Un día a la semana
tengo cita en el spa, dos en la peluquería. Tres tardes están reservadas para mi
personal trainer, que un cuerpo como el mío, no se sostiene solo con las dietas
espartanas que el endocrino me obliga a tomar. Los fines de semana son
intocables, he de viajar al extranjero de shopping, porque a esta ciudad tan
provinciana, no llega lo más cool de las pasarelas.
No es tarea fácil mantener
el estatus en el que vivo, para ello se requiere de mucha disciplina y dedicación,
a mí de todo esto me sobra, que yo soy muy firme para mis cosas. Gracias a ello
he conseguido ser la más fashion del grupo y hacerme de un fondo de armario
envidiable. Pashminas, bolsos, zapatos, collares, sombreros, faldas,
pantalones, camisas… Todo se alinea en un orden perfecto, dentro de los vestidores
diseñados a medida para mi uso personal.
Soy consciente de que muchos se
escandalizan y cuchichean a mis espaladas, porque no alcanzan a entender cómo
mantengo este ritmo de vida, trabajando en lo que trabajo. Pero lo que está
claro es que jamás se enteraran, de que no llego a fin de mes y que si lo hago,
es en números rojos.
Si queréis cotillear un poquito y saber quién más
no llega a fin de mes, visitad el blog de Gus (Juliano el apostata).