Como cada mañana entre sus manos un libro, una libreta de notas y su lapicero. Hoy el día amaneció pleno. Un cielo azul intenso y un alegre sol la saludaron cuando salió al jardín dispuesta a realizar su paseo matinal.
Caminó una hora exacta, ni un minuto más ni un minuto menos. Era mujer de costumbres y como de costumbre tras su caminata se sentó en el banco de madera, el que hacía el número veintisiete contando desde donde comenzaba el paseo marítimo. Siempre el mismo, parecía reservado para ella, vacío, solo, esperando su llegada.
Se quito la chaqueta dejándola a un lado; descalzó sus pies, sintiéndose cómoda, libre de ataduras. Abrió el libro y comenzó a leer.
De tanto en tanto su vista cansada le pedía reposo, entonces se perdía en el horizonte, en ese mar apacible que en suave susurro le acercaba las olas de espuma blanca, saltarinas y juguetonas.Una hoja doblada cuidadosamente cuatro veces, en un intento de retener las palabras escritas en ella, le servía de indicador: aquí justo aquí dejaste tu lectura.
Carol no solía guardar nada que imaginara innecesario mucho tiempo, a parte de sus libros pocas cosas le importaban tanto como para sentir apego por ellas. Limpiaba y tiraba, limpiaba o regalaba. Necesitaba ver los espacios abiertos como su corazón lo estaba, abierto a todo lo que la vida le regalaba. Pero esa hoja era algo especial. Jamás se desprendería de ella, siempre la tenía cerca. Antes la leía cada noche, cada día, hasta memorizarla. Ahora temía desdoblarla por miedo a que el papel se deshiciese entre sus manos, estaba amarillo y se había vuelto tan suave como la misma seda.
Lo abrió a pesar de todo, hoy lo abrió y las palabras escritas cobraron vida. Letra a letra llegaron hasta el centro de su corazón.BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
(Poema de Neruda)
En letra pequeña él le había escrito dos líneas, dos líneas que le cambiaron su vida: como verás no es mía pero mi tiempo me llevo encontrar las palabras exactas que te describiesen.
Te Amo, tu sabes que te Amo. Cuarenta años hacía que guardaba este papel, hoy desgastado de tanto acariciarlo.
Pablo la encontró con los ojos cerrados, se sentó junto a ella y rozó su mano. Carol le miró y sonrió. No hicieron falta palabras para llenar los espacios, todos estaban habitados.
El abrió su cuaderno de pintura y comenzó a dar forma y vida a los trazos seguros que sus manos iban marcando.
Carol feliz retomó su lectura, Pablo estaba junto a ella.
El amor perpetuado en ese papel, en ese trozo de amor joven que siempre vale tener a mano para recordar lo que nos unió. Una historia con mucho sentimiento y emoción.
ResponderEliminarA las dos nos dio por historias de amores sempiternos... El amor existe, hay que sostenerlo también con los recuerdos que nos hicieron florecer en él...
Una lectura absolutamente placentera, refrescante, reconfortante, que tanto hace falta y para colmo los versos de Neruda, puede escribirse mejor?
muchos besos y abrazos.
Mi brujita playera ha 'vuerto' inspirada y poética ;) está muy bien. Un recuerdo así es como la chispa que encendió y la que mantiene el amor. Un historia cálida aderezada con los versos de Neruda, un acierto, guapa.
ResponderEliminarYa nos veremos, pronto :)
Un abrazo.
Desde cualquier arruga del papel, sus dobleces, la tinta pálida, desde cada palabra de Neruda, se puede intuir el amor como la mejor joya que se exibe frente al mar, ese espejo que devuelve multiplicado por mil cada verso.
ResponderEliminarAiiisssss que romanticooooooo.
Un besazo
¡Qué bella historia!...hay amores que logran ser así, profundos, sencillos, puros, duraderos, íntegros, perfectos!...
ResponderEliminarHermoso texto nos trajiste para este jueves!
=)
Hola, San.
ResponderEliminarQue precioso relato. Por un momento, he acompañado a Carol, sentada en ese banco de madera frente al mar.
Muchas veces, también me refugio en la poesía...Me reconforta. Igual que la protagonista de tu historia, que termina gozando de la "presencia" de su amor sin necesidad de pronunciar palabras para llenar los espacios, porque todos estaban ya habitados...
Precioso, San.
Un abrazo.
Maat
Hola San:
ResponderEliminarPues mira, con esa lírica tan bella, yo tambien conservaría esa hoja, aunque yo soy mas de banderitas para los libros ;)
Bellisimo relato
fíjate nena, tan temprano y ya salgo de casa con la carne de gallina, así puedo comerme el mundo. Que arte tienes guapísima y que preciosidad nos regalas.
ResponderEliminarBesicos y buen día.
Hay cosas que se guardan aún sabiendo que no hace falta, supongo que porque son especiales y nos traen los recuerdos de momentos inolvidables...
ResponderEliminarMe encantó, San
Besos
¿Para qué más palabras? Están todas en el poema BELLA, y Pablo sonríe desde las letras y a su lado, Pablo Neruda.
ResponderEliminarUn papel delicado, frágil, un tesoro verdadero bien guardado, siempre releído, amoroso, eterno.
Y en el banco del parque, frente al mar, ella y Pablo.
Hermosa dedicatoria nos haces, San, y me quedo relajada, acompañada, con el objeto bello.
Besitos muchos.
Hay cosas, relatos, escritos o sonidos que guardamos años, aunque no se siente a nuestro lado, el recuerdo de lo que fue es tan fuerte que nos resignamos a abandonar el contacto o lo material de ese recuerdo.
ResponderEliminarMuy bonito, relajante y dulce.
Un beso, ahí te dejo un cafelito de mediodía.
Cuando el amor triunfa, se hace eterno y no hacen falta palabras que lo expresen. Una mano cogida, una serena mirada, un silencio complice, la mutua compañía mirando al mar, pocos gestos son necesarios para el reconocimiento del amor mutuo. Y ese separador, con un inmenso verso de Neruda, como testigo mudo de tanta vida compartida.
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada.
Un abrazo.
Neruda, siempre Neruda, Pablo, el otro pablo no escribió esas letras pero las encontró o la encontró a ella entre ellas, romántica y tierna historia que nos cuentas con sorprendente final feliz, me ha encantado que tu objeto no traiga recuerdos de algo perdido, si no el comienzo de algo que ha seguido, miles de besossssssssssssssss
ResponderEliminarComo expresar el sentimiento de un amor eterno si no con los versos de Neruda. Me ha encantado San, todo el relato y el poema.
ResponderEliminarNada más entrañable y más limpio que el amor otoñal.
Últimamente estás muy inspirada y posiblemente ese pequeño retiro no ha hecho más que aumentarlo.
Un abrazo
Precioso, como siempre. Es increible todo lo que puede llegar a encerrar un simple papel debido al valor de las palabras que hay escritas en él, como en este caso, una bella historia de amor. Un beso, guapa.
ResponderEliminarUna autentica preciosidad tu relato San, me voy a dormir- que ya es la una de la madrugada del día 02- con esta emocionante historia tan entrañable.
ResponderEliminarEl verso de Neruda me encantó también.
Ojalá lleguemos a esa época de la vida tan bien acompañadas, y sintiendo ese tan callado y tan intenso.
Un beso San.
que hermoso relato... un recuerdo que lleva guardado un hermoso sentimiento como es el amor
ResponderEliminarPalabras guardadas en el corazón y materializadas en ese viejo papel.
ResponderEliminarPrecios relato lleno de delicadeza y ternura. Un abrazo
Sin palabras me he quedado. Precioso el poema escogido y preciosa la descripción, y la música de acompañamiento, ya no te digo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo
Que texto maravilloso, lleno de emoción y de sentimientos. Que hermoso poema de Neruda (lo admiro mucho) y que final tierno.
ResponderEliminarValió la pena conservar esa hoja y esas palabras, a la larga fueron perpetuas y verdaderas.
Felicidades San, es precioso lo que escribiste.
Gracias por participar, un abrazo.
bello relato, positivista y añorante. nos traes una vez más ilusión escrita en un pedazo de papel
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Una curiosidad, de la primera parte, antes del poema de Neruda, me quedé con esa frase sobre su necesidad de ver los espacios abiertos, como su corazón lo estaba (preciosa frase). Y su complemento al final, donde los espacios están habitados.
ResponderEliminarPrecioso San, un abrazote.
Me conmovió la historia, el amor delicado, amoroso, sencillo y profundo, siempre conmueve...
ResponderEliminarLindisimo San.
Siiiiiiiiiiiii, muy buena alumna, tenes un Muy bien 10!!!!!
ResponderEliminarCOMO TÚ...
ResponderEliminarAsí es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...
León Felipe
no pienso decir nada más...
medio beso, san.
ah... pero que increible!!! el final, las fotos, el cuento, el poema... perfectos, como una sinfonía... enseguida me di cuenta que era de Neruda... me encantá como escribe. Y también me encantá tu relato con ese mismo nivel de prolijidad..un beso!
ResponderEliminarEl poema es bellisimo, no me extraña que unido a ese Te Amo, tu sabes que te Amo, le hiciera que conservara para siempre ese pedazo de papel. Pero me quedo intrigada ¿eso se lo escribió Pablo?
ResponderEliminarBesitos guapisima
Hay "apegos" que son el pulmón imprescindible para seguir viviendo; como ese poema de Neruda :)
ResponderEliminardos abrazos
Querida San, es un relato delicioso, que deja un dulce sabor en el corazón. Creo que el tiempo está haciendo maravillas en tus letras. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la próxima, muy pronto.
Genial San, exquisito y apasionante. La escena está pintada con los colores necesarios.
ResponderEliminarPor si le faltaba algo, (que no le faltaba) la esencia poética amorosa de Neruda que adorna lo que ya brillaba con luz propia.
Final placentero, que deja un buen sabor de boca.
Me ha gustado mucho.
Besos
Hay cosas a las que merece la pena estar unido.
ResponderEliminar(Qué maravilla que hayas quitado la verificación que me volvía loca)
ResponderEliminarel cartero llamó a mi casa.
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