Ahora
recuerdo, si, recuerdo.
De chiquita
paseaba los domingos de la mano de tío Saúl. Me contaron que era hermano de
papa, pero papa había muerto y no me pudo decir.
Era tía Mati, una cuñada de
mamá, la que hablaba y hablaba y decía cosas que yo no entendía. Vivía con
ella, con tía Mati, mamá era artista y viajaba mucho. En uno de sus viajes
cargó con alguna maleta más y ya no regresó. Tía Mati se hizo cargo de mí y
bien que me lo recordaba, sobre todo, cuando las estaciones cambiaban y la ropa
me venía pequeña.
Yo en esas circunstancias
cerraba los ojos, como queriendo escapar.
No ver, no escuchar, A veces salía corriendo escalera arriba, hasta la
buhardilla de la casa, una casa grande y luminosa, situada a las afueras de la
ciudad, cerca del rio. En el calor del verano, cuando los balcones se abrían para dejar paso a la
brisa de la noche, yo escuchaba el rumor de las aguas, un sonido que me
adormecía y así acunada imaginaba juegos y amigos, amigos que yo no tenía. Solo
tío Saúl decía serlo.
Cuando llegaba
el domingo, mi tía me vestía como a una muñeca. Un blanco vestido con encajes
en las mangas y unos festoncitos en el
cuello. Me peinaba alisando mi pelo. Tirante muy tirante sujetaba unas colas a
cada lado de mi cabeza. Tanto tiraba que al quitar las cintas que sujetaban mis
coletas, luego, sentía dolor en la cabeza.
A tío Saúl le
gustaba deshacer los lazos de mi pelo. Sujetaba un extremo y muy suave daba un
tironcito y la cinta de raso se dejaba caer.
Arreglada y
perfumada salía de la casa. En la puerta un coche muy grande y muy bonito, me
esperaba.
-¿No besas a
tío Saúl? Me decía con una sonrisita.
Yo obediente
besaba su rostro y un olor a naftalina se me agarraba a la garganta
provocándome una arcada, que yo, aunque una niña, tragaba.
Él comenzaba
su juego y yo me sentía fuera de él. Siempre me sentí fuera de él.
Trabajo, tema propuesto: Fuera de juego, para Cafe de palabras
Se me hizo un nudo en el estómago...la angustia de esa niña...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola preciosa, decirte que me ha encantado y que cada día escribes mejor. Voy sin tiempo últimamente, pero cuando encuentro un rato para descansar es un placer visitar a los amigos. Bsss.
ResponderEliminarCruda realidad para muchos niños.
ResponderEliminarBesos!
Me gusta mucho como relatas la historia, me has hecho pensar en esas protagonistas de Martin Gaite, ni;as que viven solas aunque rodeadas, que se tragan las cosas...
ResponderEliminarBesos
Hola
ResponderEliminarMe llamo Carla y tengo un directorio web. Me ha encantado tu blog! Tienes unos post muy interesantes, te felicito!. Buen trabajo, por ello me encantaría contar con tu sitio en mi directorio, para que mis visitantes entren a tu web y obtengas mayor tráfico.
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Carla.
Mi querida San, me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarHe pasado yo también de la mano del tío Saúl.
Un beso y buen día
Muy abierto para alguien tan imaginativo como yo. Me quitó el sueño.
ResponderEliminarNo pueden decir "NO"... lo has narrado con sensibilidad, aunque el fondo encoge el corazón, no deja indiferente.
ResponderEliminarBesos!!
por hoy... simplemente digo que me siento como el tío raúl.... una de tus más impactantes entradas, hasta me han dado ganas de escribir, gracias por compartirla.... besos!!!!
ResponderEliminarCopio a Matices, encoge el corazón.
ResponderEliminarPor otra parte, tus visiones de la infancia femenina han pasado a formar parte de mi universo, o siendo menos pretencioso, de mi barrio literario.
Abrazo, amiga.
Un relato excelente. Muy bien construido y un final apabullante aunque en nada sorprendente. Es mas real de lo que parece
ResponderEliminarMuy bonito y evocador relato.
ResponderEliminarhttps://stuffeninbavaria.wordpress.com/
uff... sin oler la naftalina...tambien se me agarró ami algo en la garganta...
ResponderEliminarestupendo relato...
Un abrazo...¡¡¡
Déjame que te cuente
www.dejamequetecuente.net