Aún no había amanecido cuando la compañía en
formación esperaba mis órdenes. Antes de comenzar la instrucción, pasé revista
a aquellos jóvenes a los que había de convertir en hombres en tan solo unos
meses. Una inspección minuciosa en busca de algún defecto en su uniforme; algún
botón descosido, los zapatos sin lustrar o cualquier nimiedad que hiciera
justificable un arresto de fin de semana. Ellos aun temerosos, se crecían
sacando pecho, pero yo exigente y perfeccionista, siempre conseguía encontrar
esa falta que ratificara mi sobrenombre: el carcelero.
Concluido el examen cuando mi voz se iba a
alzar dando la orden, sentí un picor insoportable, una quemazón que me hizo
doblar en dos. El deseo de acercar mi mano y rascar era tan grande… Pero aquellos
soldados cuadrados frente a mí frenaban mis impulsos más primarios. Pero aquel horrible
picor en mis bienes más preciados, los que guardo en mi entrepierna, era
insufrible. A sabiendas de lo que podía ocurrir si mis manos se dirigían a
semejante lugar, no logré contener mis ansias, abriendo las piernas cuanto pude,
rasqué sin piedad hasta hacerlo desaparecer. Mientras me recomponía intentando regresar a la dignidad que mi rango
me otorgaba, solté un soplido de consuelo. Los soldados sin inmutarse mantenían
su posición, sus ojos fijos en mí reflejaban miradas burlonas apenas
contenidas.
Por supuesto no me achiqué, con voz ronca y seca
lancé un ¡presenten armas!, aunque en mi cabeza solo flasheara un nombre: night
club El Alivio.
Otras muchas y sugerentes tentaciones en el blog de Leonor.
Jajaja me imagino la escena y me parto de la risa.
ResponderEliminarMuy bien narrado y una idea magnífica, llena de humor y algo sarcástica. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un beso
Que tentación cuando el personaje no tenía que demostrar algo tan humano. Parece que se lugar, por su nombre y por lo que provoca en el protagonista, es un lugar para situaciones memorables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas madrugadas y la escena es tentación total porque no hay peor cosa que te pique algo no poder arrascarte ajjaaj y siguiendo firmes jjj muy divertido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz verano.
¡Hola! ¡Qué escena que presentan! Cuando no sabes cómo contener la risa para mantener la postura. Me encantó, me ha hecho reír xD
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Has salido de la monotonía, has buscado una idea diferente y muy original con un final que mantiene la chispa de humor del relato. Un abrazo
ResponderEliminarJajajaja que bueno tu relato me sacaste sonrisas, muy original , me imagino la escena jajaja.
ResponderEliminarBesos.
Muy buena y jocosa entrada has pergeñado para este jueves. Y es que los bichitos del Alivio no tienen consideración ni con las "estrellas".
ResponderEliminarBesos.
jajajaj brillante y original texto en el que nos dejas asomar a ese mundo absurdo (según mi parecer) en el que la disciplina se observa y mantiene en la pura apariencia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Muy original, e inesperado final.
ResponderEliminarBesos.
En esta ocasión la tentación arrojó alivio y un.poco de humor
ResponderEliminarSaludos
Jajaja es un relato maravilloso! Pobre hombre que le venga semejante desgracia en el momento menos oportuno. Es que después de todo también es humano y tiene debilidades. El final es genial.
ResponderEliminarUn beso enorme.
cómo me gusta leerte siempre!
ResponderEliminarel alivio de caer en la tentación voltea la falsa autoridad, la hipocresía y el cinismo.
Original, gracioso y real tu relato. Me ha encantado!
No he podido evitar caer en la tentación de imaginarme una escena que quizás sea un poco violenta pero que me voy a atrever a contártela: cuando el sargento ha dicho:"presenten armas" me he imaginado a todos los soldados desnudos presentando sus otras "armas" jajaja
ResponderEliminarMuy original y divertido!
Un beso
Ja ja ja buenisimo!!!!!!!!
ResponderEliminarCariños y que disfrutes un estupendo fin de semana
Hola, San.
ResponderEliminarUna narración cómica atrapante. La tentación de este calibre no la esquiva ni este tipo de protagonista. !Me encanto y me mato de risa!
!Abrazo!
¡Qué mal rato pobre hombre!
ResponderEliminarPero más que tentación era una necesidad básica...
Genial :-)
Besos enormes.
De visitar al médico, ni hablar, ¿cierto?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Déjame que escriba una risita irónica para el militar(jajajajajajajaja)
ResponderEliminarLa necesidad a veces se llama tentación.
Pobres soldados!
Besucos linda
Gó