La
choza estaba en silencio, las mujeres entraban y salían con cántaros de agua
clara. La calma se rompió con el grito desgarrador de una chiquilla que yacía en un
camastro, en ese instante había dejado de
ser niña, convirtiéndose en mujer, en madre. La más anciana del clan cortó el
cordón que las unían a la parturienta y ungió sus frentes, luego envueltas en
unas mantas que la joven madre había tejido, las sacó para que el padre las conociera.
Eran dos hermosas niñas, dos regalos de los de dioses, de no haber nacido
mujeres. Dentro la chiquilla comenzó a llorar, sus niñas no serían bendecidas
por la diosa Luna, era la ley, pero en algo se equivocaba, Naim no era como los
otros hombres, él amaba a su esposa como amaría a sus dos perlas negras. Fue él
quien las presentó a la Luna llena de esa noche, sin importarle que los otros
hombres le censurasen. Tras él, un grupo de guerreros convencidos de que aquel
hecho era algo bueno, le siguieron y danzaron en torno a él y a las niñas; su
ofrenda. No podían dejarlo solo ante aquella acción, como no le abandonaron
frente al consejo presidido por el chamán.
Naim
rompió la tradición y lo hizo por amor, luego otros le siguieron.
Mucha solidaridad en el blog de Juan Carlos...¿Y qué te cuento?
Que bonita historia, fue el principio, esta vez se lo debemos a un hombre. Un abrazo
ResponderEliminarQue bonita historia , así es como las tradiciones se rompen cuando todos se juntan y hacen que las normas cambien , por un bien común.
ResponderEliminarPreciosa imagen .
Un abrazo.
me gusta leerte y mucho!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEl mundo sería mucho mejor. si todos fuésemos capaces de ser como Nain. Con el amor,la solidaridad y el saber que las tradiciones, suelen ser más pasado que futuro, seríamos capaces de crear un mundo más justo y armonioso.
ResponderEliminarBrillante relato, como acostumbras.
Besos.
Bonita historia llena de amor y sabiduría. Un saludo.
ResponderEliminarRomper una tradición por amor, que noble. Como también lo es respaldar esa acción.
ResponderEliminarUn abrazo.
...y así debería ser. (...y así será, el día que hombres y mujeres, comprendamos el valor de la solidaridad)
ResponderEliminarPrecioso relato.
Besos amiga viajera
Me ha parecido precioso, no solo el relato en si, el ambiente que creas, la foto....un grito de solidaridad, besos.
ResponderEliminarNo hay nada como las hijas... Eso será así para siempre 👌... (se nota q soy papá de nenas no?)...
ResponderEliminarHermoso relato, saludos 🙋
Una historia preciosa, Naïm abrirá una brecha que romperá absurdos prejuicios en su pueblo. Una brecha que hacía falta romper y que, quizá, muchos quisieron, pero no se atrevieron a vulnerar.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.
Hola San: Me ha gustado mucho tu relato. Un marido valiente y solidario sin duda algn.
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso,amiga.
A veces hay que luchar para cambiar las cosas, porque las tradiciones están para cambiarlas. Naim hizo un buen trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo
Solidaridad tribal que no se suele ver en las peliculas.
ResponderEliminarUn beso.
En la siguiente luna llena devoraron sus corazones, como tampoco lo marcaba la tradición...
ResponderEliminarSaludos!
J.
Qué bella historia.
ResponderEliminarEmpatía, solidaridad con su mujer, con las mujeres. ¡Preciosa foto!
Besos preciosa.
Encantador relato de solidaridad. Por eso dicen que el amor todo lo puede, derrumba obstáculos como el que Naim venció. Que precioso te quedó, San.
ResponderEliminarAbrazo!
Hermoso relato utópico. Creo que los dioses deberían dejarte al mando de "El Dietario" durante un día, seguro que el mundo se volvía más justo y solidario.
ResponderEliminarSaludos.
Una decisión preciosa la de Naim. El amor puede con todo, incluso da pie a la salvación del hombre.
ResponderEliminar