Solo
me había ausentado del despacho unos minutos, al regresar, la puerta estaba
abierta. Sobre la mesa alguien había dejado una botella. Junto a ella una nota
decía: -Ábrela, es para ti. Curioso la descorché, dentro había muchas palabras
escritas, al comenzar a leerlas el mundo se detuvo:
Mis quieros y tal vez los tuyos
Quiero
hacerte feliz, todo lo que alguien como tú se merece, a pesar de tus manías, de
tus normas normitas, de tus risas a destiempo o tus llantos sin sentido.
Quiero
caminar a tu lado, que tu mano me aferre, que las mías te sostengan en el filo
de tu fiebre y en los vértigos de tus miedos.
Quiero
que mi amor cale tus huesos como alegre tormenta de verano. Quiero ser el aire
fresco y renovado que se cuela entre las rendijas de tu tiempo detenido. Luz
que alumbre en equilibrio acrobático, este extraño experimento; aventura que
empieza, amor que culmina dejando atrás la estela de una huérfana tristeza.
Quiero
curar tus heridas abiertas, en las batallas del día a día. Ser la almohada
donde tus sueños descansen, el pozo donde esconder tus íntimos secretos, esos
que a nadie cuentas, esos que siempre callas.
Quiero
despejar las tinieblas que se ciernen a tu cintura, ser quien zarandee tus
pensamientos, quien trastoque tu gris monotonía.
Quiero
coserte a mí, que me acoses y me aprietes, que mi carne sea tu carne y mi boca
tu boca. Quiero que me rodees, que protejas mis dudas, mis temores con tus
brazos. Sé el centinela de mis desvelos. Que este amor no gire hacia el
desierto de un cruce de vías muertas, donde nada transita más que los
silencios.
Quiero
ser el primer pensamiento de tu día y el último de tus noches. El abecedario
que se forme en el umbral de tu boca, donde las palabras se entretejan pariendo
el sonido de mi nombre. Quiero no sentir tu ausencia, que los hielos del olvido
no me hagan tiritar de frio.
Quiero amor amarte, más
allá de la física cuántica. Acecharte, acorralarte, aprisionarte. Quiero
emborracharme con el suave roce que produce el sonido de tu voz, acostumbrarte
a mi boca que besa, que lame, que muerde…Quiero acostumbrarte a mi corazón, que
late con tu sola presencia.
Si mis quieros son los
tuyos, se que llegarás hasta mí.
Otros mensajes dentro de otras botellas en casa de Encarni.