- Eh tío!, esa cara no, así no puedes salir o asustarás al miedo.
Entonces toda sus facciones se relajaban y sentía la alegría de comenzar una nueva jornada.
Hoy era distinto, no afeitaba su cara, rapaba su cabeza. La segunda sesión de quimioterapia hacía efecto, su pelo caía a mechones, como a pedazos caía su mundo.
Pero al mirarse pensó, no, no vas a poder conmigo, vas a ver.
Y comenzó a rasurar.
(No, no va a poder contigo, tú eres más fuerte, le vas a vencer.
Todo el amor de los que compartimos este día a día , está sosteniendote, acunandote y esperandote.)
Vas a ver como podrá! La calma y la alegría alargan el bienestar... un abrazo.
ResponderEliminardebe cambiar por fuera para que por dentro todo cambie. es el peaje, además cada día socialmente más aceptado. Verles con sus pañuelos o gorros, o sus pelucas, nos llena de orgullo ver como luchan.y ellos lo saben
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