Esperamos que os guste este cuento navideño.
Cuando sonó la
campana anunciando que el cole terminaba y las vacaciones estaban esperándonos,
salí corriendo todo lo que pude. Tenía que decirle a mamá las cosas que había
pedido a Papá Noel, aunque mamá me había dicho al verme escribir la carta con
los regalos que yo deseaba, que este año a lo mejor no podía acercarse por
casa, porque tenía mucho trabajo, y que primero tenía que atender a otros niños
de sitios lejanos, y muy, muy necesitados. Pensé que mi hermana y yo también lo
éramos. Desde que papá y mamá dejaron de ir a la fábrica, Papá Noel se había
olvidado de nosotros. Al llegar no pude decir nada, papá y mamá hablaban muy
fuerte. Mamá al verme se limpió con el pico del delantal una lágrima que rodaba
por esa cara que tanto me gustaba besar. Cuando papá salía de la habitación
dijo: te prometo que este año todo será distinto.
Esa noche, solo
mamá, mi hermanita y yo, cenamos la sopa de ajo tan rica que cocinaba mamá.
Papá no llegó a darnos el beso de buenas noches, así que me fui a dormir un
poco triste, pero soñé cosas muy bonitas. Por la mañana mi hermana me zarandeó
fuerte para que despertara, y muy sonriente dijo: ¡ven, ven, papá Noel ha
venido, ha venido! Al salir de mi habitación, no podía creer lo que veía: las
paredes del pasillo que conducían a la sala, estaban pintadas con árboles
adornados con bolas de colores. Había un sol que mirándonos nos sonreía, nubes
mullidas de blanco algodón y muchos pájaros con sus alas abiertas, imitando un
vuelo real… Ya en la sala vi a mamá sentada junto a una chimenea, tan de verdad,
que el fuego desprendía unas llamas crepitantes, y un calor muy acogedor. Guirnaldas
de flores rojas y blancas, montañas colmadas de nieve, todo era un bello
paisaje que nos conducía a un idílico lugar, ese que mamá nos contaba para
pasar unos días de vacaciones; las que ella nunca tuvo.
Bajo el árbol
pintado había dos paquetes, en los que escrito con letras preciosas ponía
nuestros nombres. Para Alberto, un tren tallado en madera. Papá Noel sabía que
yo quería ser conductor de tren. Y para María, una muñeca vestida de princesa.
Lloramos y reímos de alegría.
Cuando invitamos a
los vecinos a casa y vieron la decoración y los regalos de Papá Noel, quedaron
tan impresionados que todos querían que les adornaran sus casas y les regalaran
juguetes como estos. Mamá dice que
hemos tenido mucha suerte, papá que la suerte hay que buscarla.
Hoy mamá tiene
una tienda de juguetes, y papá decora casas que parecen palacios.
Una preciosa Navidad la que describís, hace falta poca cosa, pero mucho cariño, para hacer feliz a un niño.
ResponderEliminarCualquier esfuerzo vale la pena para hacer feliz a un/a niño/a. Solo por ellos, deberíamos hacer que la Navidad sea algo especial, que nunca puedan olvidar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espíritu de superación ante las adversidades y pocas cosas habrá más adversas que ver llorar el corazón de un niño. Me gusta vuestro cuento de Navidad aunque soy consciente de que, incluso para pintar las paredes con bellos paisajes hacen falta medios de los que seguramente carecerían. Es lo que tiene ser pobre, que faltan incluso los medios para aspirar a sobrevivir. No perdamos la esperanza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Felices Fiestas y gracias por sumaros a mi convocatoria.
Qué precioso cuento lleno de enseñanza. La suerte hay que buscarla y ese hombre supo cómo superar una mala situación guiado por el amor a su familia.
ResponderEliminarUn beso.
Hacer de la necesidad virtud. La imaginación y el no rendirse ante las adversidades hacen posible que los milagros se cumplan.
ResponderEliminarBello relato.
Un abrazo
¡Me encanta la Navidad! Y leer cuentos como este me apasiona. En días como diciembre, es necesario leer cosas así. Que la alegría está en todas partes :)
ResponderEliminarYo creo que la suerte nos encuentra y la encontramos. ¿Por qué no una mezcla de ambas posiciones?
Me instalo por aquí.
Un besito.
Miss Carrousel
Tu sí que eres generosa (si la gente supiera lo que hemos escrito cada uno...)
ResponderEliminarUn beso.
La lucha es dura, pero da frutos siempre.
ResponderEliminarPreciosa historia.
A veces en las cosas sencillas se encuentra la felicidad y esas paredes decoradas fueron mejor que cualquier regalo.
ResponderEliminarPrecioso cuento.
Un abrazo
Precioso.
ResponderEliminarLos datos que no dais intuyo que dependen de la magia inexplicable de las navidades, que funcionó tan perfectamente en esa casa. Y de algunos esfuerzos, que dieron la razón al padre. ¡Qué bien!
Abrazos a ambos, muy buena colaboración. Muy bien logrado ese narrador infantil.
Hermoso cuento de Navidad con todos los ingredientes que tiene que tener para ser maravilloso.
ResponderEliminarMe encantó el trabajo que hicieron chicos, los felicito.
Un beso!
Todo eso... y más es posible cuando se tiene un alma limpia y no se aparta uno de sus orígenes y de su infancia. :-)
ResponderEliminarSiempre he creído que los regalos que hacemos con nuestras propias manos tienen más valor que todas las horas empleadas para conseguir el vil dinero que compre un rato de ilusión, porque el tiempo que pasamos con las personas a las que queremos, el tiempo que les dedicamos, es más valioso que el oro.
ResponderEliminar¡Este cuento sí que contiene el espíritu navideño! Felicidades.
¡Cuánta nostalgia desta la Navidad! ¡Felicidades!
ResponderEliminarCuando la semilla es buena, los frutos generosos están garantidos..
ResponderEliminar=)
Muy buen texto tejido a cuatro manos!
=)
Qué bonito chicos! Un cuento de navidad con final feliz! Qué maravilla! A veces las mejores cosas las podemos hacer con nuestras manos y nuestra imaginación...no deberíamos olvidarlo nunca.
ResponderEliminarBesos
Y luego dicen que los milagros no existen... ¡En Navidad sí!
ResponderEliminarPorque la Navidad todo lo disfraza, menos los sentimientos y esos pueden con todo.
Mágico texto, excelentemente decorado.
Besos y abrazos a repartir
Querida amiga SAN:
ResponderEliminarSi no imaginamos un mundo distinto, nunca podremos lograrlo.
Deseo para ti que el 2015 sea un maravilloso año, lleno de nuevos logros y que la promesa de que tus sueños se hagan realidad, la veas cumplida.
Un abrazo inmenso!!!!
Es lo que el gobierno dice, que debe aumentar el autoempleo, pero claro, buscate las habichuelas.
ResponderEliminarEllos lo consiguieron: abrir otra ventana cuando todas las puertas se habían cerrado. Esta es la prueba más dura de todas las crisis: no todo el mundo está/mos preparados para sobrevivir a los duros tiempos. Me alegra que encontrarais un final feliz para Alberto y María, su familia -como la de tantos otros- se lo merecen.
ResponderEliminarQue el 2015 continúes transmitiendo buenas emociones con tus palabras y cariños.
un fuerte abrazo