar el día, a quien la da y a quien la recibe.
4.    Todo lo que huela a arte me hace vibrar.
5.    Disfruto con un paseo, con una conversación a dos, a tres o a veintitrés.
6.    Pienso que cada ser es único y como tal hay que hacérselo sentir.
7.    El amor y la amistad es el pan que alimenta mis días.

El tercer requisito es ofrecer este premio a quince blogs. Eso me lo voy a saltar, creo que soy seguidora de más de trescientos, y cada uno de ellos, pienso que es merecedor de este premio y de mil más que se dieran. Así que pasen y tómenlo, es un regalo para vosotros.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO...Recetas.

 

Receta de la princesa

La mujer de mi abuelo, que no era mi abuela, se llamaba Celina. Era una mujer de piel transparente, de pelo negro, muy negro, y de ojos grandes. De risa fácil pero de sonido falso. Cuando pienso en ella, siempre la recuerdo en la cocina, con las mangas de la camisa remangadas y el delantal puesto. Un día le pregunté por qué siempre andaba vestida así, ella contestó que era el uniforme de las reinas de la cocina. Así fue como entendí, que ella pertenecía a ese reino. Mi madre tenía por costumbre visitarlos todos los miércoles, y en cada visita, Celina orgullosa, nos daba a probar sus últimas recetas. Recetas que mamá anotaba, para hacerlas luego en casa. A pesar de lo mucho que se esmeraba y aun poniendo el ingrediente secreto: Amor hija, mucho amor, le había dicho su madrastra, jamás alcanzaban el color, el aroma y el sabor que ella conseguía darles. Un toque mágico que a mamá se le escapaba. Un miércoles cercano a Navidad, cuando llegamos a casa del abuelo, el olor a canela, a azúcar tostada, a miel y ajonjolí lo inundaba todo. Celina había salido dejando sobre la mesa de mármol blanco, bandejas de mantecados, rosquillos de anís, tortas de almendra… mi madre con ojos llorosos, lo miró todo sintiéndose nada. El abuelo libre de la presencia de la que era su esposa, y adivinando lo que mamá pensaba, le dijo: No te sientas triste querida, en cada receta que anotas, tu madrastra, siempre se olvida de alguna cosita.

 Receta para hacer feliz a quien tienes cerca:

Un pellizco de buena voluntad
100 gramos de bondad
100 gramos de generosidad
200 gramos de agradecimiento
Sonrisas al gusto
No está de más añadir, amabilidad junto con un poquito de comprensión
Mezclar con movimientos envolventes hasta que la mezcla suba y alcance su punto álgido.
Servir en todo momento y a discreción.
(Se admiten otros ingredientes que puedan mejorar esta receta)
(Receta de mi madre)

Otras RECETAS en la cocina de Cass

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