Sueños, siempre los mismos sueños, sueños recurrentes, sueños sin ojos dormidos. Mis sueños son de albores, no de noches sin estrellas.
No quiero dormir porque se esconden, se me escurren calle abajo, perdiéndose entre la tela de araña que sin control tejen los mundos del otro lado.
Me preguntas cual es mi sueño, desde que el recuerdo se instalo en mí, siempre desee vivir otras vidas dibujadas e inventadas.
Creo que aún no había cumplido cuatro años cuando mis juegos no eran los juegos de todas las niñas, yo no quería muñecas para peinar ni vestir, no quise esas torres de colores que simulaban modernas cocinas con menaje incluido. Yo pedía unos patines e imitaba las piruetas de los patinadores que veía en la pantalla de televisión, pájaros voladores deslizándose sobre una capa pulida de hielo.
Recuerdo un regalo especialmente mágico, fue un comediscos, si un comediscos, era una especie de sandwichera de color rojo, le acercabas un disco de vinilo y lo tragaba, luego la música envolvía cada rincón de mi infantil imaginación. Yo micrófono improvisado en mano, bien utilizaba un lápiz, un bolígrafo o la cuchara de palo con la que removía mi madre el puchero, imitaba la voz del cantante de moda.
No había actividad artística en la que no estuviese presente. Primero fue la rondalla, aprendí a tocar la bandurria, pero no terminaba de ser mi lugar, no me hallaba entre cuerdas y notas pentagramadas.
Hice mis pinitos en un teatro de guiñol, eso ya era otra cosa, con mi voz daba vida a unos muñecos de cartón preciosamente maquillados. Este fue el trampolín que me catapulto hasta el teatro real, aunque antes pasé de puntillas por múltiples clases de baile que me enseñaron a desplegar mis alas e intentar volar.
Por entonces ya contaba con los años suficientes como para saber que realmente representar mil historias, vivir mil vidas era apasionante, tanto como soñarlo día y noche.
En el tablón de anuncios del instituto, cursaba el último año de bachillerato, se invitaba a todo el que estuviera interesado a participar en una audición, se iba a representar la Celestina, de Fernando de Rojas. No lo pensé dos veces y allí me presente, al final de la tarde solo quedaba una chica y yo, ella daba el perfil, físicamente era la Celestina, yo pequeñita con suave gesto y dulce voz, era imposible que se fijase en una chica tan menuda el director del casting, al llegar mi turno me entrego el libreto, comienza el dialogo me dijo.
De dónde salió esa nueva mujer, ni yo misma aún hoy lo sé, pero fui la Celestina
El día del estreno entre bambalinas se respiraba el miedo y mucha, mucha ilusión entretejida en felicidad, nos vestía la piel. Yo estaba en mi mundo, el que siempre había soñado y el que siempre soñaré.
Jamás dije nada en casa ¿Cómo decirles a unos padres que no permitían que mis pasos caminasen más que la distancia que sus ojos alcanzaban ver, que quería estudiar arte dramático y ser actriz? Era hablar con paredes de frío mármol. Un camino imposible de caminar.
Esa Celestina fue mi primera y última representación pero siempre, siempre soñé y soñare con ser artista.
Cantidad de sueños maravillosos en casa de Pepe
Los sueños...sueños son. PERO TIENES QUE HACERLOS REALIDAD, cuando son tan fuertes!!! Hacelo, vamos que te quiero ver para aplaudirte, porque seguro sos muy buena, como cuando de contarnos este sueño se trata.
ResponderEliminarBESOS AMIGASONRISA
(HABRA DESCUENTOS PARA UNA FAN¡¡¡???)
Yo no dejaría de seguir soñando, aunque empezase en broma, como en un taller de teatro: aprendida la esencia, hay que dejarse llevar.
ResponderEliminarEres una artista, ahora con esa facilidad tuya para escribir te puedes inventar todos los personajes que quieras, eres la directora de tu propio teatro, el teatro de las letras.
ResponderEliminarBesicos.
Pues suscribo totalmente el comentario de Ana. Además me ha gustado especialmente este relato, he visto un registro que no te había leído aún, en primera persona, muy directo y que manejas igual de bien que otros.
ResponderEliminarAmiga, un abrazo.
¡¡Qué lindo San!! se frustraron muchos sueños de infancia, de adolescencia, ser artista en otros tiempos (los nuestros)no hace tanto, quizás no estaba bien visto, hoy sería diferente pero es cierto que el arte está hoy en tus letras, en la poesía que tienen tus textos. Nada es imposible si aun lo deseas. Un beso grande dulce amiga.
ResponderEliminarOtras épocas, otras costumbres otras formas de educar que sin saberlo cortan sueños dejandolos en ese limbo del deseo no realizado.
ResponderEliminarPero dejan un bonito recuerdo de como superastes los nervios y el miedo. Un buen relato de como aunque no realizado se puede recordar ese sueño con cariño.
Un beso
Y yo quería ser submarinista, lo juro, pero a los proteginores les pareció un querer volar en los mares muy peligrosos, me quedé en nadadora y aún lo soy, así que por lo menos el sueño acuático lo cultivo más o menos con estilo.
ResponderEliminarNo te apures dulce San, eres creadora de sueños formando palabras, cada jueves nos sorprendes, nos fascinas, no es poco sueño éste hecho realidad, sigue, sigue soñando, y ponlo por escrito.
Un besito soñador.
Me ha ocurrido algo sorprendente. Mientras te leía, pensaba en Concha Velasco y en su "mama quiero ser artista". Luego he visto que el video que acompaña tu precioso relato era precisamente ese.
ResponderEliminarSan, guardas buen recuerdo de ese sueño juvenil de ser artista. Esa vocación artística ha seguido latente en tí, como demuestran tus relatos llenos de arte, de poesía.
Si el teatro sigue gustándote, lánzate al vacío. Seguro que cerca de tí existen grupos de aficionados donde serías feliz dando vida a tu sueño.
Un abrazo.
Hola San:
ResponderEliminarAl menos os disteis cuenta que hacer realidd, asi sea brevemente, el sueño es posible. Y nunca es tarde para hacerlo de forma plena. El sueño sigue ahi, agazapado, pero ahi. Bien por ti.
Abrazos y café
Querida San, en un segundo me llevaste a mi infancia, yo esperaba ansiosa que mi padre me comprara, los que fueron mis primeros patines, que en ese entonces le costo mucho, pero mi sueño vivió muchos años deslizándose como un ave al volar arriba de ellos.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Un abrazo grande.
Una parte de tu sueño lo pudiste cumplir al ser Celestina, pero yo en tu lugar trataría de concretarlo, nunca es tarde para cumplir los sueños y estoy segura que tenés ese talento para poder hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuantos sueños se han quedado en el camino por el miedo a no ser apreciado y por el exceso de responsabilidad y de realidad que a todos nos han inculcado.
ResponderEliminarEse recuerdo de La Celestina es una experiencia que nadie te podrá quitar y que siempre formará parte de algunos sueños que tuviste y que una vez alcanzaste.
Un abrazo
Dicen que nunca es tarde para hacer realidad un sueño, no lo pienses mas, adelante.
ResponderEliminar¿Por qué no intentarlo? Un abrazo
Pero qué linda historia!...no sé cuánto de real tendrá pero apenas leer uno se empieza a encariñarse con esa niña que disfruta volar e imaginar ser protagonista de distintas vidas. Hubiese sido muy mágico que sus sueños no se hubieran truncado por la incomprensión de padres sobre-protectores...pero, al menos alguna vez disfrutó de ese arte que descubrió sobre un escenario...y quien sabe...aún la vida sigue!
ResponderEliminar=)
Un abrazo enooooooooorme.
Síiiiiii, Chelo, tú ya eres una artista, lo demuestras cada día creando historias que nos dejan un buen sabor de boca al leerlas. Lo que pasa con estos sueños que a la larga la cabra tira al monte, si por un lado te los cortan salen irremediablemente por otro, como así ha sido.
ResponderEliminarUn abrazo juevero y un beso de amiga ;)
Siempre se dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Nunca se sabe, igual la vida te tiene preparado un papel más importante y llegas a cumplir tu sueño. En fin, que más de una hemos soñado estas cosas; pero lo práctico te hace cambiar de sentido muchas veces.
ResponderEliminarUn abrazo
Nos perdimos una gran actriz, seguro. Pero ganamos una gran escritora.
ResponderEliminarPrecios el relato.
Un beso
No tienes que dejar sueños a medias o sin cumplir.
ResponderEliminarYo cuando era pequeña, soñaba con hacerme trenzas en el pelo trenzas de colores y mi madre no me dejaba así que cuando tuve 28 años, me compré pelo de colores y me hice trenzas hasta debajo del culo.
Mi ex me llamaba loca, pero me daba igual, yo había cumplido un sueño.
Besossssssssss
Pues como muchos dicen creo que deberías intentarlo, nunca es tarde. Aunque yo disfruto mucho aquí con tus letras y tus sueños a los que también les das un toque muy tuyo...
ResponderEliminarBesos, artista!!
bueno... si un día decides reiniciar tus sueños, me apunto de manager , por que nos vamos a comer el mundo
ResponderEliminarno soy un robot, verdad...uffff, tenúa yo mis dudas jejejeje
ResponderEliminarEres toda una artista de las letras, cada semana nos llevas al lugar de tus sueños. De todas formas si aparte de las letras quieres probar suerte en otras cosas, eres muy joven, aún estás a tiempo, hagas lo que hagas, estoy segura que lo harás muy bien. No dejes de soñar, nunca se sabe cuando un sueño se puede volver realidad. Besitos.
ResponderEliminaraaaaaaa que hermoso relato me emociono bastante, me llego al alma... confieso... me cayeron algunas lágrimas al final... me encanto... hermoso sueño ..
ResponderEliminarPues yo quiero verte algún día sobre los escenarios, no te digo más...
ResponderEliminarAl menos conseguiste ser la Celestina, sin duda un gran triunfo para ti. Por cierto, le doy la razón a Encarni, tu arte nos lo demuestras con tus relatos. ¡Sigue asi! Ahh, ¿sabes que me está gustando esto de los jueves? Un beso.
Hola, San.
ResponderEliminarMe ha emocionado leer tu relato y conocer ese lindo secreto.La vida da muchas vueltas y si de nuevo se presenta la oportunidad-nunca se sabe- aprovéchala al máximo. Ya cuentas con un pequeño grupo de fans, los blogueros...
Un abrazo.
Maat
Cuanta coincidencia, yo también hice del malo, malísimo de Fausto en una versión edulcorada de final de curso. Aún resuenan como dulces tintinineos los aplausos de mis padres.
ResponderEliminarSe ve que no me iba hacer de diablo.
Pero tú, con la bandurria... por favor, si eso tenía un fúturo de Oro, fíjate en los tunos.
Tu sueño te ha desnudado un poco más, ya falta menos...
Besos
Yo también tuve un come disco, el mio era verde limón y tenia una correa blanca de plástico, para colgarlo en bandolera jajaaj!!!
ResponderEliminarYo no llegue nunca a tocar un instrumento, mis dotes musicales son inexistentes.
Animo con el teatro, nunca es tarde.
Besos soñadores
Buenos jueves nos esperan con historias como esta, sueños que se cumplen aunque sean asi, son preludio de otros quizas mas grandes.
ResponderEliminarsaludos
Veo que lo tenés muy claro.
ResponderEliminarY si dejás de soñar y te metés a estudiar teatro?
Paso a paso, sueño a sueño... se hace camino al andar.
Baci
(y como dice Genín... qué dirá ahí abajo!!)
Me habría encantado verte dándole vida a la Celestina. La sola narración del casting me ha dejado estremecida. Buen jueves.
ResponderEliminarQuerida San, no te imagina cuánto se parecen tus sueños a los míos. Yo también quise ser actriz, y cantante, y, bueno, yo quise hacer realidad mis sueños. Creo que, de alguna manera, lo conseguí.
ResponderEliminarBuen post, y muy bien redactado. Un placer leerte.
Un abrazo y hasta dentro de unos días.
Pues si es un relato viva vivida, llegarás, aunque seas anciana a interpretar algún hermoso papel, en algún espacio pequeño o grande, ante un numeroso o inexistente público.
ResponderEliminarPor ti...
Un beso.