Estaba
allí estática camuflada entre el gris del cemento, podía sentir sus ojos
diminutos fijos en mí, aun sabiéndola lejos, la sensación de que un simple
movimiento mío podía hacerla saltar y que su cuerpo como una ventosa se
adhiriera al mío, me hacía estremecer. Pero que ser tan feo, pensé, mientras la
observaba y qué quieta está, ¿cómo puede mantenerse así tanto tiempo? No podía
apartar la vista de ella, solo lo hice al notar un aguijonazo en el brazo. De
forma instintiva me llevé la mano al lugar del impacto aplastando a lo que lo
había producido, un mosquito diminuto. Quedó espachurrado, pero su veneno ya
estaba dentro de mí. La zona comenzó a inflamarse y a picar. Este hecho me hizo
tomar conciencia de que hay miedos absurdos, como el mío a una salamanquesa que
con solo oírte se esconde. En cambio un insecto minúsculo y al que no le
prestas atención puede causarte la muerte si eres alérgico a su veneno.
Así
es la vida, me dije, un miedo espanta a otro miedo, pero yo tengo la opción de
espantar a los dos, cogí la manguera y con toda la presión, la enchufé sobre
ellos. Esa noche descansaría, al menos durante un buen rato.
Creo que los miedos, por muy pequeños que sean siempre hacen daño, porque te crean entre otras cosas, angustia
ResponderEliminarMi beso, San
Vaya coincidencia, viene a verme una salamanquesa todos los años se llama Juancho, y me da un poco de miedo y los mosquitos por diminutos los ignoro pero ya vemos que no hay enemigo pequeño. Unos abrazos
ResponderEliminarjeje la razón a veces puede espantar nuestros miedos, aunque a veces un buen repelente espanta mejor jaja
ResponderEliminarUn abrazo
Te entiendo perfectamente el miedo a los animalillos sean cual sea su tamaño es espantoso , y mucho más cuando uno es alérgico a su veneno ya no solo es miedo es terror pq te juegas la vida dependiendo donde estés .En todo caso ese manguerazo asusto a tan lindo bichitos y al menos te dejaron un poco más tranquila .
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
¡Hola! ¡Qué forma de vencer el miedo! Me encantó
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Ya pasan esas cosas, te fijas en lo grande y no en lo pequeño que te puede hacer más mal.
ResponderEliminarDivertido final.
Un abrazo
Muy buena reflexión y yo que adoro las salamanquesas que por cierto por aquí les llamamos "dracs" dragones. Muy bien escrito, besos.
ResponderEliminarJajajaja! Un relato muy divertido San. Los miedos son irracionales a veces, da igual si son grandes o pequeños.
ResponderEliminarUn beso
Hola, San
ResponderEliminar!Encantador texto!
Me sorprendió ese final de coraje y valentía. Y tienes razón, no hay que subestimar a lo que nos parece insignificante.
!Abrazo!
Te entiendo por la alergia que me producen las avistas.
ResponderEliminarLos seres humanos somos así, San. Se apoderan de nosotros miedos irracionales a seres inofensivos y no tomamos ni la más mínima protección ante aquellos que sí son capaces de causarnos daños irreparables. Tu manguera como instrumento de aniquilación de miedos me ha recordado aquella canción.... si yo tuviera una escoba, cuantos miedos barrería.
ResponderEliminarTe agradezco mucho que hayas encontrado un hueco para participar en mi convocatoria.
Un fuerte abrazo, amiga mía.
Sí, algo tan pequeño como un mosquito puede hacer mucho daño, sobre todo en grupo. Muestros miedos son irracionales, pero controlables.
ResponderEliminarUn saludo.
El miedo y el amor son los dos grandes irracionales de nuestra mentes...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Nunca hay miedos pequeños, eso nos has demostrado tu... a mas de una cuando ve una lagartija se le figura un diplodocus.
ResponderEliminarUn abrazo
Jaja,qué bueno!!
ResponderEliminarEs verdad que a veces no pensamos que hay cositas pequeñas que pueden ser más nocivas,pero nada,con un manguerazo,zas!!
Simpática entrada!!
besucos
Gó
jajaja, me has hecho reír, y yo que imaginaba a un animal enorme y feroz, que incluso lograba camuflar su piel, camaleonezco, imposible de percibir con nuestros sentidos tan primitivos... y resultó ser, sólo un mosquito, jajaja, pues no sucede a menudo, por eso ni lo imaginé, mi cabeza volaba en seres de otra galaxia, pero me encantó, la forma como compones tu relato, ese comienzo donde le vas dando forma y luego el final, glorioso donde el villano es revelado, diminuto pero peligroso, invisible al ojo humano... preciosa entrada, besos...
ResponderEliminarEs una buena reflexión. Comprender siempre ayuda a evolucionar; finalmente, es a la ignorancia a la que debemos derrotar.
ResponderEliminarUn abrazo.