El tren me trae y me lleva de
ti.
Cuando voy a la ciudad, sé
que te voy a ver, que voy a estar contigo, paseando por las casas escondidas,
sin hacernos preguntas, solo mirándonos a los ojos y disfrutando del momento.
Esta respiración jadeante que me ahoga el pecho ahora que lo pienso, será
después un torrente de energía saliendo de mí. Luego juntos, pegados,
acabaremos teniendo una respiración normal, casi lenta. El aire de la
madrugada, nos avisa que la noche muere, que nace el día. Cogidos de la mano,
como si fuéramos una pareja normal, ahora sí, nos perderemos por calles
transitadas por gentes como tú y como yo. Al acercarse la hora de irme,
volveré a sentir esa urgencia de tenerte, de saber que no te volveré a ver en
una semana. A veces me hundo, pero otras me envalentono y digo que será la
última…
Hasta que un día acierte.
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