Venían
siempre por la calle Martínez Molina. Su destino: la plazoleta de San
Bartolomé. Antes de poderlos ver, sus risas los anunciaban. -¡Ya están
aquí! gritaban los más pequeños y todos corríamos a su encuentro. Entonces
sacaban caramelos de los bolsillos y los lanzaban al aire. Manolita, Isabel,
Santi…todos extendían los brazos a la espera de que alguno cayera dentro del
cuenquito que formaban al unir mano con mano.
Yo los
observaba, y cuando distraídos se volvían a arremolinar junto a los
mayores, creyendo haberlo recogido todo, me arrastraba a ras de los
coches aparcados y sin importarme que se llenara de mugre mi saquito
recién estrenado, recogía los caramelos que rodando quedaban escondidos detrás
de las ruedas. Luego con el trofeo sabor a fresa haciéndome bola en el
moflete, me sentaba en el escalón a esperar. Sin haber gastado aún del todo su
sabor, aparecía él.
Para llamar
mi atención, me silbaba y yo de una “corretá” me paraba en frente suyo.
Entonces se agachaba y entre risas me tomaba en volandas subiéndome en
bomborombillos.
-Pizco,
¿qué has hecho hoy?, me preguntaba caminando como al trote.
-Esperarte,
le respondía. Y pensaba lo larga que era esa espera cada día, tanto como una
eternidad.
Carmelo era
el joven más famoso del barrio, era pintor y era mi amigo.
Lo que guarda un segundo o la eternidad podías encontrarlo en casa de Cecy
Linda sonrisa, cada jueves te superas. Me ha encantado, jajjj, de peque hacía algo parecido a tu Pizco durante las procesiones de Semana Santa en Levante. Llenaba el saco. Bsss.
ResponderEliminarLinda historia de amistad. Qué larga se hace la espera cuando el deseo te inunda.
ResponderEliminarBomborombillos, una palabra nueva para mí.
Me gustan Pizco y Carmelo.
Un beso.
Emotiva la forma en que espera a su amigo, el tiempo no importa frente a la la alegría del encuentro. Ojalá siga manteniendo esa ilusión al crecer.
ResponderEliminarUn beso
Las esperas cuando son deseadas, se hacen eternas.
ResponderEliminarEsa espera tenia su premio, la amistad que disfrutabas cada día. Eso si antes de sentarte bien que andabas pescando caramelos. Un segundo eternamente dulce en el moflete.
ResponderEliminarBomborombillos, también es una palabra nueva, cuéntame?
Gracias San por acompañar estos segundos de eternidad, y esta vez si que te has distraído, olvidando dejar el enlace. jaja (Seguro que con Carmelo)
Un abrazo :)
Que bella historia, muy tierna me ha encantado ya me imagino a los niños buscando sus dulces y caramelos que lindo
ResponderEliminarUn segundo eterno a lomos de la memoria y en los brazos de una amistad sincera. Lo has bordado.
ResponderEliminarUn beso
Bonita historia y bien contada pero no he podido remediar que viniese a mi memoria el recuedo de ese niño que fue atropellado por una carroza de la cabalgata de Reyes, lo siento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso recuerdo de infancia Pizco, que bonitos son los recuerdos de una infancia feliz, esperando a Carmelo el tiempo se hacia eterno y el encuentro con él era ese segundo de eternidad en el que pararías el tiempo porque Carmelo era importante y era tu amigo.Que bien escrito tu segundo eterno.
ResponderEliminarUn beso preciosa
Me recuerda a un tio abuelo mio que siempre tenia caramelos en los bolsillos para los chicos. Muy lindo relato.
ResponderEliminarTambién para mi es una palabra nueva bomborombillos. Y preciosa.
ResponderEliminarTexto cariñoso y evocador de una infancia feliz. Ese amigo gigante que todo el mundo recuerda. Un beso.
ResponderEliminarCuánta ternura en tu historia, sabe a dulce y a espera, una espera que si bien parecía hacerse eterna, tenía su recompensa. Hay personas que nos llenan la vida, y a esas, si hay que esperarlas, se las espera con ansiedad y alegría, aunque parezca que el tiempo no terminara de pasar!
ResponderEliminarBello San, con sabor a infancia y a amistad!
Besos al vuelo:
Gaby*
Relato evocador de infancia, donde el que más el que menos tuvimos alguno de tus personajes rondando a nuestra vera.
ResponderEliminarBesos de gofio
Una espera con final feliz :)
ResponderEliminarEse caramelo de fresa, conforme leía tu relato, parecía que se deshacía en mi boca. Rediez, el tiempo que hace que no me tomo uno de esos.
Bss.
Y seguimos dando "corretás" cuando vemos a un amigo.
ResponderEliminarUn beso
Hola San,
ResponderEliminarLas imágenes de tu relato me han hecho pensar que para los productores y realizadores de cortos, esto relatos son una fuente inagotable de grandes ideas...
Eso de recoger caramelos, los de mi ciudad lo tenemos como muy cercano... Por Carnaval, la guerra de caramelos se salda con toneladas de ellos por la calles y en la plaza mayor.
Me ha encantado esta frase "Entonces se agachaba y entre risas me tomaba en volandas subiéndome en bomborombillos". Nunca había oído esa palabra tan bonita y dicharachera...
Precioso texto, San.
Segundos de vida... Recuerdos felices, Recuerdos eternos.
Muac
Esa niñez recuperada en unos instantes, porque los recuerdos que te dejo son bellos,me meti debajo de las ruedas de los coches contigo...para pillar yo tambien los caramelos jajaja.gracias por estos segundos magicos.
ResponderEliminarBesos amiga.
Qué momento más bonito describes. Los caramelos y los niños son una alianza perfecta y si luego se está con un amigo mejor que mejor.
ResponderEliminarUn abrazo
Me han encantado los "bomborombillos" jajajaja
ResponderEliminarPrecioso recuerdo de la infancia, de esos que no se olvidan nunca, que dejan huella.
Un beso!
Pero que ternura, amiga, que recuerdo de niñez tan exquisito cuando precisamente por ser niños se mide el tiempo de otra manera. La palabra AMIGO, cuando es sincera, me sugiere...eternidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosos recuerdos de una infancia feliz. Me ha encantado, San.
ResponderEliminarUn abrazo.
Al leer el nombre de las calles me he emocionado, Jaén tiene duende hasta en las letras. Tus recuerdos de la infancia son preciosos y me identifico contigo como no puede ser de otra forma.
ResponderEliminarBesicos.
Muchas palabras jiennenses, ¿vardad? Adecuado para un relato tan de barrio ... y tan cercano. Lo haces vivir perfectamente.
ResponderEliminarAbrazo, amiga.
Pero Carmelo no es en realidad su padre, que tras separarse de su madre cuando pizco era apenas un niño se está ganando su confianza?
ResponderEliminarLa magia de un instante consigue hacerlo eterno. Aunque sólo sea por la bondad del recuerdo.
ResponderEliminarHermosa pincelada de la infancia.
Un beso.
Es cierto San, escribes cada vez más ternura y cariño. Tener un amigo mayor, al que desde bien pequeño/a se admira, es toda una agitación infantil jaja, una gran emoción.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Un texto con sabor jienense 100%, por las palabras, las calles y su personaje. Hace unos años conocí a la que fue mujer de Carmelo y me contó con sus ojos cómo era su vida bohemia con él.
ResponderEliminarTodavía lo saboreo :)
Un abrazo.
Has hecho un buen relato. Mucho gusto en conocerte. Gracias por visitarme. De mi parte, intentaré seguirte.
ResponderEliminarNo toda dulce y agradable espera acaba en parto :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un abrazo!
Anhelado encuentro tras la dulce espera de mofletes sonrosados con sabor a fresa.
ResponderEliminarEl relato en su conjunto me despista, parecen dos partes inconexas, no necesariamente tiene que suceder la primera para que se produzca la segunda, evidentemente así el encuentro es más dulce, pero no creo que sea esta el alma de la espera.
O tal vez no lo entendí, esta semana he dormido poco...
Besos con cariño
desde pequeños nos aferramos a nuestro instinto de supervivencia, ansiamos y esperamos lo agradable, quien nos trate bien, nos acaricie, nos quiera..
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso
Ese costumbrismo que emana de tu relato, me atrapa más de un segundo... La espera de lo que nos hace felíz se eterniza y luego el momento esa tan efímero.... Por suerte la memoria lo acoge y lo protege.
ResponderEliminarun fuerte abrazo, deseando hacer realidad, segundos felices para eternizar.
Una historia hermosa, tierna y que me lleva a mi propia infancia, donde tantas esperas parecían eternas, y sentía esa ansiedad única que tienen los niños.
ResponderEliminarUn placer leerte, me dibujaste una gran sonrisa.
Besitos.
Que bonito !!
ResponderEliminarHay minutos que se nos pasan pero que los disfrutamos porque sabemos que lo que llegara sera grandioso!
Besos
Ese tiempito que se hacía tan largo que ni se notaba, solo un segundito para disfrutar de lo que mas le gusta estar con su amigo el pintor...
ResponderEliminarMe gustó, enternecedor
Besos