Un soplo en el Támesis
He leído en
algún lugar, que los seres humanos tardan poco más de ocho segundos en
enamorarse, a mí se sobraron siete. No sé precisar si fue la sonrisa de sus
ojos, o el pestañeo de las sílabas en su boca, o tal vez el poder leerme en la
melodía de su voz. Lo cierto es que mi corazón se quedó prendido al suyo,
mientras el sonido del aleteo de las mariposas nos envolvía en danza infinita.
En aquellos días el tiempo nos era insuficiente, nuestra necesidad por conocer
los orígenes de cada uno e intercambiar esa preciosa información, que nos hacía
sabedores de nuestros más profundos secretos, era mutua. Como recíproco era el
deseo de latir al unísono tras esos roces fortuitos, buscados y consentidos,
piel a piel. En él era yo, el yo más sincero, el que nadie alcanzaba a
imaginar, el que nadie veía. En mi era él, desprotegido de armaduras, torrente
de pasión desmedida, escribiente de versos entre la calidez de mi abrazo. Él y
yo, desatando los nudos que nos atenazaban a fuerza de caricias, fuimos uno.
Febriles desafiamos a la felicidad y nos supimos vencedores.
Hoy a
orillas del Támesis, en esta mañana en la que el viento arrastra el olor al
otoño naciente, con la esperanza de que allí donde se encuentre, lo alcance,
lanzo un beso al aire y lo empujo con un soplo.
lanzo un beso al aire y lo empujo con un soplo.
Otras historias de amores y enamorados, las encontraréis en el blog de Alfredo
¡Vaya.... vaya...!
ResponderEliminarQue lindos son esos amores.
ResponderEliminaruna linda historia bien expresada amiga San....
ResponderEliminar"mientras el sonido del aleteo de las mariposas nos envolvía en danza infinita" Me ha encantado esa frase. Muy bonito el relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Preciosa historia de amor, San!...qué delicia poder sentir con esa intensidad!
ResponderEliminarUn abrazo
Quien puede resistirse a un amor así? Bello, me encantó, sin embargo el final me pone un tanto melancólica.
ResponderEliminarUn abrazo
El tiempo que alegres devoramos al principio se dilata dolorosamente a la hora del desamor...
ResponderEliminarBss
Un bellísimo relato, pura prosa poética. Muy bien logrado y magníficamente escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un beso posado en la palma de tu mano, ese beso que queda grabado mas allá de la piel.
ResponderEliminarQue bonito lo escribiste, un placer haber llegado hasta aquí.
Un beso dulce de seda.
Y soplo...todo se va con el viento.
ResponderEliminarEl relato, es más que hermoso, pero esa frase final, roba todo el protagonismo.
ResponderEliminarPor acá se canta: "lindo haberlo vivido para poderlo contar".
Está todo dicho.... por vos, mi querida amiga.
besos
"...Febriles desafiamos a la felicidad y nos supimos vencedores..." ...el amor hace que nos enfrentemos a cualquier cosa ...el amor nos hace vencedores ...el amor es por lo único que vale vivir y morir. Un relato por demás emocionante.
ResponderEliminarUn beso.
Un beso que se lleva el viento... Él sabe dónde depositarlo, cuándo hacerlo llegar...
ResponderEliminarUna historia con esperanza, con recuerdo... un tal vez...
Me quedo con todo, porque es un fluir de sentimiento, pero destaco "...escribiente de versos entre la calidez de mi abrazo. Él y yo, desatando los nudos que nos atenazaban a fuerza de caricias, fuimos uno."
Besos enormes.
Allí donde esté, seguro que recibió ese soplo de amor, que nunca se olvida.
ResponderEliminarUn abrazo
Me parece muy romántico y liviano.
ResponderEliminarUn beso.
Ese beso que se lleva el viento, ese amor que marca la piel para siempre, ese amor.....por encima de todos los amores, me encanta como lo cuentas, besos.
ResponderEliminar"En él era yo, el yo más sincero, el que nadie alcanzaba a imaginar, el que nadie veía." me has hecho estremecer de principio a fin, y mientras leía tu escrito, un solo rostro asomó por mi memoria, una sola persona logró aflorar ese yo sincero, por dios q nunca fui tan sincero con nadie, supo ganarse en un pestañear, toda mi confianza, era completamente libre de mostrar todos mis demonios, no tenía miedo de q se asustara y me rechazara, era yo, tan libre de complejos.... y el final, tan cercano a mi vida, pues sigo sentado, no sé, si es en la misma orilla del Támesis, pero si es el mismo viento, los mismos besos, el mismo otoño y el mismo deseo.... impresionante, sencillamente impresionante
ResponderEliminardicen que no te enamoras hasta que no escuchas tu nombre de la persona de la que te vas a enamorar. No es necesario...
ResponderEliminarA LOS MUY BUENOS CAFÉS DE SÁBADO, San!!! Mercí por tu visita y gran tema el que habéis propuesto: el amor. Sobre eso soy de los que creen que el amor no pasa nunca, al menos esa es mi experiencia vital (y desde hace ya 25 + 3 años, gracias a Dios). El amor funde a dos almas en una sola y el la esencia misma de la magia más poderosa, hermosa, noble y sublime de la Creación.
ResponderEliminarUn besazo!!!
Ay que suspiro me has hecho soltar mientras te leía y llegaba al final del relato... seguro ese beso llegó a su destino, cuando se ama con el alma los besos llegan rápidos a los labios de quien tanto los anhelan...
ResponderEliminarPrecioso relato...
Besines...
De esos besos lanzados al aire entre puentes, del Támesis o del Sena, del Ebro al Océano Pacífico, sé.
ResponderEliminarVuelan, nos pintan las alas, y luego callan....
Magos son de corazones que aletean en las bocas dormidas del alma.
Gracias por tu visita, poeta.
Te sigo...
Agradecida.
Un beso.
Que hermoso describistes los sentires
ResponderEliminarLuego se espera que llegue el amor
Pero ese Tamesis parece evocar otro destino
Cariños San, y buen fin de semana!!!!
Excelente relato, casi micro, tanto como ese soplo que albergó durante un latido el amor.
ResponderEliminarGracias por acudir a mi cita.
Besos
Tu relato es la esencia de ese “en él era yo”. Tan romántico, tan sutil que ese beso seguro llegara a su destino.
ResponderEliminarBeso
Ahí, en el viento queda flotando ese beso, un beso que mantiene su sentimiento vivo, que volará y tal vez llegue a su destino.
ResponderEliminarBuen relato, como siempre. Besos.
Está comprobado que la magia del amor, hace que los recuerdos vuelvan a vivirse y que la pluma se moje en los latidos y vuele rauda al cielo como el pájaro en la aurora.
ResponderEliminarTu relato es una bella lección de amor.
Seguro que el beso llegó a su destino.
Un abrazo.
Si la otra persona cumplió con los de los ocho segundos, tendrías que esperar siete eternos segundos para saber si tu amor era correspondido.
ResponderEliminarCito:
ResponderEliminar"En él era yo, el yo más sincero", me has hecho estremecer, es precioso, felicidades
Un beso