Hay que ver dónde me fueron a sembrar; en lo
alto de una colina. Nada puebla este solanar más que mis espesas ramas. Brazos
abiertos al viento, cobijo de jilgueros, columpio que roza el cielo, entre
risas inocentes de vidas que nacen a la vida, abrigo de amantes en tórridas tardes
de verano, reposo sereno de caminantes perdidos… Bajo mis cepas los conflictos
se demoran, los miedos se atenúan, se ralentiza
el tiempo y el todo se hace nada.
Así fue durante años hasta ese fatídico día… Ahora
mírenme seco, sin alegría. No hay hojas para resguardarse ni de los rayos
suaves de la luna. Los pájaros emigraron, las voces no se escuchan. El silencio,
postigo abierto a los espectros, impuso su voluntad.
El último jueves del mes llegan hasta a
mí en peregrinación, fieles seguidores de la señora de negro vestida. Se
arrodillan y entre el llanto de tanta plañidera, recitan conjuros por las almas
que yacen en la tierra húmeda que me abona.
El primer cuerpo que el viento meció fue el de
José, el hijo del carnicero. Me pregunto qué volunto le sacudió para adornar
su cuello con la soga cruel de la cobardía. Luego vinieron otros del mismo pueblo y de pueblos vecinos, emigrantes
de la infelicidad, hasta hacerme el árbol más famoso del condado.
¡Fastidio de popularidad la mía! Quiero ser lo
que fui, una simple encina cuajada de bellotas.
Otros arboles y otros cuerpos en el blog Letra digital
Me ha encantado, ... si es que la fama se paga muy cara, eso seguro, nada como estar cuajadito de bellotas y aún así pasar desapercibido. Bsss.
ResponderEliminar"Andevasaparar" mucho mejor bellotas que ahorcados.
ResponderEliminar¿Y de los suicidas que me dices? En lugar de hacer de su muerte algo original hasta para eso son clones. ¡¡Con la de sitios sin estrenar que debe haber!!
Ahora, en este cuento no hay quién se salve. ¿A quien se le ocurrió plantarlo en el solanar y solito?
Interesante punto de vista: el del arbol.
ResponderEliminarEl añora lo que alguna vez fue: abrigo de amantes, decididamente algo mejor que ser una forma de morir.
ResponderEliminarEl añora lo que alguna vez fue: abrigo de amantes, decididamente algo mejor que ser una forma de morir.
ResponderEliminarEl arbol desea ser lo que fue, un refugio de los amantes, en vez de ser un lugar para morir.
ResponderEliminarPobre encina seca! No tiene culpa del uso que han hecho de ella los hombres. Se ha secado de pena y las primaveras pasan de largo por su lado temerosas de su mal sino.
ResponderEliminarUn beso.
El arbol que antaño fue una encina productiva ha quedado como "santurio" de vidas perdidas. Pobre gente y pobre arbol, servir de soporte a tan descarnado fin.
ResponderEliminarBss.
Ayyy, ayyy, ayyy San que hemos puesto al árbol de prota tú y yo, distintas letras, por supuesto, pero el árbol testigo forzoso.
ResponderEliminarMe gusta tu árbol inocente, besito.
Yo creo que también quisiera volver a cuando sólo era una encina con bellotas, una niña con trenzas, una inocente repleta de fantasía...
ResponderEliminarla pesada mochila de los años la llevan hasta los árboles, ya ves tu...
Un beso y un chocolate bien calentito!
Qué buena idea ponerse en el punto de vista del árbol, protagonista inmóvil de tanta historia. Enhorabuena.
ResponderEliminarBonito relato, mejor ver el árbol con vida lleno de hojas y frutos que seco y lleno de tristeza, besitos.
ResponderEliminarMe gusta lo del "volunto". Ya me había hablado de esa expresión Ana, pero nunca lo había visto escrito.
ResponderEliminarQué lástima de árbol, con el corazón roto.
También nosotros pasamos de ir a bodas a asistir a funerales.
ResponderEliminarEs un trabajo arduo pero alguien tiene que hacerlo
te he leido y no he podido evitar que viniera a mi mente, los versos de "Llanto por Ignacio Sanchez Mejías ", la luna testigo de tragedias, se apiada de la triste encina, solitaria de aves y frutos
ResponderEliminarMadre mía... desolador...impresionante!!!
ResponderEliminarBesos abisales
Me ha dado ternura el árbol implorando el amor, el color y la felicidad.
ResponderEliminarMe gusta el giro.
Un abrazo San :)
Pero que lastimita de árbol, solo con su soledad y encima con tantos espíritus perdidos. Con razón añora su paz.
ResponderEliminarBesos arbóreos
Un árbol atrapado en una fama que detesta, sin tener oportunidad de volver a ser lo que en su dia fué. ¡ Qué lástima !! Y qué mania tenemos los mortales, de seguir al projimo, hasta para elejir el sitio donde dejar de ser.
ResponderEliminarMe gusto tu inocente árbol.
Besos querida amiga.
Me a gustado mucho una bonita historia y muy diferente a las leidas
ResponderEliminarTriste destino el de este pobre encino que era árbol para el disfrute y terminó siendo recuerdo de las fatídicas decisiones de los suicidas!
ResponderEliminarUn abrazo
Mira que este árbol tiene corazoncito, y su monólogo es un canto a la vida, no a la fama por la muerte de otros. Pobretico...
ResponderEliminarUn abrazo, guapa.
Triste destino... la naturaleza es bella de todas las formas, pero los humanos a veces condenamos su belleza con negras decisiones. Alma de árbol triste.
ResponderEliminarMuy bien narrado San, le has dado voz a un árbol apesadumbrado por su suerte.
Un beso!
Gaby*
Coincidencia de òptica con Nátali, teniendo como protagonista< al árbol. Te comentaé como a ella que es lamentable que siendo el árbol símbolo de fortaleza, de fertilidad, de protección, se vea forzado al papel de sustentador de la muerte. Triste sino el suyo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Triste destino el de es árbol, ser el instrumento para los que quieren terminar con su vida.
ResponderEliminarMe gustó mucho que hayas dado otro enfoque a este tema.
Un beso enorme.
Pobrecillo encino, quién le iba a decir que acabaría rodeado de muerte...
ResponderEliminarBesos
Una pena, con lo bonita y elegante que es una encina, y ser recordada por algo tan tremendo; pero no siempre cumplimos con la función que se nos asigna.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay, que bueno. Es un relato de como pasar de ángel a demonio, solamente por un hecho, que se colgara de sus ramas el hijo del carnicero. Estupendo San. Muchos besos, amiga, y fuerte abrazo a mi amigo.
ResponderEliminarPobre árbol, le llego la fama d la forma mas trágica, mejor le hubiera ido siendo menos frondoso y menos útil.
ResponderEliminarBuen monologo, San.
Un beso
pobre encino! jeje... lástima que como dice carmen, ser recordado por algo así...
ResponderEliminarun beso... buenísimo tu aporte para este jueves :D
"El lamento de la encina venida a nada"
ResponderEliminarPrecisa y preciosa retrospectiva de árbol que siéndolo todo de lo bueno, pasó a serlo todo de lo malo.
Detalles y matices que atraen en tu exto
Besos
si lo poético fuera el inicio de lo bello, fuera el primer paso para que lo que a continuación viniera fuera del género de lo bueno. este texto tuyo debería de haber obviado el título de este jueves...pero claro, nada que comience bien promete que seguirá así por la eternidad. y supongo que siguiendo ese patrón, se comienza, has comenzado con un conjuro de poéticas frases, para luego..agg..había que luchar contra el mal...o no...quizá no...habría que aceptarlo como parte del juego de la vida...como parte del crecimiento de la vida...
ResponderEliminarjoderse, san, acabé filosofando...
medio beso.
Qué culpa tendría la pobre encina!! Pasar a la historia como el árbol de los ahorcados... qué triste!
ResponderEliminarCada uno tenemos nuestro sino, ese fue el suyo.
Muy bueno!
Besos!!
Le tocó cargar con la muerte en sus ramas... Desde dentro hay otro sentimiento, la realidad de como uno se siente. Una visión diferente... me encantó tu manera de expresarlo.
ResponderEliminarBesos
Me debato entre la sonrisa al leer el final, la belleza en la imagen de los amantes y la tristeza que trae la soga. Tres sensaciones distintas al leer tu relato. Excelente, San, excelente.
ResponderEliminarUn beso
Qué bueno! en ese instante, la encina dejé de pronunciar las palabras de siempre: "no me consta que esta persona visionara desde mis ramas, la falda de la sierra que me vio crecer" y desde entonces comenzó a describir cada uno de los convidados por la señora del vestido negro. Una perspectiva distinta.
ResponderEliminarUn abrazo, escritora :)
Este árbol cayó en desgracia, puede albergar tan hermosas cosas (los enamorados, los columpios de niños, cobijo de jilgueros) pero nunca pensó que lo que ofrecía también era hermoso para terminar con la vida. Este árbol tenía muchas virtudes, los hombres terminaron eligiendo la peor de ellas. Un beso gran aporte y gracias por la lectura.
ResponderEliminarEs como ver la vida de muchos... Es como temer que la nuestra un día de buenas a primeras se transforme en árbol seco.
ResponderEliminarEs un relato melancólico, plagado de buenas frases y giros que lo hacen muy atractivo.
Volver... a ser lo bello y bueno que fuimos, que nadie nos cambie el buen destino para lo que nacimos (casualmente o no)!
besos
ni los árboles se salvan de lo irremediable que marca el destino
ResponderEliminarLo he disfrutado. Muy bien escrito.
Enhorabuena
Déjame que te aplauda. Me encanta como este arbol repasa su existencia, recorrido desde su plenitud al revés trágico del destino.
ResponderEliminarUn abrazo
Pobre árbol. Me pongo en su piel. Quien querría semejante fama...
ResponderEliminarun abrazo!