El cura dijo.
_Puedes besar a la novia. Él se acerco feliz hasta su boca. Ella le recibió desde
la libertad ganada. Tras ellos, todos sonreían asintiendo. La familia de él a la
izquierda, círculo formando abrazos. La
de ella a la derecha, un desierto sin almas. Solo en la primera fila, tres niños,
sus hermanos, la miran queriendo sujetarse a la rama que se quiebra. A tirones
los sacan, antes de que los pétalos de rosas, les llueva a los recién
casados. Una figura alargada tuerce la esquina, mientras empuja a los niños que
la llaman, _ ¡nani, nani! Ella les ve. Para no llorar, traga saliva. Sin piedad, el abuelo se los lleva.
Otra libertades e independencias en casa de Leonor
por lo que creo haberte entendido. Dejó a sus hijos con el abuelo para ser "independiente" casándose nuevamente. ¿Es así amiga San?
ResponderEliminarNo Lao, no dejó a sus hijos, dejó a sus hermanos. La historia la cuenta una nieta, el hombre que se llevó a los niños era el padre de la novia.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado lo del desierto sin almas, me recuerda a mi familia. Bss.
ResponderEliminarNo creo que logre liberarse de esa manera. Me huele a trampa...
ResponderEliminarsiempre la rama se corta por lo más débil...en este caso, los chicos...
Un abrazo
Qué relato tan triste, una independencia costosa.
ResponderEliminarNo puedo imaginarme a esos niños y al abuelo de vuelta a casa, una casa vacía.
Tomemos un café para pasar el mal trago.
Besos.
Leonor
Dura realidad, tanto de la familia como para conseguir la libertad. En pocas líneas has logrado una gran historia.
ResponderEliminarUn beso grandeeee.
Una historia triste y hermosa al mismo tiempo. Es uan lástiama que para conseguir una cosa se tenga que renunciar a otra.
ResponderEliminarMe encanta leerte, San.
Me ha llenado de tristeza tu entrada refleja que a veces hay que pagar un alto precio para conseguir la independencia.
ResponderEliminarLa independencia tiene que pagar tributo.
ResponderEliminarPara ganar esa libertad, igual se han de dejar muchas cosa en el camino, y acaban sufriendo todos.
ResponderEliminarUn abrazo
Me deja mal sabor de boca tu historia pues creo que hay muchas cosas debajo de lo que no cuentas.Ella no se casa por amor sino para salir del yugo de su padre aún a costa de perder a sus hermanos. Muy triste.
ResponderEliminarUna buena historia muy real sobre todo en épocas pasadas.
Jolin cariño, qué desgarro. Siempre viene el déspota a fastidiarnos la vida oiga : (
ResponderEliminarMe alegra saber que hay alguien que también escribe triste. Un beso casto y puro.
ResponderEliminarYa he leído que no, pensaba que era la hermana mayor, forzada a hacer de niñera de sus hermanos. Leyendo tu réplica a Lao me suena a un matrimonio con desigualdad en edad y veo que ella ha logrado un nuevo matrimonio, esta vez por amor consciente, aunque deba privarse de los hijos.
ResponderEliminarFantastico. Besos.
Y cuantos matrimonios hay con motivos distintos al amor.
ResponderEliminarMuy duro. Me gusta "...agarrándose a la rama que se quiebra...". Qué sensación de inseguridad...
ResponderEliminarUn beso.
me inquieta la rama.... me hizo imaginar aquel cuento, la de una niña con sus hermanos convertidos en cuervos, "la miran queriendo sujetarse a la rama que se quiebra" por qué están sujetados a una rama? a menos que sean pájaros, porque si sólo fueran niños, entonces deberían de estar sujetados a las bancas de la iglesia, se supone como cualquier niño, luego dices "A tirones logran sacarlos, antes de que los pétalos de rosas, les llueva a los recién casados." a tirones? osea a empujones, luego colocas la palabra "logran" osea que son varios las personas que empujan a los niños hasta sacarlos, el abuelo no estaba solo, interesante cuento.... muchas pistas incluidas para sacar miles de conclusiones.....
ResponderEliminarGrato leerte.
ResponderEliminarRealidad demasiado en boga, pero la vida es asi de dura.
Cariños
Dura situación la de la independencia ganada para un futuro de sangre y fuego. Intuyo breve felicidad para después soñar con otra independencia.
ResponderEliminarUn beso, San
Pobrecita, se le tuvo que hacer un nudo enorme. se independizó de sus niños para comenzar una nueva vida y ellos perdieron quizas su sustento afectivo. Preciosos amiga. Un beso
ResponderEliminarEs duro, aunque hay casos en los que se han dado. Es un texto breve pero intenso, demuestra mucho.
ResponderEliminarMuy duro... pero precioso tu relato.
ResponderEliminarBesos!!
A todos les llega de alguna manera, distinta, la independencia. El dolor al crecimiento, porque cuando se elige es porque algo se esta dejando. Y quien siente que la rama tambalea, debe tomar fuerza y aprender a comprender, que no han sido abandonados, sino que la circunstancia los plantea desde otro lugar.
ResponderEliminarUn micro que llega al corzón.
Un abrazo San :)
condensado y certero en su efecto narrativo SAN
ResponderEliminarfelicitaciones
abrazos y feliz fin de semana
Jamás podría declarar esa clase de independencia, si alguien me quiere que sea con lo que tengo en mi vida, no creo que esa felicidad sea completa si tengo que renunciar a lo que más amo que es mi hijo.
ResponderEliminarDuro y triste relato San.
Un beso.
Tu relato demuestra una vez más que nada se consigue gratis. El precio a pagar a veces resulta demasiado elevado, tanto, tanto, que se debe aquilatar muy bien lo que estamos pagando, en este caso, por un poco de independencia. Creo que el sufrimiento hará que la felicidad proporcionada por la independencia adquirida se vea continuamente empañada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hay historias tan difíciles que parecen irreales, pero la historia de esa chica junto a sus hermanos, no es una vida que ella eligió sino que se la encontró cuando nació en esa familia. Por tanto, me alegro que tuviera la opción de escoger y seleccionar aquello que más le convenía a pesar de dejar a sus hermanos pequeños.
ResponderEliminarUn abrazo
Elegir, es a veces la peor cadena. No se puede ser libre de los sentimientos, aunque para conseguir ese estado de independencia haya que reajustar las prioridades.
ResponderEliminarUn beso
Pocas palabras pero intenso. Lo has conseguido. Tienes dominado el microrrelato. Te felicito!
ResponderEliminarLos hermanitos sufren porqué ella cumpliría hasta entonces el papel de madre casi, además compañera,amiga. El abuelo se los lleva, si ella fue al altar por amor, haciendo uso de su libertad de elegir, esta bueno. La vida debe continuar, ella lo hizo con la suya.
ResponderEliminarUn beso.
Fuerte síntesis de una realidad amarga para unos cuando se abre un futuro para otros.
ResponderEliminarMuy bien llevado...sentí el crujir de la rama así como el sentimiento de fragilidad y miedo.
Un fuerte abrazo (reponiendome de una fuerte gripe. Son tiempos de eso, que le vamos a hacer!!!)
Certera prosa, espero pasar más por esta casa.
ResponderEliminarNos leemos.
Saludos ;-)
Te felicito por el relato. Lo he tenido que leer dos veces. Es brutal en cierto modo.
ResponderEliminarYo leí la historia de otro modo: ella se casa en contra de los deseos de su familia, y por ello, es castigada a estar sin el amor de sus hermanos. Una independencia, la de casarse , ganada a un precio muy alto.
Pero entre tu y yo, el abuelo es mayor...( los abuelos son mayores), y ellos son niños. A la vuelta de la esquina de tu historia, seguro que vuelven a reencontrarse.
Un beso
Aire
Breve pero muy bien contada la historia. Sin duda, la familia de ella no estaba para nada contenta con esa boda, es que se iba la nana de la casa y quien cuidaría a los niños entonces. Valiente, para dejar a los hermanitos que quiere, para seguir su camino e iniciar una nueva vida. Cierto el que se case no implica que abandone a los niños, de alguna manera verá por ellos.
ResponderEliminarCada día me gusta más la manera como escribes.
Besos