Pregunta trampa
Desde
mi distancia te descubro, balanceándote en la butaca desde donde vigilas mis
sueños, mientras tus ojos se clavaban en los míos. Sin prisa los paseas por mi
rostro y entre mis juegos, y derrochas en cada pestañeo el amor más grande,
puro y generoso que jamás criatura alguna pudiera percibir, y lo regalas, me lo
regalas. Luego de un tiempo que se me atoja infinito sonríes, y te me acercas muy despacio.
Sobre
mi blanco rostro, como si de una mariposa se tratara, en suave aleteo, se
desprenden de tus labios un racimo de besos cargados de tierna intención. Con
tus dedos dibujas mis contornos, y yo mujer feliz, quiero atrapar ese momento y
coserlo en mi memoria, un instante que crecerá conmigo haciéndose un recuerdo
imborrable. Ese lazo invisible que nos ata, quedará prendido entre tú y yo
perviviendo para siempre. Aun así, cerrando los postigos de tus entrañas lo
aseguras, a lo que aún está por venir.
En
calma por el trabajo bien hecho suspiras profundo. En esa suave exhalación
dejas escapar la carga del universo, recompones la estancia, y de nuevo vuelves
tus ojos y tu sonrisa hacia mí. Los silencios se visten de fiesta y bailan al
compás melódico de tu voz, cuando susurras mi nombre. La vida me invade
cobijada en tu abrazo.
Al
caer la noche un giro de llaves y unas pisadas secas anuncian que él ya está en
casa. Su olor a madera y a musgo fresco lo precede. Con urgencia se acerca
hasta donde nos encontramos. Me toma entre sus manos y me hace volar por el
aire, marcando así el territorio, del que se sabe el señor de la casa.
Todos
mis miedos desaparecen en su presencia. Segura y protegida, ni el viento, ni la noche acechante, ni la
soledad impiadosa podrán engullirme. Afortunada por tanto amor, sello una
tregua con la tristeza. En este trio perfecto donde me muevo, no puedo ni
quiero elegir.
Si os apetece leer más sobre el tema sugerido, podeis hacerlo en este mismo blog, una entrada más abajo.
Creo que es una pregunta que nunca hay que hacer. Como la de ¿Cuál es tu hijo preferido? O la de ¿crees que estoy gorda? No tienen ninguna respuesta buena.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha perecido un relato impecable, amoroso, terno, entrañable y muy bien descrito el rol que padre y madre desarrollan y que necesitamos para sentirnos lejos del mundo de los miedos.
ResponderEliminarTe imaginarás que me ha encantado ¿no?
Muy bonito Chelo. Llevas razón, esa pregunta... creo que no tiene respuesta. ¿Quién es capaz de elegir entre un padre y una madre? Besos
ResponderEliminarHay mucha ternura y mucho amor en ese relato. En cuestión de sentimientos sobran todas las medidas.
ResponderEliminarUn abrazo.
No se puede elegir. No hay dicotomía en este pregunta. No es blanco o negro. Se quiere y punto.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Hermoso el desarrollo elegido
ResponderEliminarCariños
Nops quieres hacer creer que lo importante es la pregunta final, pero lo que cuenta es el relato.
ResponderEliminarUn beso.
Ayyyyyyyy la estupidez de los adultos a veces dejan marca en la inocencia de los chicos al punto de crearles penas y complejos!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!!
Hay preguntas que nunca se deberían formular, como la de y vosotros para cuando
ResponderEliminarQue pasada! Y no veas como me has despistado, muy hermoso aunque quien iba a pensar que era un niño.....Buenisimo.
ResponderEliminarFantástico, Es una gozada leerte y encontrar esa sorpresa con la que suelen terminar tus relatos.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, sra. directora.
Muy bueno tu relato, sobre todo ese final inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Una perfecta narración descrita a través de los ojos de un pequeño niño....hasta se puede sentir el vuelo en brazos desde este sillón...besos
ResponderEliminarCon esta pregunta.trampa forzamos a los niños a su primera hipocresia social, para que contesten, a los dos por igual
ResponderEliminarLlevada por la curiosidad que provocaste con el título, me fui con apuro hacia el final, por este precioso y tierno relato. Así que merecía por lo menos leerlo una vez más, para paladearlo y disfrutarlo luego de la sorpresa de la primera lectura.
ResponderEliminar¿será que se puede elegir entre tantos tipos de amores?
besos con certeza
Una pregunta imposible en un relato impecable. Un beso Chelo
ResponderEliminarSólo a un adulto se le podría ocurrir de cuantificar el amor... se ama y basta... no hay medidas ni espacios pre-establecidos.
ResponderEliminarRelato magnífico San... una excelente convocatoria, te felicito!
Un beso.
Porque el amor no se divide, La mejor respuesta es un abrazo de tres.
ResponderEliminarUn gusto pasar por tu blog y leerte, queida San. Impecable tu aportación tan amorosa y tierna. Me ha encantado y la he releido. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa pregunta que pone en aprietos a los hijos... no es necesaria. El amor nace, se siente, se recibe con reciprocidad, en la antención, en la entrega... Especial la frase con qué resuelves un relato, que tiene una carga inmensa de ternura.
ResponderEliminarBesos! Y un gusto haber participado de tu propuesta juevera!
Gaby*
yo adoraba a mi mapa y a mi pama, ahora les hecho en falta :-(
ResponderEliminarQué bonito Sam! En ningún momento sospeché el final, por tanto, doble emoción: sorpresa final y una lectura de lo más agradable, dulce, exquisita, tierna, amorosa... todo un placer. Te superas por temporada :)))
ResponderEliminargenial!
un fuerte abrazo :)
¡Un relato muy bien llevado, San! Lleno de amor y ternura, con un final impresionante. Encantadora lectura.
ResponderEliminarsaluditos
Me encanta... Es precioso y tierno... Qué bonito el sentimiento por los padres...
ResponderEliminarMuchos besos.
Como tú dices, es una pregunta trampa. Pienso que son amores distintos y tú en tu entrada los has dibujado muy bien. En la madre amamos la ternura, la dedicación, la entrega sin fisuras, en el padre aunque estas cualidades puedan estar presentes, amamos (al menos en mi caso), la fuerza, la entereza, el sentirnos protegidos y amparados. Siempre quise con igual intensidad pero de distinta manera, a mis padres.
ResponderEliminarUn abrazo.