¡Ay que olor más rico! Pensé aspirando ese aroma. Dejé que todo mi ser se inundara de él. Minutos antes había gritado de pura
ansiedad y deseo. La urgencia de mi cuerpo se había por fin desvanecido. Tras
respirarlo, quise lamerlo entero, desde esas manos de puños cerrados, hasta los
pequeños dedos de sus pies. Ahora la respiración retornaba serena a mí. Los
jadeos habían cesado. Al contemplarle sobre mí piel húmeda, un torrente de
emociones nuevas me embargó. Me sentí borracha de amor, no podía creer que tanto
cupiese dentro de mi corazón. Lloré dejándome llevar, sin oponer resistencia,
sin pudor que ocultara todo ese universo por fin descubierto. Cerré entonces
los ojos y le respiré.
Minutos antes me había roto y ahora como la hembra animal que era,
rastreaba esa mezcla de sangre y sudor. Pero sobre todo aspiraba el aroma del
más puro amor. El amor de una madre hacia su cachorro.
Que bella imagen: la naturaleza y el amor tierno y salvaje de una felina madre.
ResponderEliminarAbrazos cariñosos.
Muy bello escrito llevado con intriga, hasta el nacimiento
ResponderEliminarUn abrazo
Y así es... todo es tan nuevo y a la vez tan cercano, hasta la emoción me has llevado. Me gustó enredarme en los recuerdos...
ResponderEliminarBesos
¡Qué "chulada", San! Nada hay más bello que el amor de madre y lo has descrito con tremenda dulzura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Eso sí es amor: amor animal, el verdadero.
ResponderEliminarHay veces en que ciertos cachorros crecieron y nunca fueron lamidos... y la madre desgastó la lengua a fuerza de lametones.
ResponderEliminarUn beso y un cafelito que es la hora.
Así es ni más ni menos, tal cual, el amor de una madre hacia su cachorro humano o no, no hay nada más hermoso ni más poderoso en el mundo.
ResponderEliminarUn beso
También me gustó mucho. Es la conducta de una verdadera madre, sentir una felicidad y un miedo inmenso al tener a sus cachorros entre sus brazos o en su regazo. Recuerdo cuando nació mi hijo, pronto cumplirá 18 años (en agosto) y puedo entender la alegría de esta tigre albina y el cariño tan inmenso de limpiar y cuidar a sus crías.
ResponderEliminarUn abrazo S.
qué decir de la maternidad ?, que es admirable, y va más allá de toda razón, para acercarse a la leyenda. Cualquier mamífero por muy evolucionado que sea su cria, protege a su nacido, aunque al nacer casi se válido por si mismo. Esta en esa protección, el signo más evidente de la evolución como especie
ResponderEliminarAntes pasé y no sé por qué no pude dejarte comentario. Ahora sí, sólo acotar que lograste evocarme las sensaciones primordiales nacidas durante los partos de mis hijas. A pesar que ambos fueron por cesárea la impronta que nos dejan esos momentos esenciales no sólo dejan huella en la memoria, sino en nuestra identidad y espíritu.
ResponderEliminarUn abrazo.
=)
La reacción ante la maternidad. Pones la foto de una tigresa albina pero tu texto es extensible a todos los mamíferos, solamente el ser humano se desvía a veces de esa reacción.
ResponderEliminarEmotiva la forma de describirlo a través del aroma, la memoria olfativa es quizás una de las mas potentes.
Un beso
desde luego ese sentimiento tan sólo las mujeres podeis disfrutarlo, que envidia sana despierta este relato. un abrazo.
ResponderEliminarEse olor es inconfundible e incomparable a ningún otro. Lástima que al crecer, las pieles dejen de oler así y comiencen a impregnarse de olores de la vida.
ResponderEliminarBesos
Lupa
El instinto maternal mezclado con otros instintos, otros aromas.
ResponderEliminarSaludos grandes.
Amiga Chelo: hace días que no visito ningún blog. Hoy en día feriado, acurrucadita en mi cama calentita (eso te debe dar un calor insoportable a vos...jajaja) los leo, los visito, los disfruto. Ya verás que en algo se toca tu buen relato con mi subida de hoy para los jueves. Es que andamos en la misma sintonía, afinidad que se le dice!
ResponderEliminarbesos y abrazos
Que lindooooooooooo, es tan tierno, pero de lo más real, los cachorritos tendrán su olor, como lo tiene ese bebé recién nacido que te colocan sobre el pecho, como muy bien dices es el aroma del verdadero amor. Besitos dulce San.
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