La cena sobre la mesa comenzaba a enfriarse, Marcela con la mirada perdida parecía querer traspasar la pantalla del televisor. No veía, no escuchaba, de repente el canto del cuco la sacó de su letargo. Eran las doce, pestañeo así como si nada y comenzó a tomar cucharadas del tibio plato de caldo que ya no humeaba. Intentaba alargar las horas, solo pensar en dormir le producía escalofríos, entrar en el mundo de los sueños se estaba convirtiendo en una tortura.
Sentada en el sofá intentó leer, imposible, no se concentraba. El cansancio la conducía sin miramientos hacia su cama.
Cuando entro en contacto con las sábanas, las notó frías, el vello se le erizó, fue como el preludio de…!tonterías! solo pienso en tonterías, se dijo Marcela, solo son pesadillas recurrentes, solo eso, se dijo para calmar su inquietud. Encendió la radio, una música suave la envolvió, el agotamiento hizo mella y cayó en un profundo sueño.
Sueños inquietantes, oscuras sombras la envolvían. A las cuatro en punto como cada noche del último año el teléfono sonó, dos tonos ¡Ring, Ring! y la noche se torno silencio.
No se atrevía a abrir los ojos.
Estaban allí de nuevo, notaba su presencia. Fantasmas danzando en torno a ella, espíritus malignos arañando su espalda.
Acurrucada como un ovillo, sintió el aliento fétido sobre su mejilla. El peso de una mano junto a ella hundía el mullido colchón.
No te muevas, no respires, se decía, así se irá. Pero no se iba
Su jadeante respiración se le hacía más palpable y ese olor nauseabundo como una plaga inmisericorde rellenaba cada rincón de la alcoba. Sobre las sabanas unas manos recorrían su cuerpo. Paralizada solo podía cerrar fuertemente sus ojos esperando que pasara.
No te muevas, no respires, se decía, así se irá, pero no se iba.
Quieta muy quieta percibía como aquel ser sin cuerpo se tumbaba junto a ella, su mano cayó sobre Marcela. Frío mármol, fría piedra, losa que la aprisiona, el aire no llega a ella, siente que se ahoga.
El mundo desaparece, se cree morir.
Me llevará con él, hoy me llevará.
Espectros danzantes, risas roncas, susurros que gritan su nombre Marcela, Marcela, Marcela.
El reloj marcaba las seis de la mañana, una mañana sin madrugada.
Convocada por Teresa Cameselle. Si eres valiente acercate
hasta su casa http://teresacameselle.blogspot.com/
¿Qué miedo chica! Menuda sensación, como en esas películas que el fantasma se tira encima de la mujer y la posee, no recuerdo el título; pero era estremecedora. Eso he sentido yo al leer tu relato.
ResponderEliminarHas transmitido muy bien el miedo.
Un abrazo
en verdad los sueños de la razón producen monstruos, la frontera entre la vida y la muerte es tentadora, pero a la vez inquietante para los humanos.
ResponderEliminarPoner cara a lo desconocido nos hace crear seres aderezados con lo peor de la raza humana.
Dulces y risueñas noches
Un relato perfecto para los días que se avecinan, me has recordado a esas noches de insomnio y pesadillas de niña, y no tan niña. ¡Madre mía!, realmente te sientes morir del pánico.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
"No te muevas, no respires, se decía, así se irá. Pero no se iba", pesadillas recurrentes, haces que vivamos ese momento de no querer entrar en el sueño como se fuésemos laprotagonista del relato.
ResponderEliminarUn beso
Respíra, muévete, enciende la luz, ¿ves?, se fue.
ResponderEliminarQue buen relato, crea inquietud de verdad. Muy apropiado para estas fechas que se aproximan. Para paladear con calma.
ResponderEliminarUn abrazo
Joooooooooo, cualquiera se acuesta hoy!!
ResponderEliminarAqui no vale eso de...relajate y disfruta.
Hay que repetir como un mantra, lo que dice mariajesusparadela: Respira, muevete, enciende la luz, ¿ves? se fue.
Un beso
Caramba, que tortura. Trasmites la angustia de la pobre Marcela. Glubs.
ResponderEliminarUn beso.
uffffffff...qué miedo!...el poder que los miedos logran sobre nosotros son los mismos que -inconscientemente- decidimos concederles. Sólo demos decidirnos a enfrentarlos y vencerlos. No es fácil, pero se puede!
ResponderEliminarMuy buen clima lograste en tu relato. Se siente la angustia de la pobre!
Un abrazo.
Espeluznante. Es terrible el momento de meterse en la cama cuando se tiene miedo, y lo describes muy bien.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Qué horror de sueños! Has descrito una escena que más de una vez he vivido. Sentir tanto pánico que no te atreves a abrir los ojos por si acaso. Tu relato me ha hecho sentir miedo. Un cálido beso.
ResponderEliminarToda una pesadilla, sabiendo lo que le espera al irse a la cama. Muy bueno, San.
ResponderEliminarUn abrazo
Lola
Menos mal que decidí leeros bien tempranito con la luz del día. No me quiero ver en el lugar de Marcela es como para volverse loca...
ResponderEliminarBesos miedosos!!!
¿Sabes que tengo un yuyu que me araña la espalda... No sé. Creo que voy a tener miedo esta noche. Entre tanto relato de terror.
ResponderEliminarMuchos besos, amiguina. A ver cuando podemos vernos otra vez.
Qué miedo...
ResponderEliminarNo recuerdo haber tenido pesadillas pero tras esta lectura y como note que las sabanas estén frías va a ser que me quedo sentada en el sofa.
ResponderEliminarHas transmitido miedo, pánico, terror, inseguridad,...vamos que lo has conseguido. Enhorabuena.
Saludos.
Escalofríos en forma de arañazos están recorriendo mi espalda, como consecuencia de la lectura de tu relato. Has creado un clima y una tensión, que no invita precisamente a irse a la cama y mucho menos aún a conciliar el sueño. Magnífico relato, San.
ResponderEliminarYa es muy tarde y cada palabra que leo, algo de miedito me causa, suspendo el recorrido de Halloblogween hasta tomar coraje, jejeje(pero en tono macabro) . Un saludo desde Uruguay
ResponderEliminarEscalofriante San!! cuanta angustia por Dios! cuanto más lo aguantará Marcela?
ResponderEliminarTerrible!
Besito
Uuuufff!!!
ResponderEliminarque horror una real pesadilla, espero nunca tener ese tipo de sueños
Espeluznante, crea suspenso desde el inicio hasta el desenlace, me encantó. Lograste asustarme!!! Un beso
ResponderEliminarQué miedo, espero no acordarme de tu relato cuando me vaya a la cama, siempre me ha dado miedo la oscuridad, y más con historias así.
ResponderEliminarGracias por participar ¡
Que ansiedad... De pronto me he sorprendido leyendo a mil por hora como si se acabase el tiempo.
ResponderEliminarLa noche... que larga y densa es la noche.
Efectivo para que los niños se acaben los fideos.
Besos
Jesús, qué angustia, qué tormento...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besines!
Me ha sabido al mejor Poe, al de los terrores nocturnos. Muy logrado.
ResponderEliminarUn saludo.
Después de este relato ya no me estoy sintiendo tan valiente. Siempre le he tenido un miedo aterrado a esos espíritus coléricos que planean sus venganzas por las noches. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn beso.