El reto
Allí estaba
él, sentado en la butaca número treinta y cinco, de la fila tres, del salón de
actos. Con un gesto de cabeza y una sonrisa saludaba a los que habían sido sus
compañeros. Hoy por fin sus esfuerzos, sus desvelos se iban a ver
recompensados. Todos los recuerdos se le agolparon de repente. Ese primer día,
las miradas de asombro, las risas soterradas, su incertidumbre. Un anciano
entre un grupo de jóvenes llenos de vida, pero así era como se sentía él, lleno
de vida.
Había
llegado su hora, lo que para otros era una locura, para él supuso una
liberación. Demasiado tiempo había mantenido enterrados sus deseos, por no
enfrentarse a unos padres demasiado protectores, por no encarar ese sentimiento
poderoso capaz de agarrotar, inmovilizar, asfixiar cualquier posibilidad de
respuesta… Y es que no hay barreras más altas que las que uno mismo se impone.
Pero ya todo esto era pasado, encaró sus miedos y venció.
El silencio
reino en la sala. La emoción se aferro a su garganta como aviso de esas
lágrimas que sin pudor comenzaban a brotar.
- D. Julián
Martínez Collado, su nombre resonó en la sala y una ovación lo envolvió. Todos
los asistentes se pusieron en pie. Él avanzó con paso firme. Lo había
conseguido.
El rector tomó
sus manos con fuerza mientras le decía: Enhorabuena.
Muchas miradas más en casa de Pepe
Bueno, San estoy en 2º de Psicología y dudando si matricularme este año. Me falta motivación. Tal vez me vea algún día en un acto parecido al de D. Julián, así que puedo llegar a entender el sentimiento de orgullo que lo embarga.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
me ha gustado, me ha hecho recordar a mi madre cuando el psicólogo la envió a la escuela, para resolver su problema de depresión, con miedo caminó hasta la escuela primaria, con verguenza preguntó por el aula del primer año, al mirar dentro sólo existían jóvenes que por motivos escepcionales destaban allí dentro, y se ubicó en la segunda fila del salón de clases, cuando terminó el año había vencido su depresión al igual que al profesor que le repetía que ese no era un lugar para terapias psicológicas
ResponderEliminarPues he tenido alumnos mayores entre los pupitres con ojos como platos y oídos por los que quisieran que entrase la información y se fijase en su cerebro. Son los mejores, saber por placer, aprender por orgullo, con pasión, por necesidad, por ansiedad, por deseo, porque nunca pudieron o se les permitió...
ResponderEliminar¡Bravo por ellos!
Un beso y cafelito.
Qué buena manera de celebrar la vida!...retomar con valor y entusiasmo los sueños postergados sin que pesen los años, los cuestionamientos o las penas.
ResponderEliminarMuy emotiva historia!
un abrazo San!
Un relato de sueños cumplidos cuando todavía hay tiempo de hacerlo, es decir, cuando todavía se está vivo.
ResponderEliminarEs una narración con una carga didáctica muy grande: adelante, contra viento y marea.
Un beso
Un relato emocionante de quien se entrega a un ideal, en este caso estudiar y conseguir una carrera, esforzarse a pesar de los impedimentos de la edad y el tiempo. Hay que aplaudirles por ese gran tesón.
ResponderEliminarUn abrazo San
Todo un ejemplo a seguir.
ResponderEliminara las buenas noches...a lo que aprece, debo de ser el gus, maravilla, gus..
ResponderEliminarmi comentario es esta entrevista, la cual me vi enterita hace un par de un días...en ella habla "maravilla" martínez, campeón del mundo de boxeo...
http://www.youtube.com/watch?v=Ex86CWKYtR0
medio beso.
Bonita historia de superación. Tengo un amigo, de mi edad que, desde que le conozco y de ello hace más de 20 años, estudia Derecho, compaginándolo con su trabajo en una mina de carbón y diversos avatares, algunos bastante serios, en su vida. Creo que no habrá terminado porque tendríamos que celebrarlo.
ResponderEliminarY leo que hay otro amigo estudiando: Pepe, ÁNIMOS, ¡MATRICÚLATE!.
Para ti, amiga, un fuerte abrazo.
La verdad es que siempre merece la pena estudiar, a no importa a la edad que sea porque se abren otros horizontes y otra visión de todo.
ResponderEliminarMenuda recompensa!!
Un abrazo, guapa.
Es verdad que las barreras nos las ponemos nosotros mismos. El que quiere, puede.
ResponderEliminarPerseguir un sueño y conseguirlo, me imagino lo orgulloso que se sentiría.
Un beso
Precioso relato, me encanta la gente que se pone a estudiar mayor, aparte, una amiga que estaba muy depresiva, se apuntó a la universidad, hizo tres años de una carrera, estaba llena de vida, de ilusiones, se le quitó la depresión, y sacaba año por año, después lo dejó por un problema familiar, y ahora no está motivada para volver, y claro está, le ha vuelto la depre.
ResponderEliminarAsí que todos a motivar a nuestro amigo Pepe,tiene que terminar lo que ya empezó.
San, aparte de bonito, tu relato es un homenaje a tantas personas mayores, que ahora hacen realidad los sueños de su juventud. Un abrazo de los grandes.
Yo tuve un compañero de estudios de setenta y tantos... me llamaba por teléfono para que lo ayudara con latín e ingles. Más tarde compartimos caballete en el acceso a Bellas Artes... y si no me fallan las cuentas, tuvo que terminar la carrera casi con ochenta... Me lo has recordado, San...
ResponderEliminarNunca es tarde si la dicha es buena (¿es así? es que con los refranes tengo una guerra muy particular..jaja)
Besos!!
Una historia bonita de superación propia. La edad, no es impedimento alguno para que la mente siga con un voraz apetito por aprender.
ResponderEliminarBss.
Me ha encantado el relato, todo se consigue si se lucha aunque cueste sangre, sudor, y lágrimas, felicidades por la entrada, un saludo.
ResponderEliminarEs de valientes, y tu lo relatas con tanta calidez...
ResponderEliminarHay poca gente asi, pero la que he conocido irradia fuerza
Besos
Debe ser una de las satisfacciones más grandes para el alma.
ResponderEliminarLa mejor forma de derribar esas barrera que solo nosotros (bueno, con la ayuda de alguien, también puede ser...) levantamos.
Un relato emotivo, aleccionador, de esos que empujan para arriba, para salir a la superficie triunfante, solo frente a quien importa: nosotros mismos.
Un fuerte abrazo!!
Yo resumiría tu relato de este jueves con esta frase que te acabo de robar con tu permiso: "no hay barreras más altas que las que uno mismo se impone". Esta persona tenía el sueño de estudiar una carrera universitaria y al final, a pesar de todo y de todos, lo consiguió. ¡Olé él! Un beso.
ResponderEliminarModelo de relato elíptico y sintético. Desde el título hasta el final. Impone un ejercicio e adivinación que no se desvela hasta el final. Magnífico. Muy emotivo y ejemplarizante.
ResponderEliminarMereces un aplauso tu también.
Muac
Qué mérito tiene eso! es admirable!!! pero nunca es tarde... así que Pepe, a matricularse que nosotr@s te animamos y vamos a tu graduación, no te preocupes.
ResponderEliminarUn ejemplo a seguir y una bonita historia.
Un beso.
Totalmente cierto, no hay barreras más altas que las que uno mismo se pone, ay, que ya lo han comentado arriba ahora que miro...pues es que me parece que es la frase clave del relato, y mira lo que ocurre cuando consigues saltarlas.
ResponderEliminarMuy bonito el relato San, un beso
Tienes razón, no hay más barreras que las que uno se quiera poner, y a pesar de la edad no hay nada imposible si se cree firmemente en ello.
ResponderEliminarMuy bonita historia
Un abrazo
He "obligado" a todos mis alumnos de tercero y cuarto de ESO a ver y comentar la película "El circo de la mariposa".
ResponderEliminarY lo más emocionante es que muchos padres han venido a darme las gracias.
Y hay varias conclusiones, una de ellas que nuestras barreras están en nuestra cabeza.
La otra que podemos ser orugas feitas y dependientes durante un tiempo, pero nuestro esfuerzo y trabajo nos llevan a ser hermosas mariposas, volando en libertad.
Mientra allá vida, dinero, ganas y aun se mantengan esos sueños simplemente hay que seguir avanzando haciendo los realidad, que mejor oportunidad para ser feliz y realmente vivir
ResponderEliminarAlgunos llegan más tarde que los demás pero llegan.
ResponderEliminarMuy bien hizo el personaje, rebelandose a la imposicion paterna, logrando lo que quería.
Nunca es tarde, ni hay nada más poderoso que la voluntad. Me emocionó tu relato, eso de pensar en que hay gente que jamás se da por vencido y logra sus sueños es maravilloso.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Cuando el poder de decision derriba barreras, no hay cosa mas gratificante que el reconocimiento a nuestras propias metas. Tan importante llegar...tan insignificante el tiempo que se ha empleado para ello.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre se puede conseguir lo que nos proponemos, pero sobre todo, tener el ánimo suficiente para estar motivado y con ganas de hacer lo que nos propusimos. Es una historia digna de leerse.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Mientras haya vida hay esperanzas,y mientras nuestro deseo sea firme y perdure tarde o temprano se logra. Los sueños están para cumplirse.
ResponderEliminarHermoso relato San, gracias =)
Un beso grande!
Bonita historia, San.
ResponderEliminarNada comparable a al férrea volundad...mueve montañas, y en este caso concreto provoca aplausos de admiración.
Me gustó mucho, querida amiga.
Un beso desde mi ventana.
Buen relato. Nunca es tarde para empezar nuevos proyectos.
ResponderEliminarBesos
Ayyyyyyyy, MARAVILLOSO!!!! :D Qué entrañable relato, San!
ResponderEliminarBesitossssss. Y disculpa el retraso.