Kyle Thompson |
El ritual siempre era el mismo, dar tres
vueltas de llave a la puerta, mirar bajo la cama, correr las cortinas para que
la escasa luz de las farolas iluminara la oscuridad tenebrosa del cuarto y
encomendarme a todos los santos para que no vinieran a visitarme los espíritus
errantes. Pero cada noche llegaban. Un gélido soplo helaba toda la estancia arrancándome
de la placidez de mi sueño, yo apretaba los ojos para no verlos, me tapaba los oídos
para no escuchar ese respirar profundo venido de los confines del otro mundo. Jamás
me atreví a pronunciar una sola palabra ante ellos, pero hoy… ¿Qué queréis? grité.
¿Qué vamos a querer?, felicitarte y comenzaron a cantar, cumpleaños feliz,
cumpleaños feliz… De un salto me senté en la cama y allí estaban Laura y los
niños. Sopla la vela y pide un deseo, corearon. Soplé y pensé en ese deseo.
Luego volví a la soledad de la cama vacía y
al silencio de las almas en pena.
Otras oscuras fantasías en el blog de Yessy. MANIFESTKAN
Corto, conciso y con un halo de misterio ..esas almas clamando un deseo.
ResponderEliminarMuy bueno un abrazo San .
Yo también tengo costumbre de cerrar bien la puerta, aunque no suelo mirar nunca debajo de la cama.
ResponderEliminarMe encantó tu fantasía oscura.
Besos enormes.
Me imagino que tu deseo pedido sería que el sueño no vuelva a repetirse. No es la mejor manera de celebrar un cumpleaños.
ResponderEliminarBesos.
Pues no se si no era mejor darles voz a las almas errantes....entre la soledad tenebrosa y unos espiritus marchosos me quedo con los ultimos. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarEl verdadero temor esa la soledad, que después queda.
ResponderEliminarSaludos.
Es curioso eso de los rituales , conozco a personas que los hacen y no necesariamente son protagonistas de una historia.
ResponderEliminarSugerente historia.
Espiral de miedos y sueños que se disuelven uno tras otro sin que haya salida ni fin. Da miedo pensarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola! Qué buen relato y que triseza por esos deseos sin cumplir.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Que tristeza da una cama vacía, no se si es mejor soñar.
ResponderEliminarno empecemos con lo de debajo de la cama porque me asusto eh! saludos...
ResponderEliminarUna pirueta desde la soledad que no debíamos tener con aquellos "Cuatro angelitos tiene mi cama..." a la soledad tan real que sufren algunas personas... Duro pero bien hilvanado. Mi reconocimiento.
ResponderEliminarEs un espeluznante relato, con una atmósfera inquietante, San.
ResponderEliminarCriaturas burlonas que disfrutan del sufrimiento y la confusión que generan en los seres humanos. Te quedo genial.
Gracias por acompañarme.
Abrazo!
Hasta muertos se acordaban, aunque daban un poco de miedo.
ResponderEliminarMuy bueno
Abrazos
Cuando se tiene un don, hay que asimilarlo porque ellos si te precisan, saben como hacerte mover. Luego están esos fantasma internos... A esos, ni con cirios pascuales.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Es una experiencia que, como digo, bien gestionada, es divina.
Besos enormes.
Si lo pensamos bien, nunca estamos solos cuando dormimos...
ResponderEliminarSaludos,
J.
¡Guau! Vaya una maravilla de relato y de concreción...un micro fantástico...que bofetón de literatura...
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Muy misterioso tu relato... lo leo y releo... mmm.. soledad, fantasía de compañía, son un sueño, está despierta? Y al final la protagonista, un alma en pena. ¡Mi niña! te salió lúgrube la fantasía . Conciso pero dio para mucho el título: fantasía + oscura. Una sonrisa, un abrazo! Mar
ResponderEliminarTan creativa como siempre SAN, es encantadora esa manera como transformas los sentimientos en el lector.
ResponderEliminarUn abrazo
No hay peores fantasmas que los vivos y de estos, los propios. Los otros, pues hablando se entiende la gente... si quiere.
ResponderEliminarUn beso.