Julián, el jefe de cirugía le dijo que él era el mejor y que no podía dejar que otras manos realizasen ese trasplante. El hospital iba a ser el centro de todas las miradas, si él era el cirujano responsable, el éxito quedaba garantizado.
No podía negarse, era su deber, tenía que demostrar su lealtad hacia el hospital, a lo largo de toda su carrera siempre le había respaldado. Necesitaban las posibles aportaciones económicas que ayudaran a mantenerlo. Le recordó el director.
Durante la semana que precedió a la intervención Manuel estuvo inquieto, a su mente acudía siempre la misma pregunta ¿Cómo sería el corazón de ese asesino? ¿Sería distinto al del resto de seres humanos ¿Qué emociones, qué sentimientos albergaría? Tenerlo frente a sus ojos, así a corazón abierto despejaría seguro, sus dudas, sus temores.
El corazón de un asesino en serie no podía ser como el del resto de mortales, no podía sentir como sentimos los hombres sencillos, se decía una y otra vez. No cabía en este tema explicaciones ni tratados de anatomía. Lo racional deba paso a lo puramente emocional.
Cuando el busca sonó, supo que todo estaba preparado. Al entrar en quirófano se sorprendió, sobre la mesa de operaciones un cuerpo pequeño, indefenso, frío le esperaba.
Un corte certero le dejo a la luz ese corazón, el mismo que despiadado había asesinado a cuarenta y tres personas. Un corazón sin el más mínimo signo de albergar piedad y compasión.
No había señales que indicaran que allí se cobijaba sentimiento alguno, ninguna emoción podía vislumbrarse. Solo era un órgano más en ese cuerpo inerte.
Lo observo pausadamente, minuciosamente y sus terrores se disiparon. Lo único que lo diferenciaba del resto de mortales, era esa válvula defectuosa.
Más corazones abiertos en casa de Mª José
Muy bien planteada las emociones y las dudas cuando se es parte implicada aunque sea indirectamente, y muy acertadamente resuelta.
ResponderEliminarUn beso
Solamente sístole y diástole...
ResponderEliminarUffff me has recordado a otro Manuel que estando de guardia cuando hacia la residencia (MIR)y después de un tiroteo, vio en la mesa de aquel quirófano a aquel terrorista que llevaba varios atentados a sus espaldas, y vio que era tan vulnerable como todos, tan frágil como todos y que la sangre que salía de aquellos orificios de bala era tan roja como las demás.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato San, creo que has descrito muy bien esas sensaciones para las cuales hay que tener la cabeza muy fría.Un besazo linda.
y es que la maldad, o la bondad están en la piel, y se exuda , Nadie nace predestinado desde sus genes a ser malo o bueno. Es la piel
ResponderEliminarCada contacto con madera, hierro, cristal te transmite sensaciones que tu piel toma y participa. ( teoría de Juan Palomo )
En semejantes circunstancias lo mejor -aunque quizás lo más difícil- es lograr manejar las emociones limitándose a actuar con frío raciocinio.
ResponderEliminarNo creo que la maldad anide ne ningún órgano físico...pero, supongo que debe ser difícil aceptar ser receptor de semejante obsequio.
Muy buena propuesta para esta convocatoria.
Un abrazo.
Muy bien planteado tu relato, creo que todos hemos pensado en eso a la hora de hablar de un trasplante, pero por fortuna al cirujano se le disiparon pronto las dudas. Un besito desde el corazón.
ResponderEliminarQué bien planteado el tema.
ResponderEliminarHay que tener la cabeza muy bien amueblada para separar los sentimientos en circunstancias parecidas o iguales. Y no, en el corazón no existe sentimiento alguno ¡afortunadamente!
tres abrazos para ti
Hola SAN
ResponderEliminarMuy razonable que surgieran dudas y emociones encontradas en un caso como éste, pero finalmente primó la razón. Por último,la diferencia entre un criminal y una persona honrada no se encuentra precisamente en lo físico. Buena historia.
Un abrazo
Supongo que después de quitar tantas vidas mientras estaba vivo, debía de suplirla salvando una vida mientras estaba muerto. Es lo que tiene la ciencia. Creo que el corazón es un órgano y lo que trasciende de él es otra cosa.
ResponderEliminarMe ha gustado este planteamiento que nos haces.
Un abrazo.
Vávulas tricúspides, mitrales, allí no se encuentran motivos ni acciones ni sensaciones, eso creían los antíguos, pero a pecho descubierto nada más que un corazón desnudo.
ResponderEliminarEl oficio de médico comporta dudas, preguntas, ética, como cualquier otro, lo lógico es actuar sin juzgar.
Buena forma de resolver con creatividad un problema del corazón. Besitos.
El lugar donde se ubican los sentimientos y las emociones, los impulsos que llevan a la violencia, no creo que sea un músculo como el corazón, ni que el de un asesino difiera de cualquier otra persona. Sin embargo, la duda ética es más que razonable.
ResponderEliminarUn relato magníficamente bien planteado y mejor desarrollado.
Un abrazo.
Que buen giro le has dado San. Muy bien llevado, latido a latido, por la mente de ese cirujano. Como sera ese corazon? Como se comprueba al final del relato, como el de todos...seguro, claro habrá que buscar por otros lados, pero en el corazón no está la diferencia o si? En el corazón inmaterial ese que late a impulso de nuestros sentimientos debe de haber algunas explicaciones.
ResponderEliminarUn gusto leerte amigasonrisa. BESOS (uy...ya veo que no te puedo comentar....)
SOY CASS.
Supongo que es el karma.
ResponderEliminarÉl le quitó la vida a muchas personas y al final curiosidades de la vida, su muerte sirve para darle la vida a alguien.
Aunque yo no se si querría saber que me han trasplantado el corazón de un monstruo...
Besosssss
Si el trasplante hubiera sido de cerebro( si eso fuera posible), habría que tener miedo. Pero ese incansable músculo que se pasa la vida latiendo al ritmo del momento no influye en nuestros actos. Un beso.
ResponderEliminarYo supongo que debe ser igual que el de los demás; pero el cerebro seguro que no, ahí si que debe fallar alguna cosa, y gorda.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Ante la muerte todos somos iguales, de identico material. Mirandolo friamente, el corazon es solo un organo rojo y limitado.
ResponderEliminarLos sentimientos son otra cosa.
Un abrazote
¡Cómo mistificamos y desmitificamos todo, todo el tiempo!
ResponderEliminarPensar que nos creemos especiales a veces y podemos asegurar que nuestros buenos sentimientos, aquellos que nos enorgullecen tienen origen sin dudas en el corazón, y a la vez nos distinguen de los de malos sentimientos, nos creemos a salvo, y siembargo a pecho abierto, el corazón no es más que un órgano con lados que bombea sangre, y funcionalmente no es diferente a ninguno. Es un alivio tambien!
Me gusta como describes los sentimientos encontrados, la fragilidad y la duda que nos invade ante determinadas ocasiones.
Te felicito San por el libro de la entrada anterior y gracias por tus palabras que me llegaron por correo.
Te mando un gran beso cariñoso
Muy bueno tu relato y los otros que nos muestras relacionados con el corazón.
ResponderEliminarUn beso
Chelo que original tu relato, aunque yo creo que el corazón de un asesino no puede ser igual, que el de una persona corriente, al menos el latir tendrá otro ritmo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos sistolicos
muy buen relato, excelente descripción en cada frase, en cada palabra...
ResponderEliminarque me dejo pensando... me encantooooo !!!!
La verdad yo también hubiese dudado, aunque dicen que la maldad está en el alma, en la mente. Pero saber que eso estuvo dentro de alguien tan malvado me da escalofrío.
ResponderEliminarAunque a decir verdad creo que con tal de salvar una vida uno haría cualquier cosa y correría todos los riesgos.
Un abrazo.
Somos humanos y las dudas siempre están ahí, sobre todo si pensamos que nos pueden perjudicar. Y por otro lado esa sensación de alargar la vida de alguien supongo que se contrapone, porque tiene una carga de satisfacción profesional y por otro lado personal y humana.
ResponderEliminarMuy Bueno, San
Besos!!
A corazón abierto... que no desnudo.
ResponderEliminar¿O se trata de dos corazones? el del "malo" y el del "bueno"
Pensé caer en una trampa, pero el final (que siempre me sorprende) me lo aclaró.
¡Corazones! creo que se les otorgan demasiadas responsabilidades, si yo fuera cabeza estaría muy cabreado.
Besos
lo primero que he de decirte, san-chelo, es que cada vez me parece que vas madurando más en esto de escribir...no, no es lisonja barata y dicha por que sí. no. es lo que realmente me parece.
ResponderEliminarlo segundo que quiero decirte es esto:
hay una serie que me gusta y que veo a las casualidades de cuando pongo la tv y que trata de un psicópata, de un auténtico psicópata, que mata a otros psicópatas...así de enrevesado es el papel que le han hecho hacer en la serie..ah, no recuerdo cómo se llama la tal serie...bien, este personaje me gusta por que el muy mamón dice que realmente no siente nada cuando mata, que tampoco siente amor..no siente como los demás, diría que es un tipo sin sentimientos,pero..y es lo que a mí me hace gracia y me encanta, resulta que vive en pareja..y la pareja está enamorada de él...y él...él sobrevive a esto disimulando, emulando a los demás...
yo me pregunto cómo demonios se puede lograr tal grado de teatralidad por parte de un psicópata...
ah, y comentando tu cuento desde el punto de vista digamos que científico el tipo ese no puede meter sus maneras de ser en ese órgano llamado corazón, con lo cual, lo único que presta a la receptora es eso, un músculo...
medio beso, san-chelo.
Planteas un buen dilema moral, al que afortunadamente muchos nunca nos tendremos que enfrentar. Y la correcta conclusión, somos todos iguales en el fondo y nuestra labor es hacer lo que tenemos que hacer.
ResponderEliminarBesos, amiga.