Una noche cuajada de Estrellas
Tu vientre está seco, le dijo la Engracia, mientras sus manos heladas le revolvían las entrañas. Por un instante sus miradas se cruzaron, Estrella se aferró a los hierros del sillón con tanta fuerza, que de haberlo querido, de cuajo los hubiese arrancado. Pero la pena pudo más que la ira y solo acertó a dejarse llevar por un tibio llanto. Él, arqueó las cejas en un gesto de contrariedad, el desprecio acumulado, se fue adueñando de la estancia. Vístete y vete a casa, le ordenó. Luego volviéndose hacia la curandera, le tendió dos billetes de veinte.
Enfiló
Estrella, la última curva camino de la casa grande. Los silencios
cuajaban de crisantemos las esquinas de su corazón, sola en medio de la nada,
se dejó caer a la orilla del arroyo. Cerró los ojos, rogándole a sus miedos que
la dejaran soñar. Emboscada al otro lado de la
vida, se vio bailar, mientras unos ojos de
mirada lasciva la perseguían. Te he de amar
mientras viva, le susurró con avaricia de enamorado, un joven en el que quiso ver, al hombre de su vida. El sueño se enturbió,
despertando en un lugar donde nada sucede más que el tedio y el desafío. Huir o
morir, no cabían más caminos.
El aire
arrastraba la humedad de un otoño recién parido, las voces gritaban el nombre
de Estrella. En el cristal de la que fuera su habitación, se halló escrito: Soy
más de lo que crees, José jamás lo borró.
Otros relatos salidos desde lo más profundo, en casa de Alfredo, <La plaza del diamante>
Hay que aprender a ser autosuficiente, para evitar fracasos...
ResponderEliminarMuy bueno Sam. Un beso.
ResponderEliminarOriginal texto, duro pero con un final tannnn tierno...
ResponderEliminarTriste relato, como triste es saberse mujer incapaz para dar vida al tiempo que sufre la opresión del que se cree dueño y señor de una existencia que no le pertenece.
ResponderEliminarAnte esta soledad es fácil recluirse en la muerte.
Un abrazo.
soy mas de lo que crees, leo con un nudo detrás del esternon.
ResponderEliminaray, amiga, qué dolor tan intenso pintas donde simplemente se juntan el baile y la muerte.
excelentemente triste.
un abrazo!
Me has manchado de lágrimas mis mejillas. ¡¡¡Precioso texto!!!!
ResponderEliminaruna tristeza que corroe no sólo las vísceras, también la carne y los huesos, donde la muerte es también sinónimo de huir, escapar de todos los pesares y los males, una puerta que se mantiene siempre abierta y está ansiosa por vernos pasar, invitándonos todos los días de nuestra vida si es que esa vida se convierte en una miseria constante.... muy bien relatado, me has dejado con un nudo en las garganta y con muchos pensamientos entrecruzados.... un beso enorme
ResponderEliminarCoincido con tracy.. es muy original el texto, y el final... ufff... sublime! Un abrazo!
ResponderEliminarSola, Estrella con su soledad, sabiendo ella el dolor que nada ni nadie puede ni imaginar, sobre todo en momentos así. Y la muerte se cruza en cualquier esquina de su dolor.
ResponderEliminarPreciosamente triste.
Un abrazo San :)
¡para llorar aunque no quieras San! ¡muy bueno!
ResponderEliminarQue bien lo has conjugado todo. Has estado genial, de veras.
ResponderEliminarLa violencia de género hecha poesia, que ya es decir, ya.....
Besos!!!
Me ha gustado mucho tu relato pero tal vez necesito alguna aclaración sobre los personajes. También me ha gustado ese salto de un aborto a un otoño recién parido. El nombre de la protagonista muy acertado.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué triste cuando los sueños se disuelven, cuando topamos con una realidad opuesta a la que esperábamos. La frase final, pone ese toque de dignidad y orgullo, que al parecer, Estrella necesitaba encontrar en ella misma.
ResponderEliminarEl texto impecable, guarda poesía y a la vez esa fuerza,dolorosa que ciertamente, brota de las entrañas.
Beso!
Gaby*
Y no pudo ser que no fue casualmente que nacimos, sino cusalmente
ResponderEliminar"Soy más de lo que tú crees". Y siendo una obviedad, parece que a veces no se entiende. Una mujer es màs, mucho más que madre, siendo la maternidad hermosísima. Parece de tu relato que prefirió morir como forma de liberación. En mi opinión, debió poner tierra de por medio recuperando su autoestima. También he tocado la muerte como forma de liberación en uno de mis haikus de esta semana.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Intenso relato de corte lorquiano. Muy logrado, sí señora.
ResponderEliminarBss
Sólo con la frase "Los silencios cuajaban de crisantemos las esquinas de su corazón" ya me has conquistado. Como siempre genial... Besos castos y ...
ResponderEliminarUn dolor en el vientre que llora incomprendido su tragedia. Un dolor en la piel, en los huesos, en el alma. Solo queda la dignidad de ser más que eso...
ResponderEliminarExcelente relato que duele hasta el corazón.
besos
La dependencia es lo peor que hay, al final siempre se paga.
ResponderEliminarUn relato escrito con el alma.
Un abrazo
o quizás debería decir, soy mas de lo que yo creo que soy.
ResponderEliminarEn un cristal la frase indeleble, ya es tarde para José y para Engracia.
ResponderEliminarMás de lo que fue tuvo que empeñarse en ser, pero somos cada cual, tan sorprendentes y fascinates.
Eso de revolverle las entrañas me ha parecido una violación abrumadora, las estrellas se cayeron de los cielos y esa noche nadie las soñó.
Triste hasta la médula.
Besito.
Es sueño de Estrella se convirtió en pesadilla por culpa de un hombre que no la supo valorar como mujer y no sólo como procreadora. Cuántas mujeres se han dejado encandilar por hombres que no las merecen! Me ha encantado, como siempre.
ResponderEliminarY al revés tambien Charo
EliminarOh, tengo el espíritu hecho gallardetes mojados por la lluva, con tanto desgarro y tanta tragedia, chica. Alegría, alegría...
ResponderEliminarBesito y café.
Huyó, supongo que adonde se le apreciara y se le quisiera como merecía. Quiza algún día José se diera cuenta de cuanto valía Estrella y como la perdió. O al menos eso me gustaría a mi.
ResponderEliminarBss.
Me maravilla como has pasado del vientre seco, al otoño recien parido... y sin embargo no encontró otra salida. Hasta las palabras escritas en el cristal, tiemblan.
ResponderEliminarUn beso
Triste, muy triste... cómo si no tuviera bastante!
ResponderEliminarUn beso!!
Quise decir que nacimos causalmente, no casualmente
ResponderEliminarDuele su sentir, encerrada en una vida que no da. Y si, ella vale... por eso
ResponderEliminarhay cosas que deberían escribirse a fuego en el corazón de los insensibles. Lo hizo.
Besos!!
Dura historia en su comienzo, que afortunadamente tuvo una salida acorde al brillo de Estrella.
ResponderEliminarBesos, amiga.
El relato es brillante, engancha, cautiva, lo tocas con los dedos y hiere.
ResponderEliminarBesos y gracias por estar.
Es cierto, tus palabras encandilan y embaucan. Esta historia que comienza de un modo triste, con el aborto practicado por una curandera que paga él, termina con un giro al mantener la ilusión de que alguien siempre la protegerá.
ResponderEliminarun abrazo :)
Quiso ver y vio. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos!
firmeza de mujer
ResponderEliminarVaya, Chelo, te has salido. Un relato conmovedor, que estremece, que no deja indiferente a nadie. A mí también me han llamado la atención las palabras que dejó escritas en el cristal: "Soy más de lo que crees". Tremendo. Un beso.
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