EL GUERRERO SIOUX
Se
llamaba Manolito. Desde el balcón de la abuela Martina, escondidas entre
geranios y gitanillas, las tres amigas lo espiaban cada tarde a la salida del
colegio. Le veían dar vueltas y vueltas sobre sí mismo, era un ritual extraño
para un niño. Parecía como si quisiera arrancar algo pegado a su espalda, e
incapaz de alcanzarlo, inútilmente giraba y giraba. A veces ellas le llamaban, y
él buscaba el sonido de aquellas voces. Se empinaba estirando todo lo que daba
de sí su cuerpo larguirucho, pero no veía nada, y aburrido seguía con sus giros
incansables.
Un
día Tesa dijo que ya no lo espiaba más, porque no le divertía ver a un chico
cuya vida tenía tan poco sentido, era tan bobo e insulso…
Todas
rieron, olvidándose de Manolito en tan solo un segundo.
Lo
que ellas no llegarían a saber jamás, es que Manolito en su otra vida fue un
gran guerrero sioux, y ahora en esta, su destino quiso que solo fuera feliz.
Otra vidas insípidas o no en casa de Maribel
Habrá quien le llame loco y habrá quien intente curarle para que sea una persona "normal".
ResponderEliminarEn las vidas de los demás siempre hay algo especial. Manolito era un guerrero sioux. Así que su vida no fue nada insípida. Besos.
ResponderEliminarSi es feliz así, en su inocente ingenuidad, que descanse la mente del guerrero...
ResponderEliminarUn abrazo, compi. ¿Cafelito?
Estoy viendo, que detrás de alguien de simple apariencia "insulsa", habita un ser de una riqueza infinita. No todos podemos ver lo que otros ven y sienten, es algo que deberíamos aprender: a no prejuzgar. Más allá de la vida pasada de Manolito (quien parece llevar aún resquicios de quien fue), él se divierte con esas volteretas, y como bien dices, es feliz! Con eso me basta.
ResponderEliminarMe encantó la sencillez pero a la vez el profundo mensaje que ofrece tu relato.
Besos!
Gaby*
Nuestra vida solamente es insulsa a los ojos ajenos.
ResponderEliminarEn las pequeñas cosas se puede encontrar sabor para uno, aunque los demás no lo entiendan; lo cual sucede a menudo. Me gustó mucho tu relato San. ¡Muchos saludos!
ResponderEliminarBueno, a veces uno es feliz con poca cosa, cada uno es como es. No necesitaba más, ¿Para qué?.
ResponderEliminarBien escrito
Un abrazo
¿No se puede ser guerrero sioux y feliz? Yo quiero que Manolito sea feliz (si puede ser)
ResponderEliminarUn beso.
Tema con moraleja y una moraleja de lo más pertinente.
ResponderEliminarUn beso
Lo que no sabía el indio sioux era que su padre era un derviche jiróbago que un día, en una de sus vueltas fue feliz.
ResponderEliminarBueno e imaginativo relato San.
Pondría a este relato la canción The fool on the hill, de los Beatles. Además, veo muy bien reflejado quienes eran las que llevaban una vida insulsa.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Juan Carlos, no conocía este tema y sí que le va perfectamente al relato.
EliminarUn abrazo
Una vida feliz difícilmente puede considerarse una vida insípida. Si algo persigue el ser humano a lo largo de toda su existencia, ese algo es la felicidad. Qué más da la forma en que se logre, aunque sea simplemente dando vueltas.
ResponderEliminarComo siempre, original tu propuesta.
Un fuerte abrazo.
Hay quienes la Felicidad le revolotea a su alrededor incesantemente y quienes incesantemente revolotean en su búsqueda...
ResponderEliminarGracias por enseñarme con tus letras
Besos Apache
El destino pudor darle algo mejor.
ResponderEliminarlo malo para las reencarnaciones es que consiguiendo la felicidad...se j...ó el invento, y te reencarnas en flor, piedra o árbol
ResponderEliminarClaro, ahora me explico lo de las vueltas...recordaba los pasos de la danza de la lluvia, pobre chiquillo, un incomprendido.
ResponderEliminarQue original.
muaaaakkssssss
A veces un poco de imaginación, un juego inocente... dan instantes de felicidad que muchos no saben apreciar porque no disfrutan de lo más importante, ganas de ser feliz...
ResponderEliminarToca estar contenta...
Un beso, amiga
No le tocó a Manolito ningún calificativo para vivir en esta vida, solo un estado de ánimo, pero eso no distingue, no se es médico, ni ingeniero, escritor, se es feliz...tuvo suerte!
ResponderEliminarMuy buen relato San, disfrutable como siempre
Gracias por tus lindas palabras que dejaste en mi casa, te dejo un gran abrazo
una vez mi madre me preguntó con una cara de pocos amigos que defina la palabra felicidad, entonces yo le dije todo lo que a mí me parecía la felicidad, entonces al final de mis palabras me dijo, eso a mí no me hace feliz, y entonces me dijo lo que para ella era la felicidad, entonces yo le respondí, que eso tampoco me hacía feliz, y es que somos tan iguales pero en el fondo somos tan distintos, que ni siquiera los hermanos gemelos ni mucho menos los siameses que están pegado desde el nacimiento tienen una misma idea de la felicidad, una vida insípida fue el tema que en esta semana escogieron y creo que fue una excelente idea, este relato que nos has regalado nos dice mucho de que para muchos es simplemente una vida que no sirve para nada, pero para aquellos, esa simple vida lo vale todo y darían todo por seguirla teniendo..... impresionante....
ResponderEliminarlo primero que habría dicho si le hubiera visto "es una danza sioux", : )... claro que tampoco me habría interesado mucho más.
ResponderEliminarEn mi otra vida yo fui una mesa camilla con brasero.
Un besote o dos,
rafarrojas
Siempre he estado convencida que padecemos lo que hemos sido en otras vidas.
ResponderEliminarCompleja vida esa, la de Manolito, que evidentemente en su otra vida no fue "Toro Sentado" sino "Caballo Loco"
ResponderEliminarAprendiz de indio en un mundo de vaqueros, triste aunque sea feliz.
Un texto que te deja pensando con la elegancia habitual.
Besos
Bueno, ser feliz es superinteresante! qué envidia me da Manolito!
ResponderEliminarUn beso
Una sabia decisión la de Manolito. Yo también quiero ser feliz no sólo en la próxima vida, sino también en esta.
ResponderEliminarDespués de ser un guerrero sioux, parece algo aburrida la felicidad a secas. Un beso!
ResponderEliminarSi Manolito llegó a ser feliz, consiguió la verdadera meta de un guerrero sioux, ser feliz en su medio, protegiendo lo suyo y a los suyos.
ResponderEliminarun abrazo
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